martes, 29 de septiembre de 2020

Una educación hacia la libertad

La escuela, patria espiritual de los niños

Sobre toda la tierra se extiende actualmente un profundo descontento y una desconfianza insuperable ante la escuela. En el campo de la pedagogía tampoco se está ya de acuerdo en enfocar las cuestiones de educación solamente desde fuera, desde el punto de vista de lo útil, de la aparente modernidad, con laboratorios y aparatos sofisticados. La tendencia existente de hacer de los niños, cada vez más y más, pequeños estudiantes precoces y convertir las escuelas en universidades horroriza a familias. En todas las reformas predomina un pensamiento científico-materialista, que afecta a la escuela teniendo menos conocimiento del ser humano y guiándose menos por su espíritu.

Se demuestra que una pedagogía que recibe sus líneas de orientación, conocimientos y métodos prácticos del mismo ser humano viviente, no se pasa de moda y es capaz mediante el aumento de sus facultades educativas, crecer con el niño y a través del niño. La oportunidad de recibir una preparación escolar que despierte las fuerzas interiores es la intención que brinda la Pedagogía Waldorf.

Adaptado de Rudolf Grosse, Director de la Sección Pedagógica de la Universidad Libre del Goetheanum, Domach. Suiza.


El arte de educar como renovación social.

El movimiento de las Escuelas Waldorf se siente estrechamente vinculado con los destinos pedagógicos y los cambios de nuestro siglo. La nueva escuela debe dirigirse hacia una escuela libre basado en un modelo social vivo: la educación ha de llevarse a cabo como un obrar artístico en un ambiente creador y libre. El funcionamiento de esta escuela no puede ser autoritario, solo es posible a través de una colaboración amistosa, llena de confianza entre alumnos y maestros, padres y amigos. Cuyos programas no se apoyen en formas escolares tradicionales. Las escuelas Waldorf, en vez de ejercer presión con exámenes y exigencias de rendimiento, fomenta el desarrollo individual. Se enseña en la misma medida a penetrar en los conocimientos, como también experimentar mediante el quehacer creativo. Los maestros han de enseñar y educar incluyendo asiduamente en clase los elementos práctico-manuales y artísticos. En sus reuniones de claustro semanales someten su trabajo a un minucioso análisis; estas reuniones son una permanente formación y renovación profesional.

Adaptado de Ernst Weissert, Presidente de la Asociación de Escuelas Libres Waldorf.

viernes, 25 de septiembre de 2020

Democracia y Educación

La escuela, por una parte tiene la responsabilidad de enseñar las ventajas del sistema democrático; por otra, es cómplice de la hipocresía inherente a las democracias contemporáneas. Un sistema de gobierno en el que ciertos elementos de la élite, que se apoyan en la comunidad comercial, controlan el estado mediante el dominio de la sociedad privada, mientras que la población observa en silencio. La democracia es un sistema en el que las decisiones son tomadas por las élites y ratificadas públicamente.

Las escuelas son como centros de adoctrinamiento, en tanto que imponen la obediencia, bloquean todo posible pensamiento independiente e interpretan un papel institucional dentro de un sistema de control y coerción.

La clase gobernante no pide disculpas por la función antidemocrática de las escuelas, se espolea a los gestores culturales de nivel medio (expertos, profesionales y maestros), mediante un sistema de recompensas, para que propaguen el mito de que la escuela es un espacio democrático en el que se enseñan los valores democráticos. Como gestores culturales, los maestros apadrinan estas verdades teológicas (o incuestionadas), de forma que legitiman la función institucional desarrollada por las escuelas dentro de un sistema de control y coerción.

Las escuelas, centros de adoctrinamiento y obediencia impuesta, lejos de favorecer el pensamiento independiente, a lo largo de la historia, no han dejado de interpretar un papel institucional dentro de un sistema de control y coerción (teoría del poder de Michael Foucault). Una vez que se te ha educado, se te ha socializado ya de una manera que respalda las estructuras de poder que, a su vez, te recompensan generosamente. Los maestros son como otros profesionales, expertos o consultores, que proporcionan autoridad con su labor, a cambio de importantes beneficios. Se espera de los maestros que se comprometan con cierto tipo de reproducción ética, social, política y económica, diseñada para moldear a los estudiantes a imagen de la sociedad dominante.

Tenemos un modelo educativo colonial, muy elaborado y diseñado fundamentalmente para formar a los maestros con métodos que devalúan la dimensión intelectual de la enseñanza. El objetivo principal es continuar discapacitando a los maestros y estudiantes, de forma que caminen irreflexivamente a través de un laberinto de procedimientos y técnicas. El sistema educativo no fomenta el pensamiento crítico e independiente. Nuestras escuelas democráticas se basan en un enfoque instrumental y acumulativo que normalmente impide el desarrollo de la clase de razonamiento con la cual se puede leer el mundo críticamente y comprender los motivos y relaciones que subyacen a los hechos. Este enfoque instrumental se caracteriza por la realización de ejercicios rutinarios, que no exigen esfuerzo ni tratan temas importantes, y que son repartidos como preparación para exámenes por maestros que no escriben más que galimatías, en imitación de la palabrería psicológica que los rodea. Los Departamentos Estatales de Educación reafirman su control sobre el currículo escolar mediante la estandarización de exámenes oficiales, adquiriendo más vigencia este tipo de educación instrumental y acrítica ya que la enseñanza se confía a los exámenes, mientras que se desatiende el aprendizaje que ha de guiar la relación del yo con la vida pública y de la responsabilidad social con las peticiones más generales de la ciudadanía. En este proceso, los maestros favorecen el aprendizaje rutinario y la simple memorización de hechos, mientras que sacrifican el análisis crítico del orden sociopolítico (aún cuando este orden empieza por crear la necesidad misma de la educación).

Las metas de la educación a los requerimientos pragmáticos del mercado,forma a los estudiantes para que sean trabajadores sumisos, consumidores expectantes y ciudadanos pasivos, la sociedad se ve forzada a crear estructuras educativas que adormezcan la capacidad crítica de los alumnos, con miras a domesticar el orden social y asegurar así su autopreservación. Crea patrones educativos que incluyen acciones que procuran la domesticación de la conciencia y su transformación en un recipiente vacío. La educación, dentro de esta práctica cultural dominadora, queda restringida a una situación en la que el educador, que sabe, transfiere un conocimiento preexistente al estudiante que no sabe (educación bancaria de Paulo Freire).

La cultura corporativa aumenta su control sobre la escuela, la función de los maestros se ve reducida a imponer una verdad oficial, predeterminada por un grupo reducido de personas que analizan, ejecutan, toman las decisiones y mueven los hilos en el sistema político, económico e ideológico. Para poder llevar a cabo esta tarea de educación, los maestros han de tratar a sus alumnos como vasijas vacías que se deben rellenar con ideas predeterminadas y, generalmente, desconectadas de la realidad social que los envuelve, así como cualquier valor de igualdad, responsabilidad y democracia. Se premia al que colabora con su propia idiotización, hasta convertirse en el llamado buen estudiante que repite lo oído, que renuncia al pensamiento crítico, que se adecúa a los modelos que le ofrecen y que ha de contentarse con recibir contenidos impregnados de una ideología esencial para los intereses del orden sagrado.

En su alienación, se niegan a aceptar el conocimiento que les ha transmitido un sistema ideológico y doctrinal que falsea la realidad y distorsiona su imagen, con la esperanza de que los estudiantes se acomodarán a vivir en la mentira. Es por esta razón por lo que un gran número de estos estudiantes subordinados planta cara a la educación doctrinal, utilizando el recurso de abandonar los estudios.

La escuela procura mantener la hegemonía cultural y económica vigente en las sociedades llamadas abiertas y democráticas, para lo cual recurre a la propagación de mitos. Los mitos son persistentes porque no se los cuestiona; son convincentes porque ofrecen un retrato simplificado de una realidad compleja; y son antirrealistas, porque disfrazan la verdad. La enseñanza de la verdad sin disfrazar supone una auténtica amenaza para el sistema doctrinal. Un maestro al que se paga para que proteja el sistema doctrinal e ideológico vigente tendrá escaso interés en enseñar a sus estudiantes ciertos aspectos que puedan tambalear el sistema operante y establecido.

