martes, 27 de junio de 2023

¿A qué llamamos innovación educativa?

    En mi primera publicación impresa en papel, El maestro en Sanabria: de las Misiones Pedagógicas a la represión franquista, abrí la veda a la reflexión sobre a qué llamamos innovación educativa.  Mi libro se centra en una pequeña porción de estudio de la educación republicana y la dictadura franquista. Claramente, se puede percibir cómo a comienzos del siglo XX se sentaron las bases y fundamentos en Europa de lo que hoy en España estamos recuperando y vendiendo como innovación. Pero esos conceptos ya existían. Simplemente, los hemos desempolvado. En el post de hoy, apoyados en otros escritores, pedagogos y maestros, reforzaremos esta idea.
    Siempre que se abre este debate, debemos hacer una reflexión sobre qué se considera tradicional y qué significa innovación. Normalmente, tendemos a asociar escuela tradicional con las prácticas educativas que llevan tiempo entre nosotros. Bajo mi punto de vista, por lo estudiado y abordado en mi obra, esto se produce por una mirada desde el franquismo. Este tipo de praxis, tiene como características principales: la transmisión y acumulación de conocimientos, ser reproductiva (los alumnos repiten lo que se les pide para demostrar que adquieren esos conocimientos) y es memorística. Se vincula también a la educación instrumental cuyo fin quedaba relegado a formar seres empleables, donde lo que primaba era la enseñanza utilitaria para desempeñar un trabajo. (Véase: El falso principio de nuestra educación. Max Stirner). Comprender la historia del ser humano nos ayuda a interpretar de dónde venimos y analizar hacia dónde nos dirigimos, permitiéndonos aprender de nuestros errores y repetir nuestros éxitos.
    Por otro lado, innovación engloba todas las experiencias que rompen con estos parámetros y suponen un cambio en el proceso y resultado. Muchas veces se asocia con la introducción de la tecnología en el aula: pantallas, nuevos equipos, programación, robótica... Pero como veremos más adelante, con ejemplos de pensadores y autores que nacieron sin tecnología, nos daremos cuenta de lo afín que es su pensamiento a lo que hoy llamamos innovación. La innovación es mucho más que introducir tecnología, es la educación del ser humano de forma integral, holística, teniendo en cuenta razón y emoción, sociedad e individuo, mejora a nivel individual y colectivo...
    La resistencia al cambio puede darse por no ver la necesidad de cambio en sí mismo, puede que veamos necesaria una transformación, pero no en nosotros mismos, sino en los demás porque no se ajustan al sistema del que formamos parte. Puede que sea miedo a lo desconocido o quizá esté asociado al miedo por la pérdida de una posición de dominio, de nuestra seguridad, de la realidad cómoda que conocíamos o puede que nos preocupe si vamos a hacerlo bien con un nuevo sistema. Es paradójico pretender educar a la infancia y prepararla para un cambio y que nosotros nos resistamos al mismo.
    Continuamente tendemos a dicotomizarlo todo: jornada partica o continuo, bilingüismo o trilingüismo, deberes sí deberes no, escuela tradicional o innovación... Esas divisiones salen de la mente de adultos; lo que necesitan y quieren los niños es aprender. En este sentido hay cosas que funcionaban hace muchos años y que funcionarán dentro de otros tantos, como veremos a continuación. La distinción no debe centrarse entre lo nuevo y lo viejo, sino entre lo eficaz y lo irrelevante.
    Séneca nació en el año 4 a.C. en la actual Córdoba. Propugnaba el retorno a lo esencial para lucha contra la pérdida de valores. La pedagogía elaborada por él tiene por objetivo la formación vital del ser humano. Proponía que la enseñanza y la educación tuvieran un fin práctico.
    Comenio nació en 1592. Se le considera el fundador de la pedagogía moderna. Propuso un programa para hacer amena y no tediosa la educación, y lo llamó Pampaedia o Pansofía que significa educación universal, se debe enseñar a todos. Defendió que el estudio tenía que ser completamente práctico, completamente grato, de tal manera que hiciera de la escuela una autentica diversión, es decir, un agradable preludio de nuestra vida. También, la escuela debía centrarse no solo en la formación de la mente sino de la persona como un todo, lo que incluiría la instrucción moral y espiritual. El centro del sistema escolar no era el maestro, sino el alumno.
