lunes, 14 de septiembre de 2020

Pedagogía y Educación: Triformación Social

Contamos a la espalda con varios artículos sobre Steiner y la pedagogía Waldorf. Un tema hondo donde se puede profundizar por numerosas vías. Hoy vamos a continuar descubriendo y narrando nuevos aspectos de este filósofo.

En su tesis doctoral “Verdad y Ciencia” amplia sus ideas de forma teórica sobre el conocimiento. La Antroposofía desarrollada por él, viene a ser una sabiduría del hombre o sobre el hombre. Esta, ofrece un trabajo espiritual positivo y útil. El arte de enseñar de Steiner radica en sus intenciones sociales. Según su concepto, el desarrollo de la humanidad no se puede comprender si no se ve dentro de amplias relaciones.

En la vida de la sociedad y del individuo se pueden diferenciar tres sectores: la vida cultural-espiritual, la económica y la jurídico-política. Desde el siglo XV Europa Occidental ha desarrollado los estados modernos, nos hemos acostumbrado a que estas tres esferas sean gobernadas desde un centro de poder. El estado centralizado en el que un monarca o un grupo de políticos llevan la responsabilidad y toma de decisiones hasta en los más mínimos detalles y esto nos parece la forma de vida social natural. Steiner propuso una triformación que considera y trata estos tres sectores como tres funciones sociales que coexisten y son gobernadas en recíproca independencia. La situación de la humanidad moderna nos exige descentralización de la vida social.

Los objetivos que sirvieron como base a su trabajo para la triformación social, pueden expresarse en tres breves formulaciones: libertad espiritual en la vida cultural, igualdad democrática en la vida jurídica y fraternidad social en la vida económica.

Las escuelas, universidades y laboratorios científicos son considerados y tratados cada vez en mayor grado como factores de una lucha competitiva político-económica internacional. Los programas escolares, la organización de las clases, las disposiciones de exámenes, los programas científicos y los métodos de investigación son adaptados cada vez más a las necesidades de la industria, de la administración estatal e incluso de la organización militar. Por todo ello, es indiscutible que la libertad de la vida cultural está en peligro también en las naciones que se denominan libres.

La misión más importante del educador es promover los talentos individuales a fin de que sean fructíferos para la sociedad, no preparar la nueva generación para la continuidad alienante de la trayectoria de desarrollo técnico y económico ya fijado de antemano.

El hombre debe crecer libre de exigencias del poder estatal y de la vida económica, hasta que pueda participar como ciudadano activo. Las exigencias del estado industrial moderno influyen demasiado en el ritmo del trabajo escolar y en los exámenes. Para cambiar la sociedad establecida, Steiner alega la fundación de escuelas y universidades libres. Pueden ser financiadas por medio de fundaciones y donativos. Los maestros de las escuelas y universidades que forman corporaciones libres que, en cooperación natural con sus alumnos y con su entorno, se ocupan de la nueva generación de maestros y toman los programas escolares, de los métodos de enseñanza y de la configuración global del trabajo.

Una consecuencia de la independencia sería que las instituciones de la enseñanza e investigación quedarían libres para relacionarse y colaborar en toda la tierra sin tener en cuenta las fronteras de los diferentes estados.

Quien diga que estos problemas no tienen solución debería acordarse de que se trata de problemas que existen sobre todo en aquellos países, en los que el modo de pensar habitual, la legislación y la administración posibilitaron o incluso favorecieron el dominio o por lo menos una influencia ejercida tanto sobre toda la vida cultural como también sobre el parlamento y el poder gubernamental. Una vez reconocida la necesidad de una triformación de todo el organismo social, pueden sin lugar a dudas, elaborarse leyes, que poco a poco conduzcan a una separación efectiva de las funciones estatales, económicas y espirituales-culturales, lo que hasta ahora nunca se ha hecho adecuadamente.

