jueves, 7 de julio de 2022

Temperamentos y autoeducación

 “Amemos al hombre tal como debemos amarlo, no lo estudiemos solo con el frío raciocinio.”

R. Steiner.


Dedicado a todos mis compañeros y compañeras que me han acompañado durante estos dos años de formación en Pedagogía Waldorf, a los mentores, tutores, ponentes y organizadores del programa y a la sección de jóvenes de Antroposofía de España. Poco a poco se han convertido en una gran familia donde enraizar y brotar, aportando calor, luz y conocimiento.

El presente escrito no consiste en un trabajo de investigación, más bien es un trabajo de síntesis y recopilación de información tratada en varios documentos. Espero haber podido hacer un trabajo fino, preciso y meticuloso. Creo haber realizado un trabajo bastante comprensible y ligero de leer. Y como ávido lector e interesado por diversos temas escribo estas hojas a modo de resumen para que todos nos podamos beneficiar. Con esto le ponemos el broche final a este ciclo formativo.

Con todo mi cariño para vosotros.

INTRODUCCIÓN

Queridos lectores, nos sumergimos en un tema bastante hermoso e interesante a la vez que profundo y denso. El propósito de este trabajo es realizar una visión general sobre el tema de los temperamento, que a menudo ha salido en nuestras conversaciones durante los seminarios. Para ello, me he basado en la lectura de cuatro libros reseñados en la bibliografía, donde me apoyo y nutro para confeccionar estas hojas que tienes entre las manos.

Comenzaremos nuestra aventura definiendo temperamento desde la DRAE1. Nuestro afamado diccionario lo define como “Carácter, manera de ser o de reaccionar de las personas” otras de sus definiciones son “Manera de ser de las personas tenaces e impulsivas en sus reacciones” o “Constitución particular de cada individuo, que resulta del predominio fisiológico de un sistema orgánico”.

Si nos quedásemos simplemente con estas definiciones nos estaríamos conformando con ver la punta del iceberg. Los temperamentos son bastante más y sobre todo desde la mirada antroposófica. Este es nuestro objetivo aportar luz sobre este tema y acercar la perspectiva antroposófica a más personas.

Dicho esto, debemos remontarnos a épocas muy anteriores a la nuestra, a los griegos. En concreto la figura de Hipócrates (considerado como padre de la medicina). Utilizaba el concepto de los 4 humores o temperamentos en sus investigaciones y trabajos de campo. Legado que ha llegado a nuestros tiempos siendo usado tanto en la educación como en la medicina.

Estas ideas de Hipócrates encontraban su ser en la parte física del cuerpo tanto en glándulas como en fluidos y sus funcionamientos. Por ejemplo la cólera o bilis se vinculaba con trastornos de ira o mal genio; la melancolía, conocida como bilis negra, originaba el estado anímico del melancólico; el exceso de fluidos o flema daba origen al flemático y; finalmente de la sangre adquiría su nombre el sanguíneo. El sistema glandular es la expresión física del cuerpo etéreo; el sistema nervioso se representa en el cuerpo astral; la sangre en circulación es la expresión del verdadero “Yo” y; el cuerpo físico en el propio cuerpo físico. De esta forma tenemos los cuatro temperamentos: colérico (circulación de la sangre-Yo), melancólico (cuerpo físico-cuerpo físico), flemático (sistema glandular-cuerpo etérico) y sanguíneo (sistema nervioso-cuerpo astral).

Nuestros antepasados describían los temperamentos desde el frío, el calor, la humedad y la sequedad. El frío y el calor se correspondían con los estados de ánimo, la personalidad y su forma de expresarse en el mundo. El calor era sinónimo de interés, entusiasmo, actividad... pero también de furia y mal genio. El frío, sin embargo, se vinculaba con una conducta más pasiva, controlada y el desinterés hacia el mundo.

La humedad y sequedad hace referencia a la cantidad de fuerza vital o energía que imprimías en tus acciones. Por ello nos queda el siguiente cuadro comparativo extraído de Pereira, S. (2006):

Colérico “caliente y seco

Sanguíneo “caliente y húmedo”

Flemático “frío y húmedo”

Melancólico “frío y seco”

El colérico se consideraba caliente por su excesiva actividad tanto hacia el mundo exterior como a su propio mundo interior. Esto le provocaba un gran interés y entusiasmo que producía un exceso de actividad terminando normalmente en desesperación por no poder abarcar todo. En consecuencia se “secaba” su propia vitalidad o energía.

Por otro lado, el flemático dirige su energía hacia su interior. Esto, en la antigua medicina lo apodaban con el término húmedo, y era frío por no perder la calma. El melancólico comparte el “frío” del flemático desinteresándose por la vida externa y siendo muy falto de energía (seco).

Por último, el sanguíneo posee el calor gracias a la expresión de entusiasmo de acoger todo lo nuevo del exterior. Además, de su gran vitalidad con la que se lanza a la vida exterior. No obstante carece de fuerza interior para mantener de forma prolongada el interés y le costará llegar hasta el final en la actividad que se propuso (húmedo).

Abandonando el tema de “percepciones térmicas”. Los temperamentos también guardan relación con los colores. Podríamos decir que sus colores ideales son azul, verde, amarillo y rojo.

El azul se atribuiría al melancólico. Es un color que arropa, envuelve. Un color frío que nos llena de nostalgia que puede pasar de una sensación de suavidad y protección a una sensación de agobio y densidad.

El verde perfectamente encaja con el flemático, nos invita a ensanchar nuestros límites, a crecer por dentro, nos equilibra, pero también puede generar monotonía (rutina).

El amarillo, claramente es para el sanguíneo, un entusiasmo chispeante, vivaz, alegre, luminoso, muy expresivo, tiende a la expansión sin olvidar su centro. El peligro irradia en brillar tanto hacia el exterior que en el interior se genere un vacío. No suele encontrar límites y por ello provoca dispersión.

Finalmente, el rojo se atribuye a la cólera fuente tanto de destrucción como de energía y vida.

