Del griego bios, vida y mimesis, imitación, es una corriente de pensamiento científico que busca emular la naturaleza como fuente de inspiración y aprendizaje para solucionar problemas del modo en que la naturaleza los ha resuelto por sí misma. No se plantea qué podemos extraer de los organismos y de sus ecosistemas, sino qué podemos aprender de ellos. Gracias a la biomímesis, la ciencia avanza causando el menor impacto en el planeta imitando a la naturaleza. En definitiva, se busca ser más eficiente tanto en materia de recursos como de energía para alcanzar un objetivo mediante la observación de esta. Es como si pusiera a trabajar juntos el mundo de la biología, el diseño, la matemática, la química, la física, la medicina y la creatividad con el objetivo de evolucionar fijándose en la naturaleza consciente de que el resultado no causa un impacto negativo en la misma. Cada organismo ha evolucionado hasta lograr ser perfecto en sí mismo, amoldándose a sus circunstancias, por lo que tan solo se debe estudiar qué adaptaciones ha desarrollado para superara las diferentes adversidades.
Hay que tener en cuenta que dentro de la ingeniería biomimética el producto resultante va a ser respetuoso con el medio ambiente y con la biodiversidad del entorno, tanto en su producción como en su uso.
Veamos algunos ejemplos:
Jorge de Mestral solía dar largos paseos con su perro. Cuando llegaba a casa le quitaba todas las hierbas que se habían quedado pegadas en su pelaje. Se preguntó por qué esas plantas se adherían a distintas superficies, cogió una muestra y la analizó con el microscopio y descubrió que la superficie estaba repleta de pequeños ganchos. Ahí comenzaron sus investigaciones que terminaron con la patente del velcro.
La seda de araña tiene una elasticidad que le permite estirarse hasta 20 veces su tamaño, es antimicrobiano, hipoalergénico y biodegradable, y, a igual grosor, es más resistente que el acero. Así, un grupo de investigación de la Universidad de Oxford cree que las propiedades de la seda de araña serán muy beneficiosas en vehículos o en técnicas de cirugía para reparar nervios o tejidos.
El exoesqueleto de una luciérnaga está compuesto por escamas irregulares que no encajan entre sí. Los bordes afilados de estas escamas dejan escapar más luz y gracias a ello han conseguido aumentar la cantidad de luz en un LED hasta un 55% más.
Se está trabajando en la creación de un bastón para invidentes basado en la ecolocalización de los murciélagos. Cuando el bastón tiene cerca objetos vibra porque emite ondas de ultrasonido para detectarlos.
Los búhos pueden tener la solución al ruido del viento en las turbinas eólicas. El secreto está en las plumas de sus alas, que les permite acercarse a las presas sin ser detectado. Al estudiar la acústica del vuelo de este animal, han descubierto que las plumas de sus alas tienen una cubierta suave a lo largo del borde, y una franja elástica y porosa, una especie de pelitos que forman una estructura similar a la de un bosque, y el conjunto de esta estructura hace que el paso del aire se suavice y prácticamente no haga ruido.
Por otro lado, la biomímesis también se está aplicando a la arquitectura. En Zimbabwe un edificio que posee un sistema de refrigeración pasivo basado en el funcionamiento de los termiteros africanos. Los termiteros están construidos en forma de chimenea. Durante el día el sol los calienta, y por la noche el interior está más caliente que el exterior. Cuando la temperatura exterior desciende, el aire caliente sale de modo natural por la parte superior de la chimenea, lo que atrae el aire frío a través de los numerosos túneles subterráneos y sus salidas.
La piel de tiburón puede reducir las infecciones bacterianas. Investigadores están desarrollando versiones sintéticas de la piel de tiburón para ser utilizadas en hospitales. Su piel es rugosa como un papel de lija. Eso es porque está compuesta por millones de escamas diminutas y duras que parecen pequeños dientes. El estudio demostró que el material sintético creado contiene un 94% menos de bacterias que una superficie lisa. También la piel de tiburón se ha llevado a los trajes de baño en los campeonatos de natación, lo que permite a los nadadores ir mucho más rápido.
Un escarabajo que sobrevive en el desierto de Namibia, donde solo llueve un promedio de 51mm por año, puede extraer agua de la humedad del aire. Un ingeniero ha desarrollado un proceso de captación de agua de niebla y rocío que, imitando al insecto, podría recolectar desde medio litro a tres litros por hora, dependiendo del entorno.
Extraído de Bona, C. (2023). Educación sostenible. Barcelona: Plaza Janés.
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