lunes, 7 de septiembre de 2020

Bases antropológicas de la pedagogía Waldorf

Desde los años 60 a raíz del conductismo, la educación está vinculada a aprender para producir. Desprecia el “Yo” y la creatividad. No se entiende al ser humano como una entidad formada por otros aspectos como el espiritual. La corriente educativa tradicional está muy apoyada en el conductismo y la neurociencia. En una forma resumida: un cerebro con funciones caminando.

Con Carl Roger y la psicología humana comienza a estudiarse la esencia del ser humano en su relación con otros seres humanos. Generando así el concepto de empatía y más adelante otros autores introducirán el concepto de resilencia.

Es con Howard Gardner cuando se introduce el concepto y la teoría de las inteligencias múltiples. Este autor estaba buscando el concepto de creatividad en el ser humano para hallar respuesta a dónde se encuentra. Por ello si reducimos la inteligencia al componente neuronal perdemos la esencia y complejidad del ser humano. Podemos destacar al psicólogo Viktor Frankl que llegó a la conclusión de que sin esencia o sentido el ser humano se pierde.

En la pedagogía Waldorf importa el concepto de qué es una persona. Es fundamental que el maestro Waldorf tenga una idea sólida de qué es ser una persona. Debido a este motivo el comportamiento de un maestro Waldorf es más importante que su praxis porque debe ser digno de ser imitado, lo que le llevará a ser aupado como una figura de autoridad por sus educandos desde el amor y el cariño.

Desde esta visión o entendimiento se ve a la persona como un ser tripartito con tres sistemas diferenciados, coordinados e integrados, que al principio trabajan de forma independiente para más adelante, tras su desarrollo y su formación, actuar conjuntamente. El primer sistema es neuronal (funciones superiores), el segundo sistema es el metabólico (nos mantiene con vida) y el tercer sistema es el social (capacidad de actuar, tomar decisiones).

Para poder lograr educar en el 1º sistema, tenemos que centrarnos en el 2º y 3º sistema para que las acciones lleven a amar lo que están haciendo y se produzca un interés por la autoformación de su espíritu. Despertar él mismo y por sí mismo el 1º sistema y sus ganas de aprender, conocer… Una de nuestras obligaciones como maestros Waldorf es acompañar al alumno y su compromiso con lo que está abordando. Si nos centramos directamente en trabajar el 1º sistema puede crear rechazo en el niño y por ende defenderse de ello. De aquí que una enseñanza práctica-teórica producirá un efecto de felicidad en el discente porque así es como quiere entrar al mundo. Las ganas de aprender no vienen del cerebro sino de la relación e interacción con el mundo.

El ser humano tripartito se puede observar desde varios puntos de vista: fisiológico, psicológico, consciencia y espiritual.

Fisiológico:

  1. Sistema nervioso, conectamos con el mundo.

  2. Órganos.

  3. Sistemas.

Psicológico

  1. Capacidad intelectual.

  2. Emociones, sentimientos…

  3. Capacidad de acción.

Consciencia

  1. Estar despiertos

  2. Semidespiertos: muchas veces no somos conscientes de lo que sentimos y es un problema.

  3. Nivel bajo de conciencia y acción.

Espiritual la esencia de la materia del sistema nervioso sensorial es muy escasa, no hay mucha vida en ese sistema. Es importante para el uso del pensar. Cuanta más materia menos consciencia. En el sistema neurosensorial el “espíritu” se encuentra dentro, en el resto de sistemas fuera, y en el intermedio da un equilibrio: espíritu, alma y vida. La conciencia se desarrolla a partir de la mielinización.


En la etapa de infantil imitación y juego son fundamentales para el desarrollo. Creando relaciones sanas comienzan a imitar a su entorno. Las primeras imitaciones son alegres, desde la seguridad de su contexto. Sentir un entorno seguro abre a una imitación. En la pedagogía de emergencia en Waldorf, los niños en situaciones extremas como guerras no imitan. Por ello las primeras intervenciones son con el juego. Si el niño las acepta, poco a poco se abrirá a imitar y accederá al mundo. De aquí también se concluye que todo aquello que entra por sus sentidos sale por sus movimientos, es decir, la imitación es el primer contacto con el mundo. Los maestros debemos cerciorarnos si los alumnos saben imitar y jugar. El juego sirve para observar si las 3 partes tripartitas están integradas: recibe, asimila y ejecuta. También a través del dibujo y el habla observamos si están integradas las partes. El arte interrelaciona las 3 partes del ser tripartito. Desde diferentes artes, involucramos las partes de diferentes formas o modos.

Las habilidades esenciales como el habla o el movimiento, se desencadenan conforme se desarrollan y consolidan: de la imitación y el habla surge el juego y desde el movimiento, habla e imitación surge la escucha. Sin escucha no hay capacidad de pensamiento. El alumno debe saber escuchar para poder construir, es fundamental para el aprendizaje. Después de la escucha, la acción y con la acción el entusiasmo y la felicidad del niño. La primaria comienza con la integración coordinada del movimiento, habla y pensamiento dando el inicio del aprendizaje académico. El movimiento se liga con el pensamiento y viceversa.

En la pedagogía Waldorf, la diversidad del alumnado y sus características individuales tienen gran peso, los alumnos según su personalidad pueden tener los siguientes temperamentos.

Colérico: resuelto, dinámico, iniciativa y compromiso.

Sanguíneo: abierto, comprensión e interés en todo, social y constante movimiento.

Flemático: calmado, equilibrado y no agresivo.

Melancólico: profundidad del pensamiento, seriedad y compasivo.


Steiner desarrolló una idea de 12 sentidos conocido como los 12 sentidos de Steiner. Organizados en 3 bloques de 4 sentidos cada uno. Encontramos un primer bloque que se corresponde a los sentidos corporales, el segundo a los sentidos emocionales y el tercer bloque a los sentidos cognitivos o sociales.

Los sentidos corporales nos informan sobre nosotros mismos; los sentidos emocionales informan sobre el entorno y; los sentidos sociales o cognitivos nos ayudan a percibir a otros seres humanos. Los sentidos van madurando progresivamente. Hasta los 6-7 años para que el niño se sienta seguro en sí mismo y en este mundo, necesita desarrollar adecuadamente los sentidos corporales ya que son la base de los sentidos cognitivos que se desarrollarán sobre todo en la adolescencia.

Sentidos corporales: tacto, vital o bienestar, movimiento propio y sentido del equilibrio.

Sentidos emocionales: térmico, gusto, olfato y vista.

Sentidos sociales o cognitivos: oído, lenguaje, pensamiento ajeno y “yo” ajeno.


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