Dejando a un lado los colores y los temperamentos. Otra relación de estos últimos es con los cuatro elementos que forman la materia: tierra, agua, aire y fuego. Correspondiéndose el melancólico con la tierra, el sanguíneo con el aire, el flemático con el agua y el colérico con el fuego.

La tierra es el elemento solido, la inmovilidad, la rigidez, el endurecimiento, la frialdad… en definitiva, la materia en su estado más denso. El agua destaca por su falta de movimiento interior. Se adapta al entorno, no tiene forma propia. El aire es la movilidad, la ligereza, la liviandad… se expande tan lejos como el espacio le permita. Y el fuego tiende a la ligereza, se consume a sí mismo y no puede mantener su energía constante.

La relación entre los cuatro elementos es lo que surge del mundo exterior. Dependiendo de cómo sea su combinación, el ser humano será de una forma u otra, su presencia en el mundo será diferente y por ende su temperamento.

Curiosamente, la interrelación entre temperamento y mundo externo o naturaleza permite distinguir cualidades diferentes del mismo temperamento según clima, país, continente…

Prosiguiendo ahora con Rudolf Steiner, el afamado autor nos aporta la visión del ser humano desde la corriente antroposófica. Considera que el hombre es una entidad formada por cuatro partes: el cuerpo físico, el cuerpo etéreo, el cuerpo astral y el “Yo” o autoconciencia. De la interacción de los cuatro miembros y el modo en que actúan entre sí, surge el temperamento humano.

El cuerpo físico está relacionado con los sentidos y con el mundo material o mineral, la densidad. Es la parte más densa que se debe controlar a través de los miembros superiores (el resto). Si no se logra controlarlo producirá una desarmonía con el resto de cuerpos o miembros.

El cuerpo etéreo o fuerzas formativas, su misión consiste en construir el cuerpo físico y mantenerlo en la vida. La persona se siente tentada a permanecer cómodamente en sí mismo. Este cuerpo tiene una especie de vida interna.

El cuerpo astral son las emociones, sensaciones, percepciones, pensamientos, imágenes… es el sistema nervioso. Actúa tanto en el sistema nervioso como en la sangre. Si solo actuase en el sistema nervioso el ser humano entraría en una dinámica de altibajos emocionales, una montaña rusa infinita. Gracias a ejercer influencia en la sangre, el yo domina esa vida cambiante y nacen armonía y orden. La sangre pone límites al sistema nervioso.

El “Yo” o autoconciencia es nuestra propia impronta, que nos permite diferenciarnos y ser individuos únicos. Es nuestra esencia, el elemento que emerge de eslabón entre el mundo físico y el espiritual. Aristóteles, habló de un quinto elemento considerado la quinta esencia que era divino, vivía por encima de lo creado y su misión era equilibrar a los cuatro temperamentos. Esta descripción de Aristóteles se asemeja al “Yo” del ser humano a su potencialidad, a su espíritu. Una definición que se adapta perfectamente es “un determinado sello o impronta con la que venimos a la Tierra.”2

En el ser humano se presentan dos corrientes en el momento del nacimiento. Por un lado tenemos la corriente hereditaria o familiar y por otro lado la corriente interior o propia que es aquella en que la persona ha desarrollado sus disposiciones, sus propiedades, sus facultades interiores y su destino en el mundo exterior, antes del nacimiento. Se debe de conseguir un equilibrio entre las dos.

Entre ambas, entre lo que traemos de vidas anteriores y lo que nos impone la familia, el pueblo y la raza se encuentra un eslabón que tiene características comunes de ambas polaridades y es capaz de ser individualizado. Este elemento que se interpone entre lo hereditario y la individualidad se llama temperamento. Las cualidades del temperamento de una persona matizan las características heredadas en la cadena de las generaciones. El temperamento equilibra lo eterno con lo perecedero.

TEMPERAMENTO SANGUÍNEO

El humo, en ondulante movimiento,

dividiéndose a un lado y a otro lado,

se tiende por el viento

cual la crin de un caballo desbocado.

Ayer era otra fauna, hoy otra flora;

verdura y aridez, calor y frío;

(…)

con un ciego correr que al rayo excede,

en loco desvarío,

sucede un horizonte a otro horizonte,

y una estación a otra estación sucede”.

(Ramón de Campoamor)3


En este temperamento predomina el cuerpo astral, portador de emociones, instintos, pasiones, deseos… Todo aquello que se experimenta en el interior producido por los estímulos del mundo exterior. Este temperamento destaca por su creatividad y originalidad, a veces sus geniales ideas pueden ser descabelladas y se le llama “cabeza loca”. Suele ser muy intuitivo y ágil a nivel mental que junto con su capacidad de iniciativa, flexibilidad, imaginación y optimismo le dotan de una buena capacidad para el manejo de situaciones difíciles, comprendiendo rápidamente aquello que está mal y encontrando ideas con un aire renovado.4

Por otro lado, su talón de Aquiles se asocia con la superficialidad y falta de persistencia, además de aparecer en su mente, ya de por sí asombrosamente asociativa, inconsistencia e inestabilidad originando una situación caótica que puede volver loco a cualquiera. Sin embargo, esto produce un beneficio ya que a nivel de pensamiento es muy flexible y no se aferra a sus propias ideas, puede cambiarlas sencillamente y reflexionar sobre opiniones y otras formas de pensar. Pero su gran imaginación le puede pasar factura y encerrarle en un mundo de fantasía pudiendo perder la conexión con la realidad y su propia identidad.

Suele ser una persona hiperactiva, aunque no siempre se dirige hacia la eficacia. Si el entusiasmo inmediato le domina, se lanzará precipitada y alocadamente a la voluntad (a la acción) dejando todo a medias. Por ser tan voluble pasa de un tema a otro sin profundizar, perdiéndose en lo insustancial. Su poca fortaleza interior sumado a su inconstancia provoca que fácilmente perezca ante las dificultades de su entorno.