    Rousseau nació en 1712. En su obra Emilio o De la educación, considerada todavía hoy uno de los textos fundamentales de la pedagogía moderna, afirmaba que la educación es el camino para formar ciudadanos libres e íntegros, con sus derechos y deberes y preparados para participar en la sociedad. Su filosofía educativa enfatiza el hecho de que los niños tienen sus propias motivaciones acordes a su etapa de desarrollo, y que es más importante desarrollar su comprensión del mundo que la acumulación de conocimiento. En sus propias palabras: Le acostumbráis a que siempre se deje guiar; a que no sea otra cosa más que una máquina en manos ajenas. Queréis que sea dócil cuando es pequeño y eso es querer que sea crédulo y embaucado cuando sea mayor.
    Pestalozzi nació en 1746. Defendía la individualidad de los niños, consideraba fundamental que se favoreciese un aprendizaje basado en lo que fuera práctico en su vida diaria. Aspiraba a conseguir la reforma de la sociedad desde una educación que procurase una formación integral, más que la mera imposición de determinados contenidos. De ahí, enfatizaba la necesidad de que los maestros se preparasen para lograr un desarrollo integral del alumno, más que implantar conocimientos. Una de sus máximas fue: Un niño que no se siente querido difícilmente puede ser educado. Nuestra influencia llega solo adonde llega nuestro amor.
    Fröbel nació en 1782. Para este autor, la educación comienza en la niñez, de ahí la importancia del juego. El niño es capaz de introducirse en el mundo de la cultura, la sociedad, la creatividad y el servicio a los demás por el juego. La educación en la etapa de infantil debe darse en un ambiente de amor y libertad. En 1840 acuñó el termino Kindergarten o jardín de infancia para referirse a este sistema de enseñanza fundado en el juego.
    Tolstói nació en 1828. Es más conocido como literato que como pedagogo, pero en Rusia tuvo su repercusión educativa. Creció en una familia aristocrática, repartió sus propiedades entre los campesinos y se dedicó a la educación del pueblo, poniendo en práctica sus teorías pedagógicas antiautoritarias. Leyó varias obras especializadas en la materia y contactó con varios profesionales de la docencia. En 1857 viajó por Europa para conocer la cultura occidental y las ideas pedagógicas que se estaban aplicando. Sus ideas renovadas y su pasión por la educación pudieron ponerse en práctica en su Escuela de Yásnaia Poliana, que fundó en 1859 para los niños campesinos, donde la enseñanza era gratuita. Fue una de las primeras experiencias de escuela libertaria. La metodología y el fin de la educación era la libertad. Algunos de sus contemporáneos, pedagogos de profesión, pusieron en duda su contribución, criticaron la escuela fundada por él y le quitaron toda credibilidad. No obstante, la historia de la pedagogía contemporánea demuestra la gran importancia de su intervención. Pese a su fama como novelista, él atribuía más valor a sus trabajos educativos que a los artísticos. En sus años como docente dijo: Fueron los momentos más felices de mi vida... cuando supedité toda mi vida al servicio de la gente. Sobre la concepción del niño escribió lo siguiente: Mirad al mismo niño en casa, en la calle y en la escuela: poco antes habías visto una criatura llena de vida, feliz, curiosa, de ojos risueños y con una sonrisa en sus labios que trata de saberlo todo, que expresa sus ideas con claridad y firmeza en su propia lengua; luego veréis a una criatura hermética, con expresión de cansancio, miedo y tedio, que repite solo con los labios palabras extrañas, en una lengua extranjera; una criatura cuya alma, como un caracol, está cerrada en su concha. Basta con comparar estos dos estados para decidir cuál es el más ventajoso para el desarrollo del niño.