La incapacidad de percibir estas contradicciones tan evidentes es un componente clave de la manipulación ideológica, que suele producir una desarticulación de los conocimientos adquiridos, alejando así a los observadores de una comprensión crítica y coherente del mundo en el que viven.

La adquisición de la suficiente claridad de ideas exige un alto nivel de claridad política, algo que la ideología dominante intenta eliminar por todos los medios ya desde la escuela y que se adquiere a base de cribar el flujo de información y relacionar unas piezas con otras hasta que se logra una comprensión global de los hechos y su razón de ser. Las personas que han sido educadas bajo un modelo domesticador, de transferencia (o incluso imposición) de conocimientos, no son capaces de interconectar las piezas y distinguir. En parte, ello obedece a que los maestros y políticos de tres al cuarto que, como la mayoría de expertos han aceptado ciegamente la ideología dominante, son técnicos que, en razón de la educación domesticadora que se les ha transferido en la línea de montaje de fábrica de las ideas, e impulsados por este conocimiento engañoso, no suelen llegar a desarrollar una comprensión del mundo crítica y coherente. Este tipo de pensamiento domesticado hace posible que nos pongamos de parte de los líderes políticos que realizan el ritual de exigir la protección de los derechos humanos en todo el mundo, pero que no reconozcamos la complicidad de estos mismos líderes en la violación de los derechos de los ciudadanos.

Uno de los componentes centrales de esta pedagogía de las mentiras diseñada por la ideología dominante para impedir el desarrollo de una comprensión crítica de la realidad, es la creación de ilusiones necesarias y simplificaciones en gran escala y de gran poder emotivo… para que el rebaño desconcertado (la masa ingenua y mentecata) no se vea aturdido por la complejidad de los problemas reales que, además, tampoco sabría cómo resolver. La escuela y la universidad intentan frenar el desarrollo de una educación más crítica.

Antes de dotar de sentido una descripción de la realidad en el nivel de las palabras, es necesario leer el mundo, esto es, las prácticas culturales, sociales y políticas que lo conforman. Tenemos que basarnos en aquellos modelos culturales que son responsables de nuestros cuentos.

Una pedagogía de la esperanza, por la cual se invita a los estudiantes a que descubran por sí mismos la naturaleza de la democracia y su funcionamiento. En este proceso, los estudiantes abandonan su posición de meros objetos y se convierten en agentes de la historia, a la búsqueda incesante de la verdad. Los maestros han de cesar en su complicidad con la educación tecnocrática que los desintelectualiza y hace que trabajen fundamentalmente para reproducir, legitimar y mantener el orden social dominante, que les reporta beneficios.

La escuela representa a la vez la ideología dominante y la posibilidad de lucha y resistencia, y que debería ser defendida por grupos diversos, ya que desempeña un papel fundamental en preparar a los estudiantes para que asuman la responsabilidad de expandir los horizontes de la democracia y la ciudadanía crítica. Uno de los desafíos a los que nos enfrentamos los educadores es descubrir qué resulta históricamente factible en la línea de contribuir a la transformación del mundo, originando un mundo más redondeado, menos anguloso, más humano.


miércoles, 23 de septiembre de 2020

Los últimos cursos de la Escuela Waldorf (Secundaria y Bachiller)

Se pone de manifiesto que los años escolares, por regla general, adquieren un significado mayor si el niño puede empezar temprano, a ser posible en el primer curso; si puede atravesar las crisis del noveno y del duodécimo año de vida bajo la protección de la entrañable autoridad del maestro tutor y de la comunidad de su clase; si sustentado con el aliento anímico correcto, con unos intereses independientes y vigorosos, está preparado para el cambio de la pubertad. Pues las crisis de la pubertad ha de ser dominada antes de que aparezca. Lo más importante para el desarrollo interior durante los años de la adolescencia es el continuo contacto con personas adultas que sienten su personalidad. En una edad en la que el proceso de madurez se desequilibra con frecuencia por diferentes motivos, este contacto es más esencial que nunca.

La enseñanza en los cursos superiores de una Escuela Waldorf se propone contribuir a fundamentar una actitud ante la vida que no sea científica solamente en la superficie, sino también en la profundidad. Los primeros pasos en esta trayectoria han sido dados ya en los últimos años de la primaria. Ahora, a partir del noveno curso, tienen lugar en las clases cambios radicales que apuntan en la misma dirección, pero que van mucho más lejos.

Las clases son impartidas por maestros especializados en un campo o área. El maestro en esta etapa ya no tiene una autoridad que se sobrentienda. No obstante, es importante que los alumnos tengan respeto por su conocimiento de las materias y por su capacidad pedagógica. Tiene que estar dispuesto sin embargo a dar cuenta de todo lo que dice, tanto en el plano profesional como también en el humano. Todas las afirmaciones pueden ponerse en duda y todas las dudas justificadas son dignas de ser tratadas. Por lo que gran parte de las clases se componen con frecuencia de conversaciones y discusiones. Se quiere conseguir una actitud objetiva también en la esfera de las emociones.

Las materias que se ofrecen a los alumnos en los años de la secundaria son muy copiosas. Los estudios les exigen cada vez más un trabajo independiente en los cuadernos de período pedagógico, en las redacciones para casa y en informes. En los cursos 11º y 12º se realizan además trabajos individuales concienzudos que ellos mismos eligen libremente. Algunos eligen una tarea artística otros investigan un problema científico o hacen una serie de experimentos.

En la práctica se pone de manifiesto que los alumnos que asistieron desde un principio a una Escuela Waldorf, en la mayoría de los casos, poseen unas condiciones previas muy notables para este modo de trabajar. Su intelecto no ha sido requerido demasiado temprano, y no han tenido que asimilar antes de tiempo un exceso de conocimientos abstractos. Acogen con interés todas las materias y todas las nuevas perspectivas que esperan encontrar en los cursos superiores. Su postura está marcada por un espíritu de crítica despierto y no por un escepticismo cansado y falto de interés. Su participación se hace especialmente activa cuando se trata por ejemplo de aclarar importantes cuestiones vitales del ser humano mediante hechos científicos. La necesidad que sienten de formar juicios propios en las cuestiones del saber, conduce con frecuencia a desarrollar un interés por la libertad determinada científicamente.

La meta que tienen ante sí los maestros de las asignaturas de ciencias de la secundaria es una enseñanza orientada “fenomenológicamente” que prefiere caracterizar en lugar de definir y que pone a los alumnos en condiciones de entender y juzgar los conceptos científicos y los fundamentos de algunos modelos de ideas hoy en día representativos; enseñar de tal manera que el maestro no solamente ponga diferentes alternativas del pensamiento a disposición de los alumnos, sino que también pueda comprometerse hasta cierto punto con cada una de ellas. Proporcionar vivencias plásticas.

También han aprendido a observar su propio pensar. Aprenden a tener la vivencia de cuándo piensan correctamente y cuándo con errores. Esta vivencia es esencial. La sensación de estar seguro y consciente, sobre el fondo de la verdad tiene lugar cuando dejamos hablar en nosotros al problema mismo con su contenido de ideas, cuando percibimos en nosotros el objetivo del problema.

No deberíamos olvidar nunca que muchos alumnos difícilmente volverán a estudiar en su vida: química, física u otras ciencias. La imagen, la impresión que les damos de los más difíciles dominios modernos del concepto científico del mundo, deberán ser impresiones para toda la vida. También aquel que más tarde realice estudios de ciencias debería albergar la impresión de que los más grandes investigadores de hoy día, aún luchan por conocimientos de causas. El maestro debe provocar en primer lugar el asombro en el alumno. Luego este sentirá también el deseo de entenderlo. Es injusto que se intente pasar al instituto en forma simplificada dominios superiores y abstractos de las ciencias que en realidad solamente pueden ser entendidos en la universidad.

La comprensión de muchos procesos ha costado a la humanidad bastantes esfuerzos. Se privaría a los alumnos de experiencias esenciales si no se les hiciera participar de los descubrimientos fundamentales. Para este campo de la enseñanza es muy importante que el maestro no se limite a hablar él mismo, sino que cree continuamente un ambiente favorable para las preguntas de los alumnos, para su gusto por la experimentación y para su necesidad de comprender poco a poco las múltiples experiencias, para su anhelo no siempre consciente de tener la vivencia de la naturaleza como totalidad.

