jueves, 8 de junio de 2023

Burocracia industrial y alienación

    El crecimiento de las corporaciones gubernamentales y oligopolísticas y la extensión de la industrialización al sector de la información y a los servicios ha tenido como consecuencia que la mayoría de las personas trabajen actualmente para organizaciones a gran escala que se rigen por normas burocráticas. Estas organizaciones no recompensan la iniciativa privada o la libre empresa tanto como el que los trabajadores realicen tareas rutinarias estandarizadas. Esto ha conducido a la aparición de la alienación, no solo en las cadenas de montaje de las fábricas, sino en las oficinas, comercios, hospitales y tiendas. Los trabajadores de las grandes empresas burocratizadas de la Administración o privadas, tienden a aburrirse con sus tareas, son hostiles hacia la dirección, indiferentes respecto a la calidad del producto y están desinteresados en el bienestar de los consumidores de los bienes y servicios que contribuyen a producir.
    La reciente tendencia hacia la industrialización de la información y del sector servicios ha intensificado el problema de la alienación haciendo rutinarios y burocratizando puestos de trabajo que anteriormente permitían una considerable cantidad de estilo y autoexpresión individual. Por ejemplo, a medida que las cadenas de comida rápida se hicieron cargo del negocio de los restaurantes, fueron prescindiendo de cocineros, chefs cualificados, menús personalizados, camareros y personal conocedor de su trabajo. Utilizaban equipos y productos diseñados para ser puestos en funcionamiento o vendidos por personas no especializadas y con un mínimo de entrenamientos, de las cuales esperaban altas tasas de rendimiento, cuyos trabajos consisten en extraer porciones uniformes y empaquetadas de alimentos preparados y congelados.
    Aunque algunos observadores discuten que la automatización que se está produciendo con gran rapidez en el sector de servicios e información provocará la eliminación de muchos trabajos aburridos  alienantes, otros se temen que la oficina electrónica sea una fuente de mayor alienación de los trabajadores. Existen indicios de que la automatización de los trabajadores ha conducido ya a un incremento en la división detallada del trabajo, a la eliminación de muchos puestos interesantes y versátiles de secretaría y a una degradación adicional de habilidades y sueldos. Karen Nussbaum escribe:
La automatización de las oficinas, tal y como se está introduciendo actualmente, requiere que una gran cantidad de personas introduzcan los datos, pulsen los botones adecuados, cumplimenten formularios para el ordenador con perfecta exactitud y alimenten de formularios al ordenador, actividades todas ellas tediosas. Cada trabajador debe disciplinarse de acuerdo al sistema impuesto por la máquina. Con mucha frecuencia, los administrativos trabajan con terminales de ordenador que han sido estrictamente programados para realizar solo una tarea.
    Las nuevas máquinas de oficina supervisan, ellas mismas, y disciplinan a sus operadores, eliminando virtualmente el contacto y la conversación con otros trabajadores, excepto con aquellos que realizan funciones similares y se encuentran al lado.
    Para los operadores de teléfonos, cajeros, administrativos de almacenes, clasificadores de correos, la automatización significa progresivamente menos que saber y menos que pensar. Utilizando máquinas de exploración óptica, los administrativos de archivos pueden permitirse el lujo de no conocer el orden de las letras del alfabeto. Los cajeros de supermercados ya no tienen que saber sumar o restar.
    Los empleados de reservas de líneas aéreas no necesitan ya saber nada de horarios. Los administrativos bancarios se han convertido en meros administrativos de caja en un supermercado de dinero.
    Parece probable que la alienación de los trabajadores e incluso de la gestión misma del Estado sea una causa importante del descenso en la calidad de los bienes y servicios.

Extraído de Harris, M. (2021). Antropología cultural. Capítulo 16: La antropología de una sociedad industrial. Alianza editorial: Madrid.

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