Generalmente, es muy impresionable a nivel de los sentidos. Tiene toda su atención puesta en el exterior. Suele ser muy exagerado para todo porque todo lo vive con mucha intensidad. El problema está cuando se convierte en esclavo de las impresiones sensoriales. También es muy extrovertido y sociable, es el alma de la fiesta, entretenido, afectuoso, divertido… Contagia y sabe contagiar su alegría a los demás. Puede llegar a ser muy servicial porque le encanta hacer favores en su intento de que todos estén contentos. Se ofrece para todo, puede quedar con varias personas a la vez y luego se olvida. Tiene también gran capacidad de persuasión y llega a ser embaucador. Es el eterno niño que nunca crece, alocado, irresponsable, irreflexivo… Su interés por todo le desborda y se manifiesta en una curiosidad insaciable por todo, desde el conocimiento más puro hasta el último cotilleo. Puede llegar a ser muy pesado y agotador, además de hablador hasta la saciedad. Le encanta exhibirse y mostrar sus encantos.

En su aspecto positivo pone mucho calor en sus relaciones, muestra mucha capacidad empática, generosidad y bondad. Sabe escuchar, quitar hierro al asunto y dar ánimos. Se compromete en las relaciones siendo fiel, constante y dando lo mejor de sí mismo en todo momento. Es buen comunicador y es muy espontáneo. Con su autoeducación podrá aprovechar todas sus capacidades de manera positiva llegando a ser una persona proactiva, emprendedora, responsable y hábil para manejar muchas cosas a la vez. No se arredrará ante la adversidad y lo afrontara todo con entusiasmo y alegría, intentando sacar el mejor partido a cada situación y encontrando siempre lo positivo.

Aspecto físico: mirada especial, la mantiene poco en el objeto o persona que mire. Mirada alegre. Alborozo y felicidad brillan en su mirada. Su fisionomía es una figura estable aunque es de configuración variable es elástico y delgado. Figura esbelta, músculos finos. El paso es liviano y saltarín, brinca al caminar. Normalmente los ojos son de color azul que se relacionan íntimamente con la luz interior del ser humano.

Profesiones en las que puede destacar entre otras son: idiomas, locutores, actores, animadores…

TEMPERAMENTO MELANCÓLICO

Alzad del polvo inerte,

del polvo arrebatad el arpa mía,

melancólicos genios de mi suerte.

Buscad una armonía

triste como el afán que me tortura,

que me cercan doquier sombras de muerte

y rebosa en mi pecho la amargura.

Venid, que el alma siente

morir la fe que al porvenir aguarda;

venid, que se acobarda

fatigado el espíritu doliente

mirando alzar con ímpetu sañudo

su torva faz el desencanto rudo,

y al entusiasmo ardiente

plegar las alas y abatir la frente”

(Salomé Ureña de Enríquez)5


En este temperamento predomina su aspecto físico, es decir el cuerpo físico, lo más denso. El elemento tierra se impone al resto de cuerpos bloqueando en cierto modo la energía y la vitalidad del etéreo, la movilidad y elasticidad del astral, y la firmeza de las afirmaciones del “Yo”.6

Se muestra impotente para controlar y dominar su cuerpo y se deja vencer buceando en un universo de dolor y sufrimiento, provocando pesar, desgana y decaimiento. No suele tener interés ni prisa en ponerse en contacto con el mundo. Esto provoca que sea más introvertido, no sea dado a la comunicación, es solitario, reservado, encerrado en sí mismo, suele costarles escuchar lo que experimentan los demás pues, ellos son el centro de toda pena y desgracia y el resto no tendrá ninguna importancia.

Sin embargo, gracias al enorme conocimiento que tiene del dolor y del sufrimiento propio con su autoeducación puede volcarlo hacia los demás poniendo al servicio del mundo todas sus cualidades. De esta forma el dolor objetivo del mundo lo equilibra en su introspección, creando un ser maravilloso para comprender, prestar ayuda incondicional y escuchar. Pero su postura a la hora de ayudar puede ser bastante moralista exigiendo a los demás la suficiente fortaleza para afrontar sus problemas y superarlos como él hizo en anteriores momentos.

También, si no se le otorga el debido reconocimiento por su ayuda o servicios prestados buscará pasar factura por ello. Debido a esto, podemos encontrar dos tipos de melancólicos: unos bastantes altruistas y otros muy dogmáticos.

En palabras de Rudolf Steiner: “El melancólico vive en un curioso engaño de sí mismo: cree que las vivencias que él tiene las experimenta solo él. En el momento en que se le da a entender que también otras personas tienen esas vivencias, se produce en él una especie de cura, pues constata que él solo no es una individualidad tan interesante como creía.”

Normalmente las personas con este temperamento suelen tender por caminos religiosos, esotéricos, asociaciones benéficas. Suelen buscar una fuente de espiritualidad y el sentido de sus vidas.

En su autodesarrollo, pueden lograr relacionarse con el mundo y con la vida a un nivel muy profundo, con exquisita delicadeza y comprensión. Defenderán fielmente sus ideales, sus compromisos y sus afectos. Su sufrimiento inicial les habrá ayudado para su transformación, aportar luz y una capacidad infinita de amor. Siendo un amor puro que todo lo acoge, dulce, sereno y paciente.

Aspecto físico: cabeza agachada, sin energía para enderezar la nuca. No levanta los ojos, tiene la mirada opaca. Su paso es medido y firme pero no enérgico es una firmeza pesada, arrastrada.

Las profesiones que encajan con este temperamento son entre otras: médicos, pensadores, monjes, terapeutas, poetas, filósofos, músicos…

TEMPERAMENTO COLÉRICO

Yo no soy yo,

Soy este

que va a mi lado sin yo verlo;

que a veces, voy a ver,

y que, a veces, olvido.

El que calla, sereno, cuando hablo

el que perdona, dulce, cuando odio,

el que pasea, por donde no estoy,

el que quedará en pie cuando yo muera.”

(Juan Ramón Jiménez)7


Nos encontramos ante un temperamento en el que predomina la fuerza del “Yo”, la autoconsciencia y el sabernos únicos elevados a la máxima potencia. Se cree autosuficiente y el centro del universo, se convierte en arrogante y decide tomar el poder absoluto. Se relaciona con el mundo con firmeza, agresividad y rigidez. Trata de dominar y hacer prevalecer su voluntad.