El deber de la enseñanza escolar es presentar con toda nitidez los problemas mundiales actuales y las proposiciones más importantes que se han desarrollado hasta ahora para su superación.


domingo, 20 de septiembre de 2020

Los ocho primeros cursos en la Escuela Waldorf (Ed. Primaria)

El problema de la madurez escolar

Los psicólogos de diferentes países no están de acuerdo por entero sobre las condiciones que han de exigirse a un niño a fin de considerarlo capacitado para asistir a la escuela. Sin embargo, en un punto coinciden todos: una de las cualidades más importantes es la facultad de poder estarse quietos, sentados en una silla, trabajando. La capacidad de concentración denota un cambio tan marcado en la vida de un niño, que hace legítima la pregunta ¿cómo se forma esta capacidad?

Mientras que el niño se encuentra en la edad preescolar, es decir, durante el período de crecimiento intensivo, estas fuerzas sanas, vivificantes están completamente unidas al cuerpo físico. Poco a poco, una parte de estas fuerzas es liberada de su función biológica, y queda entonces disponible como capacidad de aprender, como la facultad de trabajar a nivel anímico, mientras el cuerpo se encuentra durante algún tiempo en relativa tranquilidad.

Ha llegado la hora de entrenar la memoria y el carácter, conducir la fantasía y el temperamento por vías saludables. El niño en edad escolar, que, sentado en su sitio dibuja inclinado sobre su cuaderno, puede considerarse como testimonio de la existencia de las fuerzas formadoras que quieren formar y crear.

Los niños en la edad preescolar, en el fondo no les preocupa gran cosa lo que les digamos para reprenderles y para enseñarles, pero sí les hace mucha mella los actos y los sucesos que perciben a su alrededor. Junto con el despertar de las nuevas fuerzas formadoras anímicas adquieren una capacidad que poseerán para el resto de su vida y que es una de las facultades más importantes: concebir lo que dice otra persona y elaborarlo en propia consciencia.

Muchos investigadores aseguran que no existe una edad general de madurez escolar. No se ha logrado descubrir ningún rasgo fisiológico característico. Esta edad es en la que los niños aprenden a trabajar individualmente y con concentración y a cooperar de forma ordenada. Especial característica es la transformación que experimentan en el pensar.

Aprender a leer y a escribir antes de esta edad tiene como consecuencia, según Rudolf Steiner, una debilitación física, pues este aprendizaje requiere fuerzas interiores que el niño aún necesita para el desarrollo puramente orgánico.


El maestro tutor

A lo largo de ocho años les saludará todas las mañanas y cada día el maestro tutor imparte la “clase principal” y a ser posible alguna que otra asignatura en su grupo. Ocho años es mucho tiempo. Los alumnos atraviesan una serie de profundas transformaciones y el maestro también. La misión del maestro se va convirtiendo de diversas maneras en la de un amigo mayor. “Sus niños” han pasado de la infancia a la juventud. El maestro deberá transformarse junto con sus alumnos. Ellos son además la mejor ayuda en este camino de la autoeducación.

El amor por los pequeños tiene que convertirse, paso a paso, en amor a la realización de la educación, al trabajo con los niños, al interés por el mundo y a la evolución del hombre. En el segundo septenio, en la etapa del maestro tutor, el contacto ha de ser anímico. En el tercero si esta unión anímica se encamina cada vez más claramente hacia contenidos espirituales comunes, pues el tercer septenio necesita este amor espiritual amistoso, el entusiasmo común entre personalidades que colaboran libremente en mutuo contacto humano. Por amor a la individualidad espiritual de los alumnos, sigue la marcha de sus destinos con continuo interés interior. Conduciendo cuidadosamente las relaciones humanas, el maestro tutor puede dar de vez en cuando una ayuda substancial para la vida. Esto presupone que el maestro, en la preparación de las clases incluya la profunda contemplación de la imagen de cada uno de los niños dentro de su corazón. Durante estos años es preciso que estructure su trabajo de forma que los alumnos se hagan cada vez más independientes, consiguiendo que el apego personal al maestro se transforme en apego a la escuela y preparando el paso a la secundaria.


¿Autoridad o libertad?

Para los niños tener cerca de sí a una persona en la que puedan apoyarse y hacia la que puedan mirar con profundo respeto es muy importante. Pues autoridad es un trayecto necesario en el camino que conduce a la libertad.


La necesidad de imágenes

Los niños piensan en imágenes. Este modo de pensar alcanza su punto culminante entre los seis y diez años más o menos, y al acercarse la pubertad se transforma en el gusto por la causalidad y en la capacidad de operar con conceptos abstractos. Una riqueza de imágenes de forma muy dinámica genera una intensidad sorprendente de la voluntad por comprender y aprender.


La letra partiendo de la imagen

Consonantes y vocales se diferencian, ya nada más empezar a aprenderlas, en fonemas del mundo y fonemas del alma. Así la escritura precede a la lectura. Durante el primer curso se introducen todas las letras y los niños leen solamente lo que ellos mismos escriben. Hasta el segundo curso no se practica la lectura metódicamente, dando también prioridad a lo que ellos mismos escriben y utilizando muy poco el libro de lectura.

Los niños han vivido hasta ahora en un mundo concreto, en el que cada cosa era aquello que representaba. Con las letras no ocurre lo mismo. De por sí no representan nada: solamente significan algo. La persona que aprende a leer, entra en un mundo de signos abstractos. Este cambio es para muchos niños más difícil de lo que creemos. Un síntoma de este problema es la legastenia (dificultad para leer y escribir), que hoy día cada vez es más frecuente en muchos países.


El aprendizaje del cálculo.

Siempre se practican las cuatro operaciones fundamentales a la vez. El maestro, al contrario que en la escritura y en la lectura, en el cálculo puede avanzar con bastante rapidez. Este modo de proceder analítico tiene en un principio la ventaja de estimular con más facilidad el trabajo libre y creativo. Las regularidades ocultas en los números, no solamente despiertan en los niños el afán de investigar; despiertan y forman también el pensar de una manera sana y conforme a la realidad.


Narraciones para problemas de la vida

Los niños tienen la vivencia de sí mismos y las consecuencias de sus actos, con toda la atención e interés que brindan a una historia emocionante y a sus héroes, sin darse cuenta, en un principio, de que se contemplan a sí mismos. Un momento de profundo conocimiento de sí mismo.


Los doce años de edad

Después de la “crisis de los nueve años”, la mayoría de los niños entran en una etapa armoniosa; los niños de diez años son tremendamente activos y suelen tener muy buen humor. Cuando el niño de diez años está en su apogeo, presenta una imagen de equilibrio tan rica en facetas, que se manifiesta como la expresión perfecta de la fuerza creadora de la naturaleza. A la edad de once y sobre todo de doce años esta imagen cambia considerablemente. El esqueleto se hace más pesado, y los movimientos pierden su donaire, se hacen torpes y recios. El afán de oposición aumenta. La profunda transformación interior que aparece como efecto secundario de la pubertad física, proyecta sus sombras con anticipación. Pero también su luz: hay fuerzas del intelecto y sentido de la responsabilidad que es preciso que el maestro alimente, para ver surgir la hermosura y fuerza de esta edad. En las profundidades, desconocidas hasta ahora, de los sentimientos, soledad y verdadera amistad, egocentrismo e interés abnegado por las cosas, muerte y amor se convierten en experiencia personal. La vida individual de los sentimientos despierta, transforma la relación con el propio cuerpo, con el medio ambiente, con las ideas e ideologías; se refleja tanto en su interés por el mundo y capacidad de amar, como también en la capacidad de comprender causalidades y de emitir juicios. Durante estos años se incluyen asignaturas nuevas que requieren un razonamiento independiente y actividad propia.

viernes, 18 de septiembre de 2020

Algunos elementos básicos de la pedagogía Waldorf

El ritmo del día

Todo niño vive en un ritmo de vigilia y sueño, de aprender y olvidar. Si al elaborar los horarios y la distribución de las materias, se toma en consideración el ritmo diurno y todo el ciclo del año, el arte de educar adquiere particularidades metódicas: se tiene en cuenta el ritmo del día; la enseñanza por períodos pedagógicos intensifica la concentración del niño; las prácticas artísticas sirven como educación de la voluntad; la palabra hablada actúa sobre la vida emotiva.

