Debemos llamar la atención sobre el problema de cómo comen los niños, de cómo comemos nosotros. ¿En qué estado de ánimo vamos a la comida? Primero deberíamos preguntarnos: ¿Qué es realmente lo que alimenta? ¿De dónde aquello que está en el plato tiene la fuerza que quiere construir mi cuerpo, estimular funciones, de manera que pueda actuar en el cuerpo? La respuesta es fácil. Es la vida, un medio de vida. No nos dirigimos a lo muerto en el alimento sino a lo viviente. Veneración ante lo viviente: ese debe ser el ánimo ante la comida, la veneración por aquello que ahora nos quiere alimentar. De algún modo las personas debemos preparar nuestro ánimo para lo que tiene que suceder durante el comer y beber. Y de esto se tienen que dar cuenta los niños, tienen que sentirlo. Los niños están muy atentos a lo genuino.
El significado es puramente fisiológico-alimenticio, con una relación interior de esta índole con el ser la alimentación, el alimento puede nutrir de una manera totalmente diferente a como lo haría sin ella. Un ejemplo visible se encuentra en el libro de Fred Wander La séptima fuente en el capítulo Pan. El autor describe de una manera sus experiencias como prisionero en un campo de concentración. Se les daba allí una pequeña y miserable ración de pan. Un grupo de presos pudo mantenerse con vida solo porque ellos comieron el trozo de pan con un ánimo especial. Siguió describiendo cómo el pequeño grupo que se dirige conscientemente a la ingestión del alimento puede conservar su vida. Un reo muy vigoroso y fuerte se burla de la ceremonia. Él rompe su pan en pedazos y se llena la boca por lo menos una vez al día. Por supuesto, cuando un año más tarde siente desaparecer sus fuerzas, él descubre lo que significa comer el pan con un cierto ánimo de devoción.
Para terminar nuestra exposición, volvamos a nuestra situación en Europa. Aquí reina un consumo de lujo; las personas generalmente comen más de lo que el organismo necesita y puede tolerar. Considerando a los que pasan hambre en el mundo, es moralmente objetable. Debemos comer con ganas y apetito, pero hoy es más importante que nunca unir la alimentación a una conciencia y no dejarse llevar por los instintos y apetitos.
El sentido más profundo de la alimentación es cuidar el cuerpo como instrumento para el desarrollo humano. Pensemos y desarrollemos en ese sentido la alimentación para nuestros alumnos e infantes que nos rodean.
Extraído de Renzanbrink, U. (2022). La alimentación saludable del lactante, del escolar. Alimentación y temperamentos. Buenos Aires: Antroposófica.
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