Una solución legislativa, sería en cierto modo un camino intermedio entre comunismo y capitalismo. Si se quiere evitar el predominio de la burocracia y dar juego libre a la fuerza de iniciativa de cada individuo, tendrá que ofrecerse oportunidad a personas individuales capacitadas para que, en la edad más productiva de su vida, puedan administra capital y medios de producción en la libertad; pero cuando abandonan su cargo, el derecho de libre disposición de la empresa fundada o dirigida por ellos pasará a otras personalidades o grupos que estén capacitados para proseguir la tarea determinada, una vez que un órgano competente haya dado su aprobación. Con una legislación dispuesta en este sentido se impide que grandes fortunas pasen por herencia a manos improductivas.

Quien quiera comprender la Pedagogía de Rudolf Steiner desde sus fundamentos, no puede evitar enfrentarse con las ideas de Triformación Social. Pues una de las metas básicas de su arte de enseñar es conseguir despertar y cultivar esas capacidades, ya durante la infancia y juventud. Un sistema social que parte del conocimiento del hombre teniendo en cuenta sus impulsos sociales y que mediante su realización, activa aquellas aptitudes sociales que pueden despertar en medio de toda debilidad y egoísmo, si se desarrollan a través de formas de convivencia sanas, actuales y verdaderamente humanas.

Estas escuelas tienden a romper con la forma de enseñar burguesa con lecciones diferenciadas, hasta los diecinueve años más o menos, para formarse en la capacidad de elaborar juicios propios y responsables. La introducción de disciplinas más necesarias que muchas futilidades que llenan las lecciones que se imparten actualmente a los jóvenes. Tienen que ir dirigidas siempre en relación con el hombre, de forma que el hombre conocerá al hombre a partir del Universo. La formación del hombre es la única meta y pasa por una reforma radical de la formación del profesorado. Cuando examinan hoy a un maestro, solo suelen constatar si sabe aquello, si es un poco hábil… De esto puede prescindirse en los exámenes para maestros. Lo que debería de constatarse es si la persona que tendrá que ver con la educación y la enseñanza está capacitada para crear una relación saludable con el hombre en cierne, si es capaz de sumergirse con toda su mentalidad en las almas y en todo el ser de estos hombres en cierne.

La base de la Pedagogía Waldorf es una Antropología que muestra al hombre desde tres direcciones: como ser físico, anímico y espiritual. Hoy se considera como casi imprescindible que un futuro maestro Waldorf añada a su cualificación profesional, como mínimo un año de formación en seminarios de pedagogía Waldorf. No queremos lograr una educación dogmática. Aspiramos a lograr que aquello que hemos podido conseguir a través de la Ciencia Espiritual, se convierta en acto vivo de enseñanza. La fuerza que mantiene unido el trabajo escolar se reduce al directo contacto humano entre maestros y alumnos. El maestro deberá comportarse de forma que los mismo niños le eleven por encima de ellos. La relación humana inmediata tiene que desembocar en un respeto que ha de ser natural y no impuesto a la fuerza. Conocer a los alumnos y adaptarse a la situación interior en la que estos viven para conseguir un contacto así, es necesario que el maestro dé forma a las materias antes de la clase y no se sienta sin libertad a causa de sus propios problemas. En resumidas cuentas una de las tareas más importantes del maestro Waldorf es representar vivamente ante sí, una y otra vez, en profunda contemplación interior, las imágenes del ser intrínseco de sus alumnos, con todas las posibilidades y todos los problemas que les son propios.

El amoroso interés humano que encuentran los alumnos en la vida escolar ayuda en gran medida a hacer brotar lo mejor de ellos. Su profundo deseo de poder continuar manteniendo el contacto con sus maestros a través de conversaciones, asesoramiento profesional y de estudios, por medio de encuentros.

La verdadera meta del Movimiento para la Triformación Social es hacer brotar y cultivar determinadas aptitudes humanas, las cuales son imprescindibles para una convivencia sobre la tierra aceptablemente armoniosa. Una pedagogía a través de la cual se pueda estimular las aptitudes sociales en la educación y enseñanza es la Pedagogía Waldorf.

Cada ser humano puede recibir una preparación mediante un actualizado arte de enseñar y educar: en la primera infancia, para la participación en una vida espiritual y cultural libre; durante la edad escolar, para el respeto de un orden jurídico igualitario; y durante los años juveniles, para la aportación a una vida económica verdaderamente social.

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