Antes de nada, definiremos chauvinismo, para todos aquellos que desconocíamos el término. El chauvinismo es la exaltación desmesurada de lo nacional frente a lo extranjero. Conocido también como chovinismo debido a la adaptación del apellido del patriota francés Nicolás Chauvin, personaje histórico condecorado en las guerras napoleónicas.
La intensidad y claridad de las luchas raciales y étnicas presenta un curioso contrapunto con la naturaleza generalmente amorfa y confusa de las relaciones clasistas. Son las mayorías y minorías raciales y étnicas, en vez de las clases, los grupos estratificados que manifiestan un sentido de su propia identidad, una conciencia de destino común y un proyecto colectivo. Estos fenómenos no dejan de estar relacionados. Tanto la persecución, segregación y explotación de enclaves minoritarios por mayorías raciales y étnicas solidarias, como el propio activismo solidario de los enclaves minoritarios pueden contemplarse como formas de lucha política y económica que preservan la pauta global de la estratificación de clases. En lugar de organizarse para mejorar las escuelas, barrios, empleos y servicios sanitarios de todos, las minorías étnicas y raciales buscan su propio provecho a expensas de otras minorías. El chauvinismo étnico empuja así a los que no tienen nada contra los que tienen poco, permitiendo a los que tienen todo mantener su concentración de riqueza y poder.
En EEUU, el pluralismo étnico no ha surgido como resultado de una conspiración consciente. La formación de la conciencia étnica y racial tomó precedencia sobre la formación de la conciencia de clase a causa de la tasa relativamente alta de movilidad social que disfrutaban los inmigrantes blancos. La conciencia de clase no se desarrolló a causa de que, a la corta, era desventajoso para la clase trabajadora blanca, con su relativamente alta movilidad, establecer alianzas con la clase trabajadora negra. Los negros fueron abandonados por los blancos de clase obrera; se les dejó que sufrieran los peores efectos de los bajos salarios, el desempleo y la explotación porque, al actuar así, gran número de blancos tenía una mayor probabilidad de alcanzar el estatus de la clase media. Sin embargo, a la larga, los blancos de la clase obrera han tenido que pagar una enorme penalización por no haberse unido a la clase obrera y pobre negra. Las divisiones raciales debilitan la acción colectiva y permiten campo libre a los funcionarios y agentes comerciales para beneficiar a los blancos de clase media y clase alta. En la medida en que los temas raciales mantenían leales a los votantes blancos, los funcionarios elegidos podían ignorar las necesidades de los distritos electorales de clase trabajadora blanca y pobre.
Una de las razones del éxito limitado del movimiento del poder negro en los EEUU es que provocó un aumento reactivo en los sentimientos y actividades de solidaridad de los grupos blancos culturales, raciales y étnicos. Como respuesta a las amenazas reales o imaginarias a sus escuelas, barrios y puestos de trabajo. Las etnias blancas, descendientes de italianos, polacos, irlandeses y judíos, lucharon contra el poder negro. Montaron campañas contrarias a la utilización conjunta de autobuses y crearon sistemas escolares nuevos, privados y públicos, basados en modelos de residencia suburbana segregada. Tal vez pueda llegar un momento en que las minorías negras y blancas piensen mejor las consecuencias del chauvinismo étnico.
Extraído de Harris, M. (2021). Antropología cultural. Capítulo 16: La antropología de una sociedad industrial. Madrid: Alianza editorial.
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