    Giner de los Ríos nació en 1839. Fue pedagogo, filósofo y ensayista español. Educar en el amor a la naturaleza, la ciencia, los deportes, las artes; educar para ser autónomos y que niños y niñas puedan pensar por sí mismos; que el mundo y la escuela sean uno... Todo eso que ahora puede verse como algo tan moderno o innovador, era la base de las ideas de Giner de los Ríos. Fundó la Institución Libre de Enseñanza (ILE). Creó también una escuela de Primaria. Sustituyó los exámenes por la observación, los trabajos o el conocimiento de los alumnos. También era un pilar fundamental las excursiones a museos o visitas a la naturaleza. Defendía la supresión del estrado del maestro, así como de los bancos y gradas de las antiguas aulas, y sustituirlos por la disposición en torno al profesor, un círculo de escolares activos que piensan, hablan, discuten, se mueven, están vivos. Fundó la Junta de Ampliación de Estudios que era la primera agencia de innovación y renovación del sistema educativo español, promovía viajes al extranjero para visitar centros docentes innovadores. Como campaña contra el analfabetismo crearon las Misiones Pedagógicas, cuya función era dejar bibliotecas en las escuelas rurales y ayudar a sus maestros a valorar los nuevos avances técnicos y pedagógicos para que pudieran desempeñar mejor su trabajo. Giner se ocupó de conocer los progresos obtenidos por otras naciones, de aplicarlos a la situación española, intentando adaptarlos a nuestro genio y circunstancia. La expresión educar seres humanos completos y no solo instruir, resume la esencia de su pensamiento.
    John Dewey nació en 1859. Fue filósofo, psicólogo y pedagogo. Contrastó sus estudios sobre educación en la famosa escuela laboratorio de carácter experimental llamada Escuela Dewey, en la universidad de Chicago. Dewey concebía la escuela como un espacio de producción y reflexión de experiencias relevantes de vida social que permite el desarrollo de una ciudadanía plena. Estaba convencido de que el ser humano aprende cuando se enfrenta a situaciones problemáticas que se dan en actividades que le interesan. Sus argumentos provocaron enfrentamientos con los defensores de una educación tradicional centrada en el programa. Tampoco estaba de acuerdo con los que pensaban que había que seguir exclusivamente el interés del niño. Es necesario unir los intereses de los niños y la experiencia acumulada por la humanidad. La función de los docentes sería aunar ambos puntos y proporcionar conocimientos teóricos y prácticos con el fin de ofrecer las condiciones necesarias que estimulasen y desarrollasen las facultades de los alumnos para que ellos mismos llegasen a sus conclusiones. Una de sus máximas era: Cuando el niño entiende la razón por la que ha de adquirir un conocimiento, tendrá gran interés en adquirirlo.
    Cecil Reddie en 1889 fundó la Escuela Nueva. Según su filosofía, el proceso educativo debería dirigirse a todas las dimensiones de la persona, no solo a su intelecto. Se le da importancia al arte, a la educación física, al desarrollo afectivo... Esta pedagogía centra el interés en el niño y en el desarrollo de sus capacidades. Parte de la esencia de esta filosofía es preparar al niño para que viva en sociedad. Su método educativo se basa en que el alumno tenga experiencias directas, que se le plantee un problema auténtico, que se estimule su pensamiento, que posea información y haga observaciones; que las soluciones se le ocurran a él y que tenga la oportunidad de comprobar sus ideas. No existen los libros como tales, sino que se dan pautas de trabajo y maestros y alumnos van construyendo los contenidos a partir de los intereses y motivaciones de estos últimos.
    Ovide Decroly nació en 1871. Su École de l´Ermitage nació bajo el lema: Escuela para la vida y a través de la vida. Introdujo los centros de interés, aquellos temas que llaman la atención de los alumnos y que son necesarios para su uso cotidiano. Fue perfilando su teoría sobre la globalización en la enseñanza que le ayudaría a entender una escuela nueva que impulsaba la idea del alumno como protagonista de su propio aprendizaje.
    Édouard Claparède nació en 1873. Fue psicólogo y pedagogo. Su principal preocupación pedagógica fue la de conseguir una escuela activa en la que primara la necesidad y el interés del niño. Claparède tomó las ideas y conceptos de la psicología y los aplicó a la pedagogía; así, propuso que los maestros aprendieran a observar a sus alumnos y prepararan las clases a partir de esas observaciones.
    María Montessori nació en 1870. Su formación en medicina la llevó a preocuparse por la investigación psiquiátrica para aplicarla a la educación especial. Diseño un novedoso entorno de aprendizaje para acomodarlo a su nivel de desarrollo y a su tamaño físico, con mesas, sillas, estanterías y materiales específicos. Niños y niñas se convierten así en el centro de toda la toma de decisiones para la educación, y se implica a las familias en la educación de sus hijos. 