El colérico es un arma de doble filo, que depende de cómo equilibre y armonice mostrará una u otra cara: podrá ser despiadado o por el contrario aportar energía, calor, vida y purificación.

La consciencia del tiempo y su afán por el futuro y el logro de metas le convierten en un ser impulsivo y avasallador. Es un gran motor en la actividad del mundo, emprendedor, creador, verdadero líder, pionero, amante de la aventura, el riesgo, la confrontación… Pero también es el déspota que considera que solo él sabe hacer las cosas y se hace cargo de todo. Su manera de pensar es practica y clara. Es muy autoexigente consigo mismo.

A nivel emocional tiende a desbordar con bastante facilidad a causa de ser muy temperamental, apasionado y ardiente. Al ser tan egocéntrico no le es fácil comunicarse. Su temperamento le lleva a los extremos, no hay un término medio.

Pese a su gran fortaleza hay una enorme sensibilidad que cuando se muestra se expresa en capacidad de entrega, sacrificio, ayuda, compromiso y comprensión. Cuando comprende lo ocurrido perdona con facilidad pasando página sin dilación. Sin embargo, el autoperdón le cuesta, le dará muchas vueltas y no se perdona fácilmente a sí mismo.

Aspecto físico: estas personas son de voluntad firme no son altas, aunque sí anchas de espaldas. Mirada firme y segura, ojos muy negro. Paso enérgico, la forma en que apoya el pie da la sensación de querer imprimir su huella firmemente en el suelo.

Las profesiones que destacan entre otras son: militar, bombero, político, deportista, empresario…

TEMPERAMENTO FLEMÁTICO

Predomina el cuerpo etérico. Suele ser introvertido a causa del desinterés. Su cuerpo es grueso y corpulento, en él, su cuerpo, se integra los productos de la excesiva actividad de las fuerzas formativas que actúan sobre todo en la elaboración de las partes grasas. Recordad que está vinculado al elemento agua y cuando el agua no fluye se acumula cada vez más y más. Llega a ser fofo. Blando. Su motricidad es de lentitud exasperante. Camina con desgana, flojera, parsimonia, arrastrando los pies. Es un pensador por excelencia y es muy tranquilo. Muy pasivo para la acción pero muy activo en los pensamientos.8

Su impulso natural es la comodidad y la pasividad. Necesita tiempo para saborear su placidez, pero no tienen ningún interés hacia el mundo que le rodea. Suele ser poco impresionable con los estímulos externos. Suele mostrarse ausente ni te ve ni te escucha. Sin embargo, si algo capta su interés despertará de su letargo y con la lentitud que le caracteriza se pondrá en movimiento. Aunque le cueste mucho empezar, una vez que ha comenzado difícilmente para. Creando perseverancia y ritmo en su acción. Logrando lo que se propone con tranquilidad y paciencia. Vive en el eterno presente por eso no hay prisas, ni plazos ni importa el tiempo para hacer las cosas.

Le gusta la rutina, lo conocido, aquello que le proporciona una estabilidad y un sentirse seguro. Se resiste al cambio.

Es bueno desempeñando trabajos en solitario en los que puede extender al máximo sus capacidades de observación, precisión, objetividad y perfeccionismo. Las prisas pueden llegarle a bloquear o entrar en crisis si se le presiona a acelerar su propio ritmo.

A menudo se le considera despistado porque, debido a su desinterés, no se da cuenta de nada de lo que ocurre a su alrededor.

Aspecto físico: se manifiesta físicamente en el sistema glandular y anímicamente en el sistema del bienestar y el equilibrio. Tiene tendencia a engordar. Camina con desgana. Su fisionomía es indiferente, estática y mirada apagada e incolora.

Las profesiones en las que destaca son: investigación, pedagogos, jueces, inventores, cocineros...

RELACIÓN DE LOS TEMPERAMENTOS ENTRE SÍ

Normalmente hay uno de los cuatro temperamentos que predomina sobre los demás. Pero el resto de temperamentos también actúan, evitando la unilateralidad del predominante9 y por tanto el desequilibrio hacia una única tendencia. Las combinaciones que se pueden dar son: melancólico-sanguíneo, sanguíneo-colérico, colérico-flemático, flemático-melancólico, melancólico-colérico y flemático-sanguíneo o viceversa.


Melancólico-flemático

Se retroalimentan entre sí de manera negativa ya que son dos tendencias similares. En esta combinación encontramos al depresivo nato, al falto de fuerzas y de iniciativa para salir, al quejumbroso habitual… Es muy difícil la atracción de estímulos externos, su melancolía muestra antipatía por el exterior y su flema muestra el menor interés por el mundo de fuera. Por lo tanto se convierte en una persona extremamente introvertida.

Suelen ser grandes pensadores pero no pueden poner sus ideas en movimiento. Entrando en un bucle mental en el que rumian en su cabeza constantemente pensamientos e ideas. Si no paran ese bucle son personas que pueden caer en las drogas, el alcohol y cualquier tipo de adicción. Llegando al extremo del suicidio premeditado y detallado al milímetro.


Melancólico-sanguíneo

Es una buena combinación, potencia las cualidades positivas de ambos temperamentos y lima los aspectos negativos. El sanguíneo aporta al melancólico adentrarse en el mundo externo y el melancólico pone los pies en la tierra al sanguíneo para que tome sus responsabilidades en serio. Este tipo de personas suelen ser muy activas, joviales y sensibles. Son bastantes equilibrados dejan los arrebatos, la irreflexión, etc. Para actuar serena, pausada y meditadamente. Llevando sus proyectos hasta el final. Normalmente suelen consistir sus proyectos en temas socio-humanitarios donde den cabida al sufrimiento de los otros y donde poder desplegar todas sus cualidades y desarrollar sus ideales de ayuda y solidaridad. Escuchan, comprenden, animan e incentivan a salir de sus dolorosas situaciones al resto. Pero también pueden ser totalmente protectores y no permitir que los demás vivan sus vidas.