Nadie exigiría a un adulto llevar a cabo un programa diario tan abigarrado; sería poco racional. Sin embargo, al escolar se le impone un horario caótico basado en un principio semejante. Un procedimiento así ejerce una influencia destructora sobre las fuerzas de concentración del niño. En las escuelas Waldorf, tratamos de estructurar orgánicamente el trabajo de cada día.

Durante la mañana el niño tiene más facilidad para las tareas intelectuales. Por eso la jornada escolar empieza en las materias que exigen mayor saber y comprender, pensar y abstraer. Todas las mañanas, durante varias semanas consecutivas, se imparte la “enseñanza por períodos” la misma asignatura en la clase principal, o sea, en una unidad lectiva mayor de unas dos horas de duración.

A continuación siguen las clases de las asignaturas que requieren una constante repetición rítmica: lenguas extranjeras, euritmia y deporte, música y religión. Los trabajos manuales, experimentos científicos, jardinería… se dejan para el final de la mañana o para la tarde. Así, después de las clases que consisten en ejercicios que se repiten, siguen las ocupaciones de índole artístico-práctica. También las tareas para casa deben tener este carácter: practicar, ampliar, adquirir destrezas.

De este modo se intenta estructurar la jornada escolar partiendo del ritmo natural del día. Oscila entre captar y experimentar y realizar y crear por otro. Si se dedica demasiado tiempo a la reflexión, los niños palidecen y se fatigan.

Para que la enseñanza produzca efectos saludables por un lado y asimilación de las materias por otro, es preciso que el maestro tenga en cuenta la necesidad de olvidar (consultar con la almohada). El estado de la consciencia durante el sueño no implica la extinción de nuestra actividad, sino su transformación y esclarecimiento. La forma en que la materia impartida, así como las vivencias del día anterior, reaparecen en el alumno a la mañana siguiente es de máxima importancia, tanto para el maestro como para el niño. Olvidar viene a corresponder a dirigir, o sea, transformar un alimento en energía y capacidad.

La “clase principal” se inicia con la “parte rítmica” que puede durar hasta 20 minutos. Sirve para despertar a los niños, los une como comunidad escolar y les entona para la clase propiamente dicha. Los ejercicios rítmicos cultivan el caudal lingüístico mediante diversos ejercicios de dicción. Luego, del repaso de los temas tratados el día anterior se saca el resumen, la profundización moral, la ley natural extraída de los experimentos realizados en la víspera, el enjuiciamiento emotivo de la vivencia de las figuras históricas vistas… Posteriormente vienen las exposiciones del maestro y la puesta en práctica. La clase termina con narraciones.


Plan cíclico

Los períodos del primer curso son largos y poco diferenciados todavía. Más tarde, los períodos de la clase principal, que duran de tres a cuatro semanas, se van especializando y diferenciando cada vez más. Cada uno de ellos se dedica a un área el tiempo suficiente como para que los niños sientan haber logrado algo nuevo: lengua materna, física, geografía… Se introducen ejercicios, resúmenes sobre las narraciones del maestro, pequeñas evaluaciones con el fin de proporcionarles a los alumnos la satisfacción de saber o el estímulo para practicar mejor y con más aplicación.

La misma asignatura se imparte dos veces al año, en total alrededor de 8 semanas (2 meses). El intervalo entre dos períodos de una misma asignatura significa lo mismo que la noche entre dos jornadas escolares. Para que los conocimientos se conviertan en capacidades, el recordar y reencontrar lo sumergido tiene la misma importancia que el despertar después del sueño. Algo muy significativo es que aquella materia aprendida con entusiasmo, convertida en sí en una gran imagen, muestra, al ser “re-pasada”, un mayor grado de madurez, una facultad que ha crecido entre tanto. Incluso aquello que no se ha comprendido del todo puede resultar repentinamente fácil y evidente al reaparecer. Posibilidades tan grandes para concentrar y activar el interés de los niños y para estructurar las materias formando imágenes tan completas y memorizables.

El plan de la enseñanza por períodos pedagógicos resulta adecuado para otras asignaturas como las actividades manuales, técnicas y artísticas y en cursos superiores.

Nuestra condición de adultos, nos planteamos temas que elaboramos intensamente durante un tiempo, hasta alcanzar la meta que nos habíamos propuesto, para luego pasar a otros asuntos. Este procedimiento ejerce una influencia beneficiosa y disciplinadora sobre el niño.


Práctica artísticas

En los cursos elementales, la pintura, el dibujo, el modelado, la ejecución musical, la recitación y la escenificación dramática se hallan entretejidos con la enseñanza de todas las asignaturas. Muchas de estas se representan ocasionalmente en pequeños juegos escénicos donde despiertan el interés tanto de los pequeños como de mayores. Las escuelas Waldorf no pretenden formar especialistas en la edad escolar, sino personas con intereses polifacéticos.

No existe mejor educación de la voluntad que el practicar algo con insistencia y alegría una y otra vez, precisamente cuando hay que vencer dificultades y obstáculos. El maestro lo cultiva de una forma viva y llena de fantasía. Sus impulsos, su alegre interés por el proceso creativo del niño, renuevan y profundizan constantemente la disposición de este para el trabajo.


La palabra viva

Por muy ingeniosos que sean los recursos didácticos y los libros de texto, tienen poco valor si se les compara con el factor humano predominante: las capacidades y la dedicación de un ser humano, el maestro. El maestro contribuirá a superar el peligro de la subjetividad orientando su enseñanza hacia el interés por la materia, desviándola de su propia persona. Dicho hilo lo va confeccionando el maestro con miras a la condición específica del grupo que tiene a su cargo y al efecto pedagógico de la materia. De muchos libros saca sus conocimientos, y del conocimiento del hombre, el significado pedagógico de cada área. Si el maestro elabora él mismo su exposición oral, esta forma de trabajar presupone una preparación a fondo de la lección. Nos abre la posibilidad de adentrarnos en las individualidades y destinos que lo componen. Cuando la exposición de las lecciones está llena de vida y el maestro se compromete con ella, hace posible la colaboración entre los alumnos de los más distintos talentos y aptitudes.

El niño necesita de una intensa actividad anímica, es necesario que desarrolle su interés por el mundo. Si el maestro es, él mismo, un ejemplo con fuerte emotividad, desarrollará también la “vida emotiva” de los niños: el maestro que se compromete encontrará alumnos comprometidos. La capacidad para alegrarse con la alegría de los demás, de participar en el sentimiento del otro, es la base de todas las facultades sociales. El método más efectivo para una educación social y plenamente humana es la palabra viva, que va de hombre a hombre.


El trabajo con libros y cuadernos del período pedagógicos

El interés despertado en los alumnos, unido a su educación hacia una independencia creciente, los estimulará a leer por su cuenta. Las tareas se asignan en concordancia con las posibilidades individuales. El libro de texto es realizado por los propios alumnos (cuadernos de período pedagógico) reúnen el extracto del estudio de un período determinado. Hasta el octavo curso dicta el maestro los textos, o son elaborados en un trabajo en común de toda la clase.


Importancia de la actividad artísticas

No podemos resolver los problemas si no nos abrimos para resolverlos, primero, en nosotros mismos, es decir, si no nos familiarizamos con el material. Este proceso arrastra toda una escala de emociones. Pero la participación emotiva no permanece en el plano psíquico: penetra profundamente hasta lo físico. La actividad artística no se basa en la rutina. Una de las propiedades características del niño es que el alma y el cuerpo están en él intensamente unidos. Como educadores, podríamos contribuir a convertir también en permanente otro “instinto” profundamente arraigado en el niño: el de tomar interés por todo aquello que le viene del mundo exterior, a ocuparse con ello y a tratar de darle forma. La actividad más eficaz es la artística. Mediante esta actividad, el hombre se habitúa a comprometerse, con todas sus capacidades anímicas y con cada fibra de su cuerpo, en la lucha por un problema que le parece importante, porque es interesante desde un punto de vista puramente humano. Con esto sentamos las bases para la capacidad de cultivar y desarrollar el interés.