    Bertrand Rusell nació en 1872. Su visión parte de la humanidad como un todo. Por ende, la educación debe ir dirigida a vivir en sociedad, el fomento de los aspectos más constructivos del ser humano y la preocupación por la dignidad y por la libertad de cada individuo es lo que caracterizan su obra. Afirmó que: El medio escolar es uno de los factores más importantes para la formación del carácter... Quien desee fundar una buena escuela tiene que pensar en el carácter del grupo social que va a crear más que en ningún otro factor. Trató de combinar todo lo bueno de la educación clásica con la moderna, el estudio de la historia con las ciencias aplicadas, la razón con la emoción, la pasión con la inteligencia, el conocimiento con la responsabilidad, la realidad con la imaginación.
    Gabriela Mistral nació en 1889 participó activamente en la educación de su país (Chile) y de México, donde colaboró en la reforma educativa. La educación, según su pensamiento, debe transmitir todos los conocimientos científicos, humanísticos, prácticos y técnicos para la formación integral de los alumnos, y tiene que formar en valores, esenciales para la convivencia en paz y en armonía social. Opinaba que las escuelas debían ser democráticas, con la participación de los alumnos, los maestros y las familias. Su idea de educación estaba centrada en el desarrollo y la protección de los niños.
    Vigotsky nació en 1896. Sostenía que los niños desarrollan su aprendizaje por interacción social: van adquiriendo nuevas habilidades a medida que interiorizan las estructuras de pensamiento y de comportamiento de la sociedad que los rodea. Su concepto de zona de desarrollo próximo hace referencia a un grado de conocimiento que se sitúa en un nivel inmediatamente por encima de aquel que posee el que está aprendiendo.
    Freinet nació en 1896. Fue uno de los referentes más importantes de la pedagogía moderna y popular. Entendía la educación escolar como parte de la vida, y no como una preparación para ella. El hecho de observar a sus alumnos le hizo ser consciente de que la escuela no respondía a las necesidades educativas de los estudiantes. En su clase, los niños se organizaban en asambleas que sirven para regular la vida del grupo, revisar el trabajo, proponer proyectos y tomar decisiones; en la biblioteca, consultan libros, monografías, artículos de prensa y archivos fotográficos; elaboran textos libres que los imprimen y forman parte de la revista o periódico escolar. Hablar de la imprenta en la escuela, de la correspondencia entre alumnos o de la cooperativa escolar, y  de la imperiosa necesidad de salir del aula para ir a buscar la vida en el entorno, es hablar de Freinet.
    Piaget nació en 1896 descubrió que existen diferentes estadios de desarrollo en los niños.
    Loris Malaguzzi nació en 1920, es conocido por el método Reggio Emilia en Educación Infantil. Todo su pensamiento engloba la cultura, los derechos de la infancia, el respeto y la comunicación democrática, la construcción del conocimiento a través del diálogo de los infantes con su entorno, la sociedad, la cultura y las personas que los rodean.
    A veces asociamos la innovación con lo tecnológico, y, sin embargo, en muchas ocasiones se acerca más a una invitación a mirar a lo esencial, a las raíces. Hemos visto diferentes ejemplos y cómo se enfrentaron a los paradigmas instaurados en el momento para fomentar un cambio. La educación también es una ciencia y como ciencia tiene unos paradigmas y perjuicios donde los científicos educativos, que no encajan o aceptan esas normas impuestas, desafían los moldes prestablecidos para provocar el cambio de mirada y pensamiento. Es decir, intentar romper las nociones más arraigadas es necesario para no postergar sobre los propios prejuicios. Si queremos avanzar, las grandes revoluciones vienen de romper los prejuicios previos. Las grandes revoluciones han surgido de personas rebeldes, radicales, personas que no encajan en los paradigmas. Romper prejuicios es importante porque las cuestiones básicas son cuestiones fundamentales tan arraigadas en nuestra cultura que son muy difíciles de romper y con nuevas propuestas se beneficia generando alternativas y cambio.

Adaptado de: Bona, C. (2021). Humanizar la educación. Barcelona: Plaza Janés.

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