Melancólico-colérico

Totalmente polos opuestos, se rechazan entre sí. No se complementan ni se ayudan, simplemente se anulan. Por lo tanto no pueden coexistir a la vez, siempre va predominar uno por encima del otro dependiendo de la situación o momento. Siempre en constante lucha.

La vida de estas personas no va a ser nada fácil y sencilla. Siempre van a estar dando bandazos, debatiéndose continuamente por sus polaridades. Son personas muy desequilibradas, pasan de mover montañas a un profundo abatimiento. Como patología surge el maníaco-depresivo.

Solemos encontrarlos en el mundo del arte y también en misioneros, combinan las capacidades del colérico su valor, coraje, iniciativa, justicia… con la profundidad, el interés del espíritu del mundo, la empatía y compasión del melancólico. Este es un caso en el que pueden favorecerse entre sí ya que el melancólico puede aprender del coraje del colérico y este a ser más respetuoso y empático con las emociones y sentimientos de los demás.


Flemático-colérico

Obtienen buenos resultados. Por un lado, la flema aporta frialdad, objetividad y distancia al calor excesivo por el compromiso, involucración y tomar riesgos del colérico. Encuentran armonía limándose los aspectos negativos y potenciando los positivos.

Suelen ser gente decidida con coraje pero a la vez tranquila y serena. Con ideas muy claras, conscientes de sus metas, de sí mismos y con gran solidez interior. Tienen grandes capacidades memorísticas que les permiten tener todo en orden y bajo control. Estas cualidades se dan mucho en empresarios, líderes políticos o militares.

Sin embargo, las personas con este temperamento mixto que se encuentren en una forma moral o anímica baja, volcarán su energía de forma negativa intentando controlar, dominar y aplastar a los demás.


Flemático-sanguíneo

Excelente pareja, su tendencia es a complementarse. El sanguíneo pone en marcha al flemático dando a través del movimiento, alegría e interés por los demás. El flemático aportará paciencia y disciplina dotando a la persona de veracidad y estabilidad.

Suelen ser auténticos trabajadores, persistentes, sin límites en su paciencia. Debido a sus rasgos característicos, gracias a su don de gentes serán buenos comerciantes. Generalmente aparecen en el mundo de los negocios donde tienen todo calculado y controlado. Son personas abiertas, cultas, inteligentes e interesadas por todo lo que les rodea, además de un buen sentido del humor.


Colérico-sanguíneo

Es una gran mezcla el sanguíneo suaviza la fuerza devastadora del colérico y la transforma. El colérico impulsa con gran capacidad de acción e iniciativa.

El aspecto altruista, alegre y afectuoso del sanguíneo fortalecido por el “Yo” del colérico nos muestra personas muy joviales, siempre positivas y con ganas de llevar acabo ideas y proyectos hacia adelante. Son líderes carismáticos que se los sigue por gusto aunque a veces pueden llegar a manejarnos o utilizarnos para sus metas a causa de su entusiasmo y arrojo. Dedican cuerpo y alma a todo proyecto que aman. Aunque estén en continua actividad derrochan vitalidad y simpatía continuamente. Sin embargo, la combinación puede salir negativa, llena de arrebatos y sobresaltos.

Suelen ser personas aventureras, exploradores, con ganas de descubrir nuevos mundos, culturas, límites…

RELACIÓN TEMPERAMENTOS Y EMOCIONES

El mundo de las emociones es también amplio y complejo. Dentro de todo tipo de teorías y clasificaciones de las emociones. Nosotros, siguiendo a Pereira (2006) nos centraremos en una descripción de ellas según sus herramientas para la supervivencia, es decir, para afrontar las situaciones diarias, las relaciones con los demás, etc.

Pereira nos presenta las emociones según sus tonos o vibraciones dividiéndolas en dos grandes grupos: negativas o positivas, siendo el punto de inflexión entre un bloque y otro el aburrimiento. Por lo tanto quedarían constituidas de esta forma, empezando desde la vibración o tonalidad más baja: apatía, servilismo, aflicción, compasión, miedo, hipocresía, insensible, enojo, antagonismo, aburrimiento, conservadurismo, interés y alegría-entusiasmo. Para no extendernos mucho, daremos unas pinceladas fugaces de cada una de las emociones. Para profundizar en el tema, en la bibliografía se encuentra el libro referenciado “Emociones y temperamentos”. Antes de comenzar con las descripción, una mención breve: dentro de cada tono encontramos distintos niveles de la emoción.


Apatía

Es la emoción con la que tocamos fondo, rostro pálido e inexpresivo, puede ser transitorio o permanente. Nos sentimos derrotados, abatidos, sin ánimos. Normalmente la pérdida de confianza en uno mismo y en el mundo es lo que nos hace tirar la toalla. En la apatía se ha perdido toda capacidad de expresión emocional. Podremos reconocerla por su mirada apagada y sin vida.


Servilismo

Surge cuando apatía siente que ha de salir del pozo. Servilismo intenta incontroladamente la reparación, se siente en deuda con todo el mundo y necesita que los demás le compadezcan, le tengan en cuenta, le quieran… Para conseguir este deseo busca servir incondicionadamente a todos. Disculpándose, adulando, rebajándose… Se sigue sintiendo inferior a los demás y por ende la autoestima sigue en niveles bajos.


Aflicción

Subimos un peldaño más, dejamos de servir al resto para ser conscientes de nuestras heridas emocionales y entramos en una tristeza profunda. Seguiremos buscando obtener el cariño de los demás y su favor pero ya de otra forma: buscaremos la lástima y compasión. Aflicción se considera una víctima incapaz de enfrentar sus problemas. Le desborda una soledad y angustia de no encontrar el apoyo que necesita fuera. Sigue estando desanimada y sin fuerzas. Paradójicamente busca ayuda de los demás pero la rechaza porque no tiene ningún interés en salir de su estado.

Compasión

Es nuestro propio espejo proyectado en los demás. Cuando venimos de abajo, de tanto sufrimiento, dolor, rotos, heridos, desquebrajados, etc. Compasión se mira a sí misma pero en los demás. Ahora es capaz de ver ese dolor propio fuera, en todo lo que le rodea. Se lanzará hacia él tratando de aliviarlo. Buscando realmente sanar sus propias heridas.