Dibujar formas

Rudolf Steiner aconseja ocupar a los niños con la geometría antes de que puedan dibujar con regla y compás. Recomienda incluso empezar en el primer día de escuela con la línea recta y curva. Debe orientarse a los niños a descubrir los ángulos, elipses y curvas que practicaron en el dibujo de formas.


La utilización de los colores

Para los niños la manera ideal de dar salida a sus emociones y de liberarse de la presión interna es a través de pinceles y tizas. Lo que importa es el color que se produce por contraste en el interior de uno. Aprovechar las posibilidades terapéuticas de los colores en los primeros años escolares se debe diferenciar del “desahogo” que nunca podrá cumplir más que una función bastante limitada: la de aliviar. Pero en las profundidades del alma no cambiará gran cosa. Para conocer los colores hay que partir del color mismo, empezar con puros ejercicios de color.

Para los niños, cada color va adquiriendo una especie de personalidad, una entidad que posee expresiones y características bien determinadas. La pintura puede ser una inapreciable ayuda para el trabajo de educación del temperamento de los niños. Aprender a llenar ordenadamente y a aprovechar toda la hoja, así como a prestar atención a lo que los colores requieren, y no a lo que uno siente en ese momento, eso es la verdadera terapia.


Las clases de trabajos manuales y artesanía

Las actividades manuales la finalidad que tienen es flexibilizar las ideas y pensamientos y poder penetrar en la esencia de las cosas, el desarrollo del hombre externo con la finalidad de que el intelecto surja, como una parte, del dominio completo de hombre exterior. Preparan para poner en acción su voluntad hasta en el pensar. La facultad creadora independiente: el niño debe trabajar partiendo de la propia voluntad, no de algo que se la haya prescrito.


La gimnasia

Nuestra actividad se encamina hacia un quehacer sin alma. Un sistema de ejercicios gimnásticos que tienen por meta una profunda experiencia del espacio y el cultivo de la fuerza de la voluntad, es necesario. Se inculca precisamente, como elemento social, el respeto hacia el modo de ser distinto de otros, así como la consideración hacia la debilidad y la necesidad de ayuda. Si conseguimos dirigir a los jóvenes de tal forma que no tiendan tanto al logro de la victoria en la competición, sino a la alegría en los logros accesibles a cada uno, habremos alcanzado una meta esencial de las clases de deporte: seguridad de los movimientos en el espacio, sano fortalecimiento de la voluntad y de la resolución, lealtad social y vivacidad.


Euritmia

Los sonidos y la tonalidad de las palabras poseen un valor propio que se sitúa más allá del contenido aprehendible intelectualmente y se dirige a un estrato oculto en nuestro interior, situado bajo el umbral de la consciencia. La euritmia parte de los sonidos del lenguaje de las vocales y las consonantes. Las palabras exclusivamente vocales dan expresión a nuestras vivencias internas y estados de ánimo (Ah, Oh, Ay, Eh…). Las palabras de fuerte sonido consonántico reproducen con frecuencia sucesos del mundo exterior. Cada vocal y cada consonante tiene su movimiento específico. La euritmia pedagógica es una asignatura característica de toda Escuela Waldorf. Cuando se familiarizan con los sonidos y los tonos y los configuran en gestos eurítmicos, están realizando una actividad en la que forman parte todas las fuerzas anímicas y el cuerpo entero.


La fiesta mensual

Una vez al mes, las clases muestran, entre sí y a los padres lo que han aprendido: poemas, canciones, escenificaciones dramáticas de más o menos envergadura…


El mundo del lenguaje

La escuela Waldorf es conocida por su proceder lento en lo referente a la escritura y lectura; en el cálculo comienza abarcando más de lo acostumbrado, y en lo que respecta a las lenguas extranjera, empiezan ya con los más pequeños. El método directo sea empleado exclusivamente: cuando, después del noveno año de vida, se produce una profunda transformación, los niños alcanzan la madurez necesaria para considerar también el lenguaje como parte del mundo exterior. Crear una consciencia de la gramática partiendo del habla viva que cada uno usa en la vida diaria. Debe apoyarse en ejemplos inventados exclusivamente para este propósito. El despertar lingüístico transforma toda la personalidad por entero, y generalmente fortalece la confianza en sí mismo.


La libertad

En primer lugar hemos de hacer constatar que todo niño, por las necesidades intrínsecas de su desarrollo, pasa, durante el período de la vida correspondiente a su educación por las más grandes transformaciones, tanto en su constitución corporal como en su capacidad para sentir y tener vivencias, así como en las estructuras de su pensamiento o de sus estados de consciencia. A través de la experiencia del mundo y del ámbito social, tiene que encontrarse a sí mismo y hallar su concepto personal de la vida. Encontrándose a sí mismo y descubrir su destino y su misión en el mundo.

La antroposofía es el camino para obtener conocimientos del mundo y del hombre. El que sigue consecuentemente este camino de educación interior durante suficiente tiempo, con sus ejercicios para la formación de la vida del pensamiento, de la voluntad y de los sentimientos, puede alcanzar por experiencia propia la certeza de que nuestra existencia física está impregnada de un mundo suprasensible y de que el hombre, por su naturaleza interior procede de esta esfera. El maestro y el pedagogo podrían mejorar mucho, por medio de la práctica de esta ejercitación interna, su capacidad para una acertada didáctica y para la percepción de la evolución infantil.

La misión del maestro consiste en no tocar el “yo” del alumno, pero sí contribuir a que su instrumento se forme de tal manera que, llegado el momento, la individualidad pueda disponer libremente de él. Nunca se pretenderá hacer de los niños copia de uno mismo. Hay que educar apartando los obstáculos físicos y psíquicos para facilitar todo aquello nuevo que, entra en cada época en los niños, en el mundo; es preciso crear para él, educando, el medio ambiente propicio que permita a su espíritu adentrarse con plena libertad en la vida. Cada uno encontrará su propio estilo para servir a la individualidad del alumno en vez de formarla.

La misión del pedagogo consiste en dar forma a las materias que imparte, en formar los hábitos, la convivencia en la clase pero de ninguna manera, el ser interior del niño. Es natural que los alumnos acojan más fácilmente algo de un maestro por el que sienten cariño, que de uno del que están distanciados. Pero también es cierto que no estimarán en realidad a un maestro que no respete plenamente su libertad interior. Las personas pueden estimarse mucho recíprocamente aunque no piensen igual. Toda la educación es en este sentido una influencia. Lo esencial es que la influencia inevitable no tenga efecto uniformado y que, por otra parte, fomente un desarrollo que coincida con la propia predisposición personal del alumno.

miércoles, 16 de septiembre de 2020

El niño antes de la madurez escolar

El niño reacciona como si todo el cuerpo fuese el órgano, perciben las más sutiles emociones. En un principio, la imitación es completamente inconsciente. Poco a poco se va haciendo cada vez más consciente y la expresan al jugar. La necesidad de imitación es increíblemente profunda. Si impedimos la imitación, puede ocasionarse repercusiones peligrosas. El niño es receptivo para los gestos y ademanes en el más amplio sentido.

Lo que usted diga al niño, lo que usted le enseñe, eso aún no deja ninguna impresión. Pero cómo usted sea, si usted es bondadoso y refleja esta bondad en sus gestos, o si está usted enojado, si está encolerizado y lo expresa en sus gestos, en una palabra, todo lo que usted sea, tendrá su consecuencia dentro del niño. Eso es lo esencial. El niño es completamente órgano de percepción sensorial, reacciona a todas las impresiones que las personas suscitan en él. Por eso, lo esencial es no creer que el niño pueda aprender lo que es bueno y lo que es malo… sino saber que todo lo que se hace en presencia del niño se transforma dentro del organismo infantil, en espíritu alma y cuerpo. La salud de toda una vida depende de nuestro comportamiento en presencia del niño. Las tendencias que el niño desarrolle dependen de cómo nos comportemos en presencia del niño”. Conferencia del 13-8-1924 Rudolf Steiner.

