Aprende no para acumular conocimientos como un tesoro personal, sino para emplear lo aprendido al servicio del mundo. R. Steiner.
viernes, 30 de junio de 2023
¿Qué es la biomímesis?
miércoles, 28 de junio de 2023
El hombre moderno y la práctica del amor
martes, 27 de junio de 2023
¿A qué llamamos innovación educativa?
viernes, 23 de junio de 2023
Fast fashion
Hace unos años traje una reflexión sobre los cursos express de enseñanza de idiomas que apodé como fast educación en el que abordaba el falso principio del proceso de enseñanza-aprendizaje. Como todo gira en torno a producir títulos sin conocimiento y a engullir y vomitar los conceptos incorporados mecánicamente.
Hoy traemos un nuevo concepto fast fashion con el objetivo de tomar conciencia y crear un cambio de hábitos. El concepto de moda rápida surge con la comercialización de enormes volúmenes de productos que los consumidores pueden adquirir a precios asequibles. Llevamos unos años instalados en una dinámica, en el campo de la moda o de vestir, que afecta al medioambiente aparte de a nuestros bolsillos. Una forma de consumo en la que las prendas y tendencias cambian a la misma velocidad a la que cambian los gustos de los consumidores y viceversa. Se une la necesidad de la innovación en el mundo de la moda a la tendencia del consumidor de comprar y desechar compulsivamente. No hay que pasar por alto el factor social, que tiene un peso notorio en la maquinaria de la ropa. El pensamiento instaurado en el colectivo social es: "Nadie quiere ser visto o fotografiado con las mismas prendas".
El impacto ecológico de esta industria es terrible. Producir una camisa de algodón consume 2.700 litros de agua, y la industria textil genera el 20% de la contaminación industrial del agua. Nos damos cuenta del alto consumo de recursos naturales, la utilización de productos químicos y la generación de vertidos y emisiones que causa. Se encuentra entre las más contaminantes del mundo y se ha vuelto increíblemente derrochadora y perjudicial para el medioambiente.
Extraído de Bona, C. (2023). Educación sostenible. Barcelona: Plaza Janés.
jueves, 22 de junio de 2023
Equipos multidisciplinares
miércoles, 21 de junio de 2023
La gran olvidada de la educación
La sociedad ha sido tremendamente injusta con la etapa de Educación Infantil. No ya porque tiene mucho mérito estar con niños pequeños día tras día sino porque su trabajo y contribución son esenciales para que la educación tenga una buena base. Se suele decir que la universidad es la etapa más importante en la formación de una persona, y esa afirmación es casi cierta. Según los neurólogos, los primeros años de vida conforman una etapa crucial en el desarrollo del cerebro. Es el momento que más influye en nuestra vida. Durante estos años se sientan las bases de nuestra personalidad, de nuestra identidad, se define lo que más adelante seremos como adultos y adquirimos los principios que determinarán nuestra conducta individual y social. Es el tiempo de experimentar, de descubrir el entorno y comenzar a relacionarnos con este y con otras personas, de conocernos, de ir adquiriendo autonomía.
Siempre ha habido una cascada de peticiones, y siempre la presión se ejerce hacia abajo: de Bachillerato a Secundaria; de Secundaria a Primaria; y de esta a Infantil. E indefectiblemente se repite el mismo patrón: se exige que pasen con ciertos contenidos que deben haber adquirido en cada etapa. Se piden resultados, pero sería interesante plantearnos qué hemos de pensar cuando hablamos de resultados. Lo que parecería lógico sería seguir construyendo desde la base, no desde el tejado. Para eso deberíamos invertir el sentido de las peticiones, empezar a escuchar mucho más a las primeras etapas y aplicar lo que se hace en estas para mantener la continuidad.
Un símbolo de Infantil son las asambleas. Siempre comentamos la importancia del diálogo, de tener tiempo para conocerse, de compartir, y la asamblea es la llave para conseguir todo esto. ¿Por qué no se hacen asambleas en Primaria, Secundaria y Bachillerato? ¿Por qué no se hacen en la universidad, para que los futuros docentes salgan aprendidos?