Miedo

Un nuevo escalón hacia entusiasmo. En este momento nos damos realmente cuenta de que tenemos y teníamos miedo, pero las emociones anteriores actuaban como una especie de nebulosa que no nos permitían ver realmente a miedo. Miedo tiene tanto temor al futuro como a las pérdidas y las heridas del pasado. Está permanentemente asustado, encogido, con sentimiento de amenaza por todo. Ojos como un camaleón vigilantes 360º para prevenir cualquier peligro, es muy desconfiado. Es bastante común la preocupación por todos y por todo, para evitar desgracias.


Hipocresía

Miedo descubre en un momento que la solución no pasa por encogerse y esconderse y comienza a brotar el rencor, pero aún no es capaz de mostrarlo directamente hacia aquellas personas que considera sus enemigas. Entonces se vuelve frívolo, arrogante, de falsa sonrisa… En definitiva, hipócrita. Es el tono más difícil de describir por sus múltiples caras y matices. Es una persona muy hostil pero camuflada. Normalmente los papeles que juega hipocresía son frivolidad, rencor y crítica.

Frivolidad, no concede a las cosas la importancia que merecen, no las hace con la seriedad, el sentimiento o el interés requeridos y solo piensa en el aspecto divertido o lúdico de la vida. Tiene miedo a la soledad y su propio vacío interior.

Rencor, sentimiento de hostilidad, odio o gran resentimiento hacia una persona, es más consciente del daño que pretende hacer. El miedo no lo ha perdido, de hecho es el que impulsa sus actos.

Crítica, es hostil porque estamos envolviendo a la persona que la recibe con un oscuro manto negativo; la estamos atacando desde la distancia haciéndole llegar una energía contaminada y pegajosa que, aunque no sea consciente de ella, no por ello deja de dañarla. Hay un deseo de venganza.10


Insensible

Todas las caras de hipocresía comienzan a transformarse en desprecio y rechazo a los demás. Hasta el punto de llegar a la creencia de que nadie merece su atención, compañía ni cuidados. Se convierte en alguien desdeñoso con los demás porque se siente muy superior. Pero en realidad insensible tiene miedo a sus sentimientos y para taparlo elimina todo atisbo de emoción.


Enojo

Es el más temido por todos. Mirada fiera, rostro duro, enfurecido, actitud amenazante, ojos enrojecidos, tensión en sus gestos… Llega un momento que insensible no puede controlar más su tapadera de no profesar ningún sentimiento y acaba estallando y desbordándose. Se quita todos los disfraces ya no esconde su violencia, hostilidad ni rencor. Desea dominar y controlar a todos exigiendo obediencia.


Antagonismo

Surge cuando enojo se encuentra con personas que le ponen límites y comienza a darse cuenta de que hay “otros” ahí fuera. El “Yo” se ve ante un “Tú”. Enfado transforma su hostilidad en rechazo y oposición. Está constantemente midiéndose con los demás para seguir demostrando que es el más fuerte.


Aburrimiento

Es el comienzo del cambio. Empezamos a transformar la vibración y ponemos la mirada en lo positivo. En esta etapa la persona se muestra cansada de las constantes discusiones y del permanente enfrentamiento contra el resto. Se convierten en simples observadores. Desinterés e indiferencia son las características que predominan. Ha perdido objetivos y metas, cae en la rutina y monotonía. Es comodón, de espíritu apagado, pasivo, perezoso. Camina lentamente arrastrando los pies. Hay que tener cuidado de no confundir con apatía; apatía no reacciona a nada mientras que aburrimiento si es capaz de salir de ahí y provocar reacción.


Conservadurismo

Comienza a tener mayor implicación en la vida. Se cansó de dejarse llevar por los acontecimientos y empieza a involucrarse. Es extremadamente precavido y cauteloso porque tiene muy presente el dolor y los recuerdos de los malos momentos. Su máxima es proteger y mantener lo conocido, evitar cualquier cambio e innovación que pueda provocar inestabilidad. Por ello mide, planea, se lo piensa todo continuamente para evitar sorpresas. Disfruta de la tranquilidad que le aporta la rutina.


Interés

Desaparece el temor a perder todo y surge un verdadero interés hacia el mundo. Gracias a este interés nace el impulso hacia adelante, actúa como motor o propulsor. Conseguimos destruir poco a poco barreras que nos atan al pasado. Nos abrimos a abrazar lo nuevo, lo que está por conocer y descubrir. En palabras de Khalil Gibran “El verdadero interés es la llave que puede abrir todas las puertas. Si abrieras los ojos, y vieras, verías tu imagen en todas las imágenes. Y si abrieras tus oídos, oirías tu propia voz en todas las voces”. Es una persona seria, agradable, moderada, mirada cálida y profunda y una actitud abierta y positiva.


Alegría-Entusiasmo

Llegamos a la cúspide de la escala aunque sigue habiendo niveles de autoevolución, autoeducación y autoconsciencia, nosotros paramos en este nivel físico. El resto están relacionados con niveles espirituales superiores. En este estadio somos conscientes de nosotros mismos, de nuestro entorno y de la humanidad o el universo en general. Surge un mundo dinámico lleno de posibilidades. Entusiasmo es una persona llena de vitalidad, sana, alegre por vivir, de rostro luminoso, abierto y sonriente. El mundo esta ahí para volcar en el todos su proyectos e ideas. Es muy activo, creativo y lleno de imaginación, responsable y comprometido con la vida y el mundo.