El abandono anímico en los niños se encuentra con mucha frecuencia en numerosos hogares. La deprivación (pobreza de sentimientos, falta de cariño…) ha dado a una serie de investigaciones que confirman el concepto de que una deprivación muy temprana, no teniendo el niño contacto con una única persona maternal conduce a un empobrecimiento afectivo e intelectual.

Ese amor humano se origina como un producto de la familia humana y a través de los lazos de sentimientos que se forman dentro de la familia y se adquiere por medio de un temprano contacto afectivo.

Los efectos de las impresiones sensoriales de la tierna infancia no se manifiestan solo en lo anímico, van hasta lo físico. Puede verse con qué fuerza quedan grabadas físicamente las primeras impresiones de la infancia. Las peculiaridades fisiológicas que aparecen como consecuencia de las impresiones tempranas. Los órganos del cuerpo físico adquieren una forma determinada hasta los siete años, más tarde tiene lugar el crecimiento. El educador tiene que proporcionar el entorno físico adecuado. Todo lo que ocurre en el entorno físico es imitado por el niño e imitando, los órganos físicos toman las formas que serán definitivas. El entorno, puede hacer efecto en las fuerzas espirituales de los niños. Los actos morales o inmorales, sensatos o insensatos que puedan ver, forman una vista sana si el niño tiene en su entorno las relaciones correctas para un sentido moral sano.


A través del habla se manifiesta la conexión del hombre con las cosas y los seres de su entorno que radica en el sentimiento. Con el lenguaje despierta el pensar. El pensar abre el camino a todas las experiencias de la consciencia y de la autoconsciencia. El aprendizaje de andar erecto y del habla articulado son acontecimientos que ocurren en el medio ambiente. Andar, hablar y pensar nacen uno del otro. Gesto y motricidad se transmiten a la formación del centro del lenguaje en el cerebro y a toda la organización de la cabeza.

Para el educador son válidos tres principios inquebrantables: sumerge toda la ayuda que brindas al niño al aprender a andar en amor, esfuérzate en ser veraz cuando el niño está aprendiendo a hablar, sé claro en tu propio pensar. Provocar perturbación a través del pensar en el terreno del niño, es el verdadero causante de lo que, en la civilización actual, llamamos nerviosismo del ser humano. Una sola cosa puede ocasionar trastornos serios en el desarrollo de un niño sano y normal: falta de contacto con otras personas.

El adulto tiene que mantener su manera de hablar libre de sentimentalismos y remilgos. El niño adquiere, mediante el ejemplo de un lenguaje cultivado, veracidad, claridad, fuerza de la forma y esto queda impreso no solo en el alma, sino también en los órganos del habla, en su forma y movilidad. El niño pertenece a la madre, el padre y las demás personas de su entrono más próximo. Esto es la causa de que sus estados de ánimo y pensamientos hagan un efecto tan fuerte y tan directo en el niño.

De las aptitudes interiores, la fantasía creativa es una de las más importantes. Esta capacidad que emerge de las capas más profundas del hombre y le trae conocimiento de las más lejanas alturas. La fantasía le da fuerza para remontarse sobre todo lo que es y para unirse mediante actividad propia con lo que está en vías de ser. Le enseña el futuro. Se adapta a la realidad existente, pero también hace proyectos para cambiar lo establecido. La vida del hombre sin fantasía está sujeta a las pautas que otros le marcan. No puede encontrar su camino por sí mismo, carece de ideas y de iniciativa; no es libre.

En la naturaleza del niño está el cansarse pronto de un juguete especializado y que solo se le pueda usar para un fin determinado, no darles demasiadas cosas u objetos “acabados” es precisamente lo que estimula considerablemente su imaginación. Para la capacidad de imaginación de los niños más pequeños lo mejor sería que creciesen en un ambiente en el que los únicos juguetes que tuviesen al alcance fueran barquitos de corteza de árbol, muñecas primitivas hechas a mano de madera, de trapo, lana… Lo más importante de todo siempre serán las cosas imaginadas “de mentira” que aparecen en el juego libre de cada uno de los niños o colectivamente en un grupo. Los maestros de jardín de infancia y los niños encuentran en el juego su espacio vital, sus conversaciones y también las situaciones pedagógicas vivas en las que el adulto puede intervenir, allanar, alentar, calmar, poner orden con amabilidad. Los niños que nunca o raramente están expuestos a la televisión conservan con más facilidad su capacidad de imaginación.


Cuando los niños pintan las imágenes de su fantasía, no parten de vivencias directas, sino de algo que han ideado; el razonamiento ha empezado a entrar en juego. Es importante que comiencen temprano a utilizar tizas y pinceles para cultivar la cualidad anímica de tener vivencias con imaginación antes de que sean sofocadas por el surgir del intelecto. Dejar que los niños puedan vivir de esta forma su percepción interior de los órganos, equivale a fomentar una armonía entre vivencia anímica y actividad física que es de gran importancia para toda la vida.

lunes, 14 de septiembre de 2020

Pedagogía y Educación: Triformación Social

Contamos a la espalda con varios artículos sobre Steiner y la pedagogía Waldorf. Un tema hondo donde se puede profundizar por numerosas vías. Hoy vamos a continuar descubriendo y narrando nuevos aspectos de este filósofo.

En su tesis doctoral “Verdad y Ciencia” amplia sus ideas de forma teórica sobre el conocimiento. La Antroposofía desarrollada por él, viene a ser una sabiduría del hombre o sobre el hombre. Esta, ofrece un trabajo espiritual positivo y útil. El arte de enseñar de Steiner radica en sus intenciones sociales. Según su concepto, el desarrollo de la humanidad no se puede comprender si no se ve dentro de amplias relaciones.

En la vida de la sociedad y del individuo se pueden diferenciar tres sectores: la vida cultural-espiritual, la económica y la jurídico-política. Desde el siglo XV Europa Occidental ha desarrollado los estados modernos, nos hemos acostumbrado a que estas tres esferas sean gobernadas desde un centro de poder. El estado centralizado en el que un monarca o un grupo de políticos llevan la responsabilidad y toma de decisiones hasta en los más mínimos detalles y esto nos parece la forma de vida social natural. Steiner propuso una triformación que considera y trata estos tres sectores como tres funciones sociales que coexisten y son gobernadas en recíproca independencia. La situación de la humanidad moderna nos exige descentralización de la vida social.

Los objetivos que sirvieron como base a su trabajo para la triformación social, pueden expresarse en tres breves formulaciones: libertad espiritual en la vida cultural, igualdad democrática en la vida jurídica y fraternidad social en la vida económica.

Las escuelas, universidades y laboratorios científicos son considerados y tratados cada vez en mayor grado como factores de una lucha competitiva político-económica internacional. Los programas escolares, la organización de las clases, las disposiciones de exámenes, los programas científicos y los métodos de investigación son adaptados cada vez más a las necesidades de la industria, de la administración estatal e incluso de la organización militar. Por todo ello, es indiscutible que la libertad de la vida cultural está en peligro también en las naciones que se denominan libres.

La misión más importante del educador es promover los talentos individuales a fin de que sean fructíferos para la sociedad, no preparar la nueva generación para la continuidad alienante de la trayectoria de desarrollo técnico y económico ya fijado de antemano.

El hombre debe crecer libre de exigencias del poder estatal y de la vida económica, hasta que pueda participar como ciudadano activo. Las exigencias del estado industrial moderno influyen demasiado en el ritmo del trabajo escolar y en los exámenes. Para cambiar la sociedad establecida, Steiner alega la fundación de escuelas y universidades libres. Pueden ser financiadas por medio de fundaciones y donativos. Los maestros de las escuelas y universidades que forman corporaciones libres que, en cooperación natural con sus alumnos y con su entorno, se ocupan de la nueva generación de maestros y toman los programas escolares, de los métodos de enseñanza y de la configuración global del trabajo.

Una consecuencia de la independencia sería que las instituciones de la enseñanza e investigación quedarían libres para relacionarse y colaborar en toda la tierra sin tener en cuenta las fronteras de los diferentes estados.

