lunes, 26 de septiembre de 2022

Las ceremonias de degradación en la institución educativa

    Las ceremonias de degradación son habituales en las instituciones burocráticas. Estas instituciones tienden a definir a los sujetos desde la óptica estricta de sus procesos de trabajo, reduciéndolos o degradándolos en su condición de personas totales. Para una institución escolar somos básicamente un expediente académico; para un hospital un cuerpo y; para un banco un capital. Las instituciones practican ceremonias de degradación en el proceso de eliminar, en la interacción con las personas, todos aquellos aspectos que la institución da por no significativos. Por ejemplo: cuando llega a un hospital para una operación y se presenta con unos familiares. Llega vestido, e investido de los atributos de su status, quizá ropa de marca, móvil de alta gama... Conforme atraviesa los distintos departamentos hospitalarios, hasta llegar a la mesa de quirófano, los agentes hospitalarios le irán desposeyendo de sus atributos: sus familiares, sus enseres, hasta que finalmente quedará también sin conciencia y se encontrará tendido, anestesiado, convertido en un cuerpo a merced del cirujano. En la educación pasa sencillamente lo mismo, se llega a tal punto que solo se valora y ve un expediente académico de notas y calificaciones sin importar el contexto y las inquietudes internas del alumno. El alumno año tras año pasa de curso en curso teniendo que engullir o adaptarse a un plan de estudios.

Díaz de Rada Brun,  Á. (2007). Etnografía y técnicas de investigación antropológica. UNED: Madrid.

viernes, 23 de septiembre de 2022

Reproducción social educativa

    El sistema de enseñanza actúa reproduciendo el sistema de clases sociales que le antecede y le rodea, de manera que los chicos y chicas salen de las escuelas para ocupar posiciones sociales estructuralmente similares a las que ocuparon sus padres. El concepto de reproducción social ha sido criticado por su mecanicismo, al interpretar la escuela como una correa de transmisión en la que los sujetos concretos parecen dejarse llevar por la lógica del sistema de clases; sin embargo, su potencia descriptiva sigue siendo muy fuerte, especialmente cuando se contemplan estadísticamente, en grandes números, las constelaciones del rendimiento académico y el uso de las titulaciones escolares por parte de sujetos situados en distintas posiciones del espacio social.

Díaz de Rada Brun,  Á. (2007). Etnografía y técnicas de investigación antropológica. UNED: Madrid.

Deprivación y educación compensatoria

    Las teorías de la deprivación intentan dar explicación a los problemas que los chavales de determinados sectores sociales experimentan en la escuela (bajos rendimientos, dificultades para seguir los programas académicos, etc.). El supuesto básico es que sus ambientes extraescolares, particularmente las familias o los barrios, se encuentran "cultural" o "socialmente deprivados", es decir, carecen de los recursos culturales o sociales que faciliten el aprendizaje escolar. El sesgo deprivacionista hace referencia a la interpretación de los ambientes escolares desde cualquier teoría que asuma la deprivación como principio explicativo. Se trata de una desviación ilícita del sentido interpretativo, en la medida en que las teorías de la deprivación confunden "cultura" con "aprendizaje escolar" y "sociedad" con "sociedad escolar o académica". El aprendizaje escolar es una forma particular de aprendizaje. Del mismo modo que las escuelas no son sino formas particulares de institución educativa.

Los programas de educación compensatoria son la respuesta que la institución escolar da al problema de los bajos rendimientos escolares, cuando se los diagnostica desde una óptica deprivacionista. Son programas que intentan reforzar el aprendizaje escolar en áreas en las que supuestamente los alumnos se encuentran deprivados. La extensión del sesgo deprivacionista de estos programas es variable, pero todos ellos comparten un supuesto en común: el supuesto de que la institución escolar goza de una gran autonomía a la hora de intervenir en los problemas de rendimiento. Paradójicamente, aunque admiten que lo que sucede en la escuela depende crucialmente de lo que sucede fuera de ella, pretenden modificar los problemas de rendimiento por medio de acciones fundamentalmente escolares. La razón de esta paradoja se encuentra en el sesgo deprivacionista, que entiende la escuela como un instrumento que dará a los alumnos lo que su medio sociocultural no les da. Sin embargo, raramente conciben el medio sociocultural extraescolar en positivo, preguntándose por lo que, de hecho, dicho medio da, positivamente, a los chavales.

Díaz de Rada Brun,  Á. (2007). Etnografía y técnicas de investigación antropológica. UNED: Madrid.

La escuela como entramado sociocultural

    Podemos considerar las realidades socioculturales como tramas y como espacios. Ambos modelos buscan producirle una impresión de que las instituciones humanas son campos de acción constituidos como tejidos de significados y de convenciones, y como espacios o zonas de experiencia y de práctica. Una institución escolar, por ejemplo, pone a jugar una multitud relacionada de visiones de la realidad en zonas de acción social, como los claustros, los recreos, las clases, etc. Allí hay sujetos de carne y hueso, agentes sociales, que producen y viven, comparten y negocian su vida social. La vida social es, en este sentido, un hecho práctico, no es una entelequia, puesto que cobra cuerpo en las acciones de sujetos de carne y hueso. El adjetivo sociocultural da cuenta de esta síntesis entre los aspectos ideales de la vida humana que tradicionalmente se han asociado a la noción de cultura, y sus aspectos materiales, emergentes de la actividad material de cuerpos sociales. Ambas dimensiones no pueden ser disociadas, pues si somos cuerpos, mantenemos una relación social, agrupándonos en una actividad docente por ejemplo, porque mantenemos una relación significativa. Se entiende enseguida que una sociedad es incomprensible si no contamos con los criterios significativos de asociación que la producen; del mismo modo que una cultura es incomprensible si no podemos precisar quién la produce.


Díaz de Rada Brun,  Á. (2007). Etnografía y técnicas de investigación antropológica. UNED: Madrid.

Subcultura educativa

    La noción de subcultura no implica la noción de cultura subordinada, y mucho menos de cultura inferior. Una definición genérica de cultura podría ser: la cultura es una descripción, aportada por el investigador, acerca del conjunto de reglas de comportamiento social y comprensión de la vida que ponen en práctica los grupos humanos, y que vienen soportadas en procesos de significación cuyo medio específico es el aprendizaje social. En la medida en que esos conjuntos de reglas son compartidos y negociados por sujetos que, relativamente, se entienden entre sí, puede decirse que la cultura es siempre relativa a alguna clase de cuerpo social. Cuerpo social quiere decir aquí: conjunto de sujetos que se relacionan entre sí según algún criterio significativo. Subcultura hace referencia a cualquier parcela definible en el interior de ese cuerpo social. En un cuerpo social determinado, por ejemplo, el de los sujetos que se relacionan entre sí en una escuela para producir en el día a día una institución escolar, pueden establecerse criterios de asociación y relaciones especiales, como el que se da entre el colectivo de los alumnos, en contraste con el de los profesores, o como el que se da entre los alumnos de un aula en contraste con el que se da entre los alumnos de otro aula.

Díaz de Rada Brun,  Á. (2007). Etnografía y técnicas de investigación antropológica. UNED: Madrid.