Conseguir que sean autónomos, favorecer su desarrollo físico, intelectual, afectivo y social, que desarrollen sus capacidades afectivas, enseñarles a que expresen sus emociones con diferentes lenguajes o a que sepan relacionarse con el mundo, son otros objetivos que podríamos prolongar de Infantil a otras etapas.
El paso de Educación Infantil a Primaria muchas veces genera fricciones debido a que se centra el foco en sus habilidades lectoescritoras. Parece que la única misión de infantil es que salgan con un lápiz en la mano, olvidando todas las competencias en las que educan día tras día. Cada niño tiene su ritmo, la maduración se presenta en distinto tiempo y de diversas maneras en unos niños y otros. Entender que cada niño tiene un ritmo de aprendizaje es uno de los grandes regalos que les podemos hacer. Por eso es clave empezar a desterrar las comparativas entre niños.
La Educación infantil es un complejo mundo de todo menos fácil, y no basta con que te gusten los niños. Los niños a esas edades exigen de toda tu atención, y requieren respuestas inmediatas. Con cada respuesta, con cada enseñanza, estamos forjando su carácter. Desde las demás etapas debemos comenzar a mirar hacia abajo para crecer, las administraciones han de reconocer la labor que se lleva a cabo con estos niños y la sociedad debe valorar todo lo que se hace en los primeros años. No nos engañemos: Infantil es mucho más que rellenar cuatro fichas, hacer manualidades o celebrar la fiesta de la primavera. Es manipular, probar, tocar, fallar, volver a intentarlo, interiorizar las normas de convivencia, aprender a resolver problemas cotidianos, dibujar su propio mundo, crear su propio mundo... La mayoría de esos aprendizajes los adquieren jugando. El juego es la herramienta con la que niños y niñas aprenden; jugar forma parte de su esencia. Ahora bien, decir que en Infantil se pasan el día jugando es no entender de niños o entender muy poco de educación.
Extraído de Bona, C. (2021). Humanizar la educación. Barcelona: Penguin Random House.
martes, 20 de junio de 2023
Política, educación y filosofía
viernes, 16 de junio de 2023
Alimentación con consciencia ¿Cómo comemos?
jueves, 15 de junio de 2023
Azúcares y mieles en la infancia
miércoles, 14 de junio de 2023
La alimentación escolar
martes, 13 de junio de 2023
La exaltación racial y étnica frente a la conciencia de clase
lunes, 12 de junio de 2023
La religión en las sociedades industriales
domingo, 11 de junio de 2023
Pobreza y movilidad ascendente
Son víctimas de ciertos tipos de mercados de trabajo que están estructurados por la situación de la tecnología nacional, recursos de capital disponibles, situación de las empresas, instituciones educativas, relaciones con los mercados exteriores e interiores, relaciones de la balanza comercial y naturaleza del sistema de beneficios de las sociedades capitalistas... Estas no son características independientes de parte de la cultura de la pobreza suprimida, sino características o indicios de ciertos tipos de sistemas económicos totales.
De esto se concluye que, debido a factores que están fuera de su control, aun cuando los pobres se esfuercen más que las personas situadas por encima de ellos, la mayoría están destinados a seguir siendo pobres.
Extraído de Harris, M. (2021). Antropología cultural. Capítulo 16: La antropología en las sociedades industriales. Madrid: Alianza editorial.
sábado, 10 de junio de 2023
La concentración de la riqueza
viernes, 9 de junio de 2023
¿Existe una clase dirigente?
Desde un punto de vista práctico y teórico, la cuestión más importante que puede preguntarse respecto a las clases es si existe o no una clase gobernante. Paradójicamente, este es un tema sobre el que se conoce relativamente poco.
La existencia de una clase gobernante parece ser negada por la capacidad de la gente, considerada globalmente, para votar a los dirigentes políticos mediante voto secreto. Sin embargo, el hecho de que un porcentaje de la población en edad de votar no lo haga en las elecciones presidenciales sugiere que un sesgo de los ciudadanos no confía en las promesas de los candidatos o duda de que un candidato pueda hacer poco más que otro para que la vida sea significativamente mejor.