Quien diga que estos problemas no tienen solución debería acordarse de que se trata de problemas que existen sobre todo en aquellos países, en los que el modo de pensar habitual, la legislación y la administración posibilitaron o incluso favorecieron el dominio o por lo menos una influencia ejercida tanto sobre toda la vida cultural como también sobre el parlamento y el poder gubernamental. Una vez reconocida la necesidad de una triformación de todo el organismo social, pueden sin lugar a dudas, elaborarse leyes, que poco a poco conduzcan a una separación efectiva de las funciones estatales, económicas y espirituales-culturales, lo que hasta ahora nunca se ha hecho adecuadamente.

Una solución legislativa, sería en cierto modo un camino intermedio entre comunismo y capitalismo. Si se quiere evitar el predominio de la burocracia y dar juego libre a la fuerza de iniciativa de cada individuo, tendrá que ofrecerse oportunidad a personas individuales capacitadas para que, en la edad más productiva de su vida, puedan administra capital y medios de producción en la libertad; pero cuando abandonan su cargo, el derecho de libre disposición de la empresa fundada o dirigida por ellos pasará a otras personalidades o grupos que estén capacitados para proseguir la tarea determinada, una vez que un órgano competente haya dado su aprobación. Con una legislación dispuesta en este sentido se impide que grandes fortunas pasen por herencia a manos improductivas.

Quien quiera comprender la Pedagogía de Rudolf Steiner desde sus fundamentos, no puede evitar enfrentarse con las ideas de Triformación Social. Pues una de las metas básicas de su arte de enseñar es conseguir despertar y cultivar esas capacidades, ya durante la infancia y juventud. Un sistema social que parte del conocimiento del hombre teniendo en cuenta sus impulsos sociales y que mediante su realización, activa aquellas aptitudes sociales que pueden despertar en medio de toda debilidad y egoísmo, si se desarrollan a través de formas de convivencia sanas, actuales y verdaderamente humanas.

Estas escuelas tienden a romper con la forma de enseñar burguesa con lecciones diferenciadas, hasta los diecinueve años más o menos, para formarse en la capacidad de elaborar juicios propios y responsables. La introducción de disciplinas más necesarias que muchas futilidades que llenan las lecciones que se imparten actualmente a los jóvenes. Tienen que ir dirigidas siempre en relación con el hombre, de forma que el hombre conocerá al hombre a partir del Universo. La formación del hombre es la única meta y pasa por una reforma radical de la formación del profesorado. Cuando examinan hoy a un maestro, solo suelen constatar si sabe aquello, si es un poco hábil… De esto puede prescindirse en los exámenes para maestros. Lo que debería de constatarse es si la persona que tendrá que ver con la educación y la enseñanza está capacitada para crear una relación saludable con el hombre en cierne, si es capaz de sumergirse con toda su mentalidad en las almas y en todo el ser de estos hombres en cierne.

La base de la Pedagogía Waldorf es una Antropología que muestra al hombre desde tres direcciones: como ser físico, anímico y espiritual. Hoy se considera como casi imprescindible que un futuro maestro Waldorf añada a su cualificación profesional, como mínimo un año de formación en seminarios de pedagogía Waldorf. No queremos lograr una educación dogmática. Aspiramos a lograr que aquello que hemos podido conseguir a través de la Ciencia Espiritual, se convierta en acto vivo de enseñanza. La fuerza que mantiene unido el trabajo escolar se reduce al directo contacto humano entre maestros y alumnos. El maestro deberá comportarse de forma que los mismo niños le eleven por encima de ellos. La relación humana inmediata tiene que desembocar en un respeto que ha de ser natural y no impuesto a la fuerza. Conocer a los alumnos y adaptarse a la situación interior en la que estos viven para conseguir un contacto así, es necesario que el maestro dé forma a las materias antes de la clase y no se sienta sin libertad a causa de sus propios problemas. En resumidas cuentas una de las tareas más importantes del maestro Waldorf es representar vivamente ante sí, una y otra vez, en profunda contemplación interior, las imágenes del ser intrínseco de sus alumnos, con todas las posibilidades y todos los problemas que les son propios.

El amoroso interés humano que encuentran los alumnos en la vida escolar ayuda en gran medida a hacer brotar lo mejor de ellos. Su profundo deseo de poder continuar manteniendo el contacto con sus maestros a través de conversaciones, asesoramiento profesional y de estudios, por medio de encuentros.

La verdadera meta del Movimiento para la Triformación Social es hacer brotar y cultivar determinadas aptitudes humanas, las cuales son imprescindibles para una convivencia sobre la tierra aceptablemente armoniosa. Una pedagogía a través de la cual se pueda estimular las aptitudes sociales en la educación y enseñanza es la Pedagogía Waldorf.

Cada ser humano puede recibir una preparación mediante un actualizado arte de enseñar y educar: en la primera infancia, para la participación en una vida espiritual y cultural libre; durante la edad escolar, para el respeto de un orden jurídico igualitario; y durante los años juveniles, para la aportación a una vida económica verdaderamente social.

viernes, 11 de septiembre de 2020

La escuela industrializada

No hemos de preguntarnos qué neceista saber y conocer el hombre para mantener el orden social establecido; sino ¿qué potencial hay en el hombre y qué puede desarrollarse en él? Así será posible aportar al orden social nuevas fuerzas procedentes de las jóvenes generaciones. De esta manera siempre pervivirá en el orden social lo que hagan de él los hombres integrales que se incorporan al mismo en vez de hacer de la nueva generación lo que el orden social establecido quiere hace de ella” Rudolf Steiner.


A principios de los años cincuenta del pasado siglo, distintos científicos de asuntos sociales concibieron una idea en Estados Unidos, que desde entonces se ha ido extendiendo cada vez más, y que supone influirá hondamente en el futuro no solo de la escuela, sino de toda la humanidad. Comenzaron a considerar la enseñanza no solo como consumo, sino como una inversión que contribuye al crecimiento de la vida económica. Rápidamente se desarrolla una nueva asignatura universitaria “economics of education”. Surgió una manera nueva de mirar la enseñanza: Las universidades son las productoras del saber, las escuelas y distribuidoras. El investigador americano Fritz Machlup expuso hace algunos años que la industria del saber aumenta actualmente casi el doble más rápido que el resto de la industria. Pero también es posible otro punto de vista. Las escuelas pueden ser consideradas también como productoras si se piensa que la mercancía producida consiste en una cantidad de alumnos formados anualmente, provistos con etiquetas de precios (notas).

El desarrollo en los países industrializados será más o menos el siguiente: las máquinas se encargarán cada vez más de las actividades de los hombres. El número de los obreros disminuirá, el de los empleados de oficina aumentará. La creciente exigencia de conocimientos teóricos por parte de la vida profesional, la libertad cada vez mayor, la extremada expansión de la investigación, el aumento de la población y el deseo cada vez más elevado en el hombre moderno de entender de todo y de estar seguro de sí mismo contribuyen a una explosión de la enseñanza más y más amplia que imprimirá su carácter a toda la vida de la sociedad humana. La asistencia a la escuela y el saber serán en mayor medida que ahora los símbolos más destacados del status.

Los métodos de enseñanza que están hoy en día en el centro del debate pedagógico, da la impresión de que han sido desarrollados casi en su totalidad partiendo de este aspecto industrial y tienen la finalidad de hacer más efectivo lo que en realidad es el aparato de producción. Como el desarrollo está marcado cada vez más por rápidos cambios y por consiguiente exige a un gran número de personas un constante aprendizaje continuo, la tarea más importante de la escuela no puede ser proporcionar conocimientos de por sí, sino el arte de enseñar a aprender.

El maestro es el factor de producción más valioso, pero como escasea su trabajo ha de ser sustituido lo más ampliamente posible por recursos autodidácticos, como nuevos tipos de libros de texto, paquetes de materia de enseñanza, maquinas, televisión. Las autoridades competentes encargadas de los programas escolares se ocuparán de la elaboración de material para los exámenes estandarizados; las correcciones y las calificaciones pueden ser realizadas, al menos en amplias proporciones, por ordenadores. El maestro cesa así poco a poco de impartir él mismo la enseñanza y se dedica solamente a organizar y vigilar el trabajo de los alumnos y guiarlos.