Relación de los temperamentos y la escala emocional

Por un lado está la tendencia unilateral de cada fuerza temperamental de reproducirse una y otra vez a sí misma, lo cual degenera en forma negativa al no encontrar algo que venga a detenerla o contrarrestarla. La parte positiva surge por lo tanto cuando la persona, trabajando consigo misma en un proceso de autoeducación o desarrollo personal, consigue manejar, ya sea añadiendo, quitando o transformando, dichas fuerzas temperamentales.11

Los temperamentos tienen ciertas tendencias o formas de estar presentes y los encontraremos representados en la escala emocional de una forma u otra. Por ejemplo el melancólico dominado por sus características negativas se encontraría fundamentalmente en aflicción pero puede llegar a apatía. En sus mejores momentos estará en compasión y podrá ascender hasta miedo. Normalmente este temperamento se mueve en la franja tonal baja o negativa cuando actúa unilateralmente y no hay nada que le pare. Cuando ha llegado a pulirse con su proceso de autoeducación, encontraremos un melancólico interesado por el mundo volcado desde todo su entusiasmo. Hemos de destacar que cada temperamento tiene una forma diferente de manifestar su entusiasmo. El entusiasmo melancólico será ser útil desde su experiencia y sabiduría.

El flemático cambia bastante. En su nivel más negativo o bajo encontraríamos la apatía llegando a alcanzar a insensibilidad. En su tonalidad positiva predomina aburrimiento, aunque normalmente su techo emocional suele ser conservadurismo pero puede llegar a despertar realmente un verdadero interés y entusiasmo que se expresará de forma apacible, serena y tranquila.

El sanguíneo en su lado negativo encontraremos a hipocresía llegando a situarse en miedo desde donde podrá subir o bajar dependiendo de las circunstancias. Una vez realizado el trabajo con uno mismo encontraremos un sanguíneo radiante de interés y entusiasmo que se mostrará a través de su vitalidad, alegría, brincos, saltos, correteos…

Finalmente colérico en su dinámica negativa predominaría enojo y puede llegar a antagonismo. Si consigue transformarse podrá desarrollar su entusiasmo que puede confundirse con el sanguíneo pero aquí predominará una pisada fuerte, aplomo, liderazgo y seguridad.

EL TEMPERAMENTO EXTREMO

El colérico puede llegar hasta la maldad, el sanguíneo hasta la frivolidad, el melancólico hasta la depresión, etc. Si los temperamentos no se conducen por el recto camino gracias a la pedagogía puede desembocar en la locura para el melancólico, la debilidad mental para el flemático, el delirio para el sanguíneo o la furia violenta (ataques de ira enfermiza) para el colérico. Los temperamentos muestran una gran variedad. Los polos opuestos se atraen pero la tendencia exagerada a la singularidad o unilateralidad produce graves y grandes daños entre el nacimiento y la muerte.12

Durante la juventud podemos tener ciertos peligros mayores o menores por ejemplo el colérico su menor peligro es que no sepa gobernar su naturaleza iracunda el mayor peligro es la locura de alcanzar el propio objetivo; el sanguíneo su menor peligro sería la volubilidad y su mayor peligro la demencia; el flemático su pequeño peligro es la indiferencia hacia el mundo externo y el mayor peligro la idiotez y; el melancólico la depresión jugaría el papel de pequeño peligro y la locura el de mayor peligro. Para equilibrar la unilateralidad debemos autoeducarnos.

RELACIÓN TEMPERAMENTOS Y MÚSICA

En la segunda conferencia de los “Coloquios Pedagógicos” impartida por Steiner, uno de los profesores presentes, presentó una propuesta vista desde la perspectiva musical. La propuesta fue la siguiente:

Flemático

Sanguíneo

Colérico

Melancólico

Armonio y piano

Instrumentos de viento

Instrumentos de percusión

Instrumentos de cuerda

Armonía

Melodía

Ritmo

Contrapunto

Canto coral

Toda la orquesta

Solos con instrumentos

Canto como solista


Steiner a esta propuesta matizó que dentro del mismo arte, ya sea música, pintura… es posible repartir, según los temperamentos, las diversas actividades o funciones pero no debemos ceder demasiado en los temperamentos ya que las diversas artes de por sí trabajan en todo el individuo.


TEMPERAMENTOS Y ALIMENTACIÓN13

En los coloquios pedagógicos tras la pregunta de una de las maestras sobre alimentación y temperamentos, Steiner aporto varias recomendaciones. Por ejemplo, al niño flemático si come copiosamente no habrá forma de que entiendan cosa alguna. Los sanguíneos hay que procurar reducir su ingesta de carne y a los flemáticos el huevo. Sin embargo, el colérico le vendrá muy bien una dieta variada y mixta pero evitando la col y las raíces. En cambio los melancólicos es una alimentación muy individual hay que observarlos, pero sanguíneos y flemáticos se puede generalizar.


LOS TEMPERAMENTOS EN LA ESCUELA

Los niños se diferencian en su modo de ser y esto lo tenemos que tener presente a la hora de enseñar, sobre todo en grupos grandes. Hemos de ser conscientes de la diversidad de la naturaleza humana expresada en los niños. Esta diversidad la podemos reducir a los temperamentos que hemos visto a lo largo de todo el trabajo.

La educación y la enseñanza deben servir para que el ser humano logre ser un ser humano completo. Como mencionamos en la introducción, el ser humano desde la perspectiva de la antroposofía está formado por el “Yo”, el cuerpo astral, el cuerpo etéreo y el cuerpo físico, pero el ser humano ideal tendría un equilibrio armónico de los cuatro aspectos. Sin embargo, esto no es así en el plano físico, es decir, cuando encarnamos. Cuando nacemos. Por ello, la educación ha de ayudar a la formación integral del ser humano buscando esa armonización entre los cuatro elementos, ya que en cada niño predomina uno de los cuatro miembros.

Los temperamentos y su relación con los 4 cuerpos es muy diferente entre los niños y los adultos por ello encontraremos variaciones. Por ejemplo en la niñez el melancólico se plasma en el Yo; el cuerpo astral predomina en el colérico; el cuerpo etérico lo hace en el niño sanguíneo y; el físico en el flemático.14

Partiendo del conocimiento que nos dota el saber sobre los temperamentos podremos observar la base del temperamento desde el comportamiento exterior, su forma de moverse, cómo se manifiesta, etc.