Además, es bien sabido que la selección real de los candidatos políticos y la financiación y dirección de las campañas electorales están controladas por grupos de interés especiales y por comités de acción política. Pequeñas coaliciones de individuos poderosos que operan a través de agentes, firmas jurídicas, legislaturas, tribunales, agencias ejecutivas y administrativas y medios de comunicación de masas influyen decisivamente en el curso de las elecciones y de los asuntos nacionales. La mayor parte del proceso de toma de decisiones consiste en respuestas a presiones ejercidas por los grupos de interés. En las campañas políticas, los candidatos elegidos suelen ser los que gastan más dinero.
Los que rechazan la noción de que existe una clase gobernante basan su alegación en la multiplicidad de grupos de intereses especiales. Aducen que el poder está disperso entre tantos bloques, grupos de presión, asociaciones, clubs, industrias, regiones, grupos de renta, grupos étnicos, provincias, ciudades, grupos de edad, legislaturas, tribunales y sindicatos que ninguna coalición sería suficientemente fuerte como para dominar a todas las demás. Según el economista John Kenneth Galbraith no existe clase dirigente; hay solo un poder de compensación. Pero la cuestión crucial es esta: ¿existe una categoría de personas que compartan un conjunto común de intereses subyacentes en la perpetuación del statu quo y que, en virtud de su extremada riqueza, sean capaces de imponer límites a los tipos de leyes y políticas ejecutivas que se ponen en vigor y se cumplen? La evidencia de que existe esta categoría de personas se basa principalmente en estudios de grado de concentración de la riqueza en empresas gigantescas y familias ricas. Este tipo de datos, por sí mismos, no pueden demostrar la existencia de una clase dirigente, pues sigue existiendo el problema de vincular a los consejos de administración de estas poderosas empresas y a los líderes de familias con decisiones sobre asuntos cruciales como la tasa de inflación, el desempleo, el servicio de sanidad nacional, la política energética, la estructura fiscal, el agotamiento de los recursos, la contaminación, el gasto militar... No obstante, la extraordinaria concentración de riqueza y poder económico muestra que al menos hay una posibilidad real de que tal influencia llegue a ejercerse.
Extraído de Harris, M. (2021). Antropología cultura. Capítulo 16: La antropología de una sociedad industrial. Alianza editorial: Madrid.
jueves, 8 de junio de 2023
Burocracia industrial y alienación
La automatización de las oficinas, tal y como se está introduciendo actualmente, requiere que una gran cantidad de personas introduzcan los datos, pulsen los botones adecuados, cumplimenten formularios para el ordenador con perfecta exactitud y alimenten de formularios al ordenador, actividades todas ellas tediosas. Cada trabajador debe disciplinarse de acuerdo al sistema impuesto por la máquina. Con mucha frecuencia, los administrativos trabajan con terminales de ordenador que han sido estrictamente programados para realizar solo una tarea.
miércoles, 7 de junio de 2023
Antropología aplicada: investigación, teoría y acción
martes, 6 de junio de 2023
Masculinidad, guerra y complejo de Edipo
Para Freud, la agresividad y los celos sexuales de los hombres eran instintivos. Tanto la guerra como el complejo de Edipo son productos de este instinto de agresividad. Sin embargo, se dispone de numerosos elementos de juicio que indican que la agresividad y los celos sexuales característicos de la personalidad masculina son causados por la guerra, en tanto que esta viene determinada por tensiones ecológicas y político-económicas. Del mismo modo, el complejo de Edipo no puede ser considerado en sí mismo como la causa de la guerra, sino como la consecuencia de tener que entrenar a los hombres para que arriesguen sus vidas en el combate. Donde quiera que el objetivo de las instituciones de educación infantil sea producir varones agresivos, manipuladores, valientes, viriles y dominantes, es inevitable alguna forma de hostilidad cargada de sexualidad entre los varones más jóvenes y los de más edad. Pero esto no significa que el complejo de Edipo sea una expresión inevitable de la naturaleza humana. Más bien es un resultado predecible del entrenamiento que sufren los hombres a fin de ser combativos y masculinos.
Extraído de Harris, M. (2021). Antropología cultural. Capítulo 14: Personalidad y sexo. Alianza editorial: Madrid.