Ya que una enseñanza intensiva dirigida por maestros requiere un grupo reducido de alumnos, mientras que las proyecciones de películas, la presentación de las materias, poner deberes y tareas puede realizarse lo mismo en grupos grandes, la enseñanza escolar camina hacia la muerte lenta y las aulas son sustituidas por conjuntos flexibles de estancias equipadas convenientemente. Los alumnos deberán pasar cada vez más a trabajar para sí y desentenderse de los demás. En todos los países altamente industrializados, las autoridades y los expertos de la enseñanza están ocupados con la elaboración de normas para la industrialización de la escuela.

El interés por el yoga, el budismo zen, las regiones primitivas, parece crecer constantemente y da testimonio de necesidades espirituales que no son satisfechas dentro del marco de las normas de vida reconocidas generalmente en Occidente.

La industrialización de las escuelas y universidades se manifiesta en lo esencial por dos señales: en primer lugar, las exigencias que posibilitan un aumento de producción, persistentemente progresivo y lo más rápido posible, han de ser la base de los programas de estudios y de las disposiciones de trabajo. En segundo lugar, un ordenador tendrá que constatar si una persona cumple estas exigencias o no.

Entre las funciones de las autoridades escolares hay idealistas que creen seriamente que mediante la instalación de cafeterías, democratización, campañas de amabilidad y otras medidas por el estilo se puede proporcionar la compensación necesaria contra lo impersonal y la falta de alegría que lleva consigo como consecuencia inevitable la escuela industrializada. Los representantes de la vida política y económica deberían aprender a no inmiscuirse en este delicado proceso de trascendental importancia con exigencias de exámenes y mediante métodos y programas de enseñanza inadecuados. Detrás de todo está la necesidad de establecer la organización educativa según las exigencias de una vida espiritual libre y de liberar la obsesiones políticas y económicas.

Es evidente que una organización escolar liberada de las exigencias del estado y de la industria es una necesidad. Un número cada vez mayor de estudiantes de las escuelas superiores más diversas de todo el mundo pongan sus esperanzas en la fundación de universidades libres y que las autoridades de muchos países quieran abrir caminos que apoyen estas exigencias lo más ampliamente posible.

Muchos maestros probablemente adolecen también de insuficiente contacto con los alumnos. Las exigencias del programa de enseñanza y de los métodos de trabajo, así como cantidad de prejuicios enraizados, forman barreras que no se pueden franquear tan fácilmente. Que maestros y alumnos tengan que ser enfrentados en sus “papeles” opuestos solo evidencia lo mucho que se ha distanciado la escuela de su misión educativa. También hay con toda probabilidad muchos alumnos que anhelan consciente o inconscientemente un mayor contacto humano tanto con los padres como también con los maestros.


El espíritu, sin embargo, no se deja oprimir. Instituciones que pretendieran regular la organización escolar basándose en los meros puntos de vista de un orden económico, serían el intento de esta opresión. Conducirían a que el espíritu libre, desde sus fundamentos naturales, se rebelara sin cesar. La continua conmoción de la estructura social sería la consecuencia inevitable de un orden que, partiendo de la dirección de los procesos de producción, quisiera organizar a la vez la enseñanza”. Rudolf Steiner


Adaptado y recogido de Frans Carlgren Pedagogía Waldorf: Una educación hacia la libertad.

miércoles, 9 de septiembre de 2020

Bosque Escuela

La Bosquescuela o las Escuelas Bosque son experiencias dirigidas a niños y adultos y toman muchas formas. Desde proyectos en que los niños asisten a diario a sesiones semanales dentro de otros proyectos educativos como puede ser cualquier colegio (público o privado). La Bosquescuela es una iniciativa que apuesta por la difusión y homologación del modelo europeo de la Educación Infantil al Aire Libre en España. Lo innovador del modelo es que la naturaleza es el aula: el curriculum escolar se desarrolla en el bosque, campo o playa. A diario, los niños y niñas reciben clases al aire libre y realizan excursiones en las que corren, trepan, inventan juegos, se relacionan y se inician en lectoescritura y matemáticas.

La Escuela-Bosque es un modelo de educación al aire libre en el que los estudiantes visitan espacios naturales para aprender habilidades personales, sociales y técnicas. Se ha definido como "un proceso inspirador que ofrece a los niños, jóvenes y adultos oportunidades regulares para lograr y desarrollar confianza a través del aprendizaje práctico en un ambiente de bosques". La escuela forestal utiliza los bosques como un medio para construir independencia y autoestima en niños , jóvenes y adultos. Los temas tienen un currículo transversal amplio, que incluye el entorno natural, por ejemplo, el papel de los árboles en la sociedad o la complejidad del ecosistema o el reconocimiento de plantas y animales específicos. Sin embargo, las habilidades personales se consideran muy valiosas, como el trabajo en equipo y la resolución de problemas. El entorno de los bosques puede utilizarse para aprender sobre conceptos más abstractos, como las matemáticas y la comunicación. También se les llama escuelas de naturaleza.

La combinación de libertad y responsabilidad ha sido particularmente beneficiosa para los niños que sufren de falta de confianza o cuyo comportamiento es desafiante. Con una proporción alta de adultos/niños, los niños pueden experimentar con seguridad actividades que a menudo están prohibidas, como trepar a los árboles, usar herramientas con filo o encender fuego. Los niños tienen la libertad de explorar el área dentro del bosque, esto ayuda al niño a aprender a manejar su propia seguridad y moverse cómodamente, aumentando su autonomía. Los bosques-escuela permiten a los niños crecer en confianza e independencia y ampliar sus habilidades. Algunos niños no se desempeñan bien en las aulas tradicionales. Se les anima a desarrollar su curiosidad innata y desarrollar la motivación para aprender. Pueden provenir de un entorno familiar no académico, pueden tener un período de atención corto o pueden no sentirse cómodos con la organización de un profesor de pie frente a un grupo de alumnos. Los niños en general prefieren estar afuera y aprenden mejor de esta manera. Se ha encontrado que las escuelas-bosque ayudan a los niños con necesidades de apoyo, incluido el trastorno de hiperactividad con déficit de atención y los niños autistas.

Beneficios de las Escuelas-Bosque

  1. Mayor confianza, habilidades sociales, comunicación, motivación y concentración

  2. Resistencia física mejorada, mejora de las habilidades motoras finas y gruesas

  3. Formación de identidad positiva para individuos y comunidades

  4. Comportamientos ambientalmente sostenibles y alfabetización ecológica

  5. Mayor conocimiento del medio ambiente, mayor frecuencia de visitas a la naturaleza dentro de las familias

  6. Toma de riesgos segura y saludable

  7. Mejora la creatividad y la capacidad de recuperación

  8. Mejora de los logros académicos y la autorregulación

  9. Reducción del estrés y mayor paciencia, autodisciplina, capacidad de atención y recuperación de la fatiga mental

  10. Mejora de las habilidades cognitivas de nivel superior

El movimiento de la Bosquescuelas es muy reciente en España pero tiene décadas de historia en otros lares como los países nórdicos o el Reino Unido y se ha visto influenciado por diferentes pedagogos y filósofos, desde Pestalozzi a Fröbel, pasando por Rudolf Steiner o María Montessori. Podríamos marcar su origen en el concepto Friluftsliv de los países Escandinavos. Friluftsliv se traduce literalmente como libertad-aire-vida y hace referencia a una filosofía de vida basada en la conexión profunda con la naturaleza y la vida al aire libre.

La Escuela Bosque es un proceso a largo plazo donde se realizan, de forma regular, sesiones en el entorno natural. Este punto es importante para que las relaciones humanas puedan florecer y desarrollarse, alumnos y guías necesitan tiempo para conocerse y establecer vínculos. También es importante para conectar con el entorno natural. Visitar un mismo lugar de forma regular permite ver cómo cambia con el paso de las estaciones y, en definitiva, permite conocer el espacio con mayor profundidad. Es esta profundidad la que nos lleva realmente a reconectar con la naturaleza y sentir que formamos parte de algo mayor, con todos los beneficios emocionales que esto conlleva. En las Escuelas Bosque, los aprendizajes siempre tienen un contexto y los alumnos hacen un uso efectivo de aquello aprendido.