Si un niño fugazmente se interesa por todo tipo de objetos pero su interés lo abandona rápidamente podremos estar ante un sanguíneo. Si el niño tiende a pensar interiormente es melancólico, no es fácil la atracción hacia el mundo exterior. Si la sensación es de estar inmerso en sí mismo pero a la vez desocupado interiormente sin mostrar interés por nada de afuera, estaremos ante un infante flemático. Si muestran fuertemente su voluntad con una especie de furia, serán coléricos.

Conociendo los temperamentos y observando nuestro grupo podremos ir distribuyendo los sitios y dividir el aula por subgrupos, tal vez podamos dividirlos por subgrupos de temperamentos o dividirlos en un formato mixto. Cada una de las decisiones nos acarreará una repercusión didáctica y pedagógica. Por ejemplo, si optamos por dividirlos por su temperamento predominante en cada “rincón” tendremos que mostrar el contenido o la preparación de una forma u otra. Es decir, al emitir una reflexión nos dirigiremos más hacia los melancólicos mientras que mostrar algo que incida sobre los sentidos está especialmente dirigido hacia los sanguíneos. Y así con cualquier extrapolación o situación que tengamos en el imaginario. De todas formas es fundamental adquirir diversas habilidades para dirigirnos a grupos distintos cuando preparamos el mismo contenido. En definitiva “tocar todos los palos” pero de distinta forma.

Con la opción de grupo de temperamento mixto, también es muy enriquecedora. Los distintos temperamentos (niños) se ayudarán y complementarán limando y puliendo sus imperfecciones.

Uno de los grandes consejos de Steiner en este tema es aprender a sentir, sabremos a qué grupo dirigirnos y cómo dirigirnos de una forma automática cuando toda esta teoría acabe enraizada en el sentimiento.

No debemos cultivar en el niño las cualidades opuestas a su temperamento. La solución no está en luchar contra los temperamentos sino en trabajar conscientemente con ellos con el fin de sacarles el mejor partido. Debemos acoger su temperamento, sus cualidades y ajustarnos a él.

Por ejemplo, en el caso del sanguíneo podemos ocupar su atención manteniéndolo intensamente ocupado. El resultado será una armonización con los demás temperamentos. El colérico podemos mostrar un lado de indiferencia presenciando su furia con sangre fría, no intentemos evitar que se enfurezca sino todo lo contrario sortear su enfado con indiferencia. Respecto al flemático podemos mostrar mucho interés hacia él pero sin que se llegue a dar cuenta, hay que intentar disfrazarnos de indiferencia. Con un niño melancólico debemos desarrollar un interés visible por las cosas exteriores en nuestro entorno. Casi debemos comportarnos como sanguíneos.

Apoyándonos en el gráfico Steiner: Fundamentos de la Educación Waldorf III: Coloquios pedagógicos. Podemos apreciar que hay temperamentos opuestos como sanguíneo y melancólico o flemático y colérico, estos polos opuestos difícilmente van a pasar de uno al otro, sin embargo los temperamentos con los que colindan si es más fácil una transición y a menudo se mezclan y pueden llegar a confundirse.

El gráfico también es bueno tenerlo presente a la hora de organización del aula y podemos dividir el aula de esa forma. Por ejemplo, delante los flemáticos, atrás los coléricos y a los lados los sanguíneos y melancólicos. Hemos de destacar cómo los niños ejercen una acción mutua entre ellos. Si se reparten los niños en cuatro grupos de temperamentos iguales y se colocan juntos los niños del mismo temperamentos, esas disposiciones de temperamento no interactúan reforzándose, sino neutralizándose. También como maestros debemos procurar que nuestro estado de ánimo ejerza influencia sobre los niños; en cambio, entre los niños las disposiciones anímicas de temperamentos iguales se van limando.15

Tenemos que tener claro respecto a los temperamentos la globalidad y la individualidad. En el grupo general los abordaremos de una forma global mientras que en los subgrupos podemos acercanos a las individualidades y trabajar con ellas.

En el aula con los flemáticos hemos de conseguir sacarlos de su letargo con algún motivo exterior, ya sea una palmada, un movimiento de llaves metálicas… En ese momento debemos ocuparlos con alguna tarea durante un tiempo. Pero habrá que encontrar un medio distinto en cada momento para que despierten.

En las distintas etapas de vida del ser humano: niñez, adultez y vejez aparte del temperamento particular hay un temperamento característico de la etapa. Por ejemplo en la niñez predomina la sanguinidad, en la adultez la melancolía y en la ancianidad la flema. En nuestra consciencia de educadores debemos tener muy presente que el ser humano está en constante evolución y sobre todo en esta época actual que pretendemos inculcar conceptos rígidos, fijos y definidos.


El niño sanguíneo

Las fuerzas formativas en el niño sanguíneo actúan en la rítmica tanto en la respiración como en la circulación, en la fluctuación de la inhalación-exhalación y el latir del corazón. Por este motivo destaca su ligereza, el aire es más su elemento que la tierra. Planea sobre esta sin ser atraído por su fuerza de atracción. Por ello, este temperamento en la infancia pide cambios rítmicos en su juego y en su vida. Para poder educar a este temperamento es esencial el ritmo pacífico de la vida diaria. Su organismo exige y demanda ese ritmo por ende es su esencia. Aunque su ritmo es más acelerado que el del adulto tanto respiración como circulación.

Esta necesidad de cambios le provoca dificultad para concentrarse largo tiempo, pues la concentración equivale a una inhalación y requiere una rápida exhalación, es decir, un vuelco del yo hacia el mundo exterior.16

Todos los temperamentos pueden llegar a un extremo en el caso del sanguíneo para abordarlo y alcanzar nuevamente la armonía necesita realmente querer a alguien. Este amor por alguien puede ser también un sentimiento de devoción real por un maestro. Gracias a este vinculo comenzará a introducir solidez en su vida y será capaz de renunciar a su condición sanguínea. Paso fundamental en su proceso educativo. Cuanto más estime el niño a su profesor mayor será el éxito, pero esto no significa despojar al niño del cambio y de la variedad. Muchos encuentros y situaciones de la vida son compatibles con su condición sanguínea y no exige una persistente rigidez.


El niño melancólico

La base corporal del niño melancólico destaca por su palidez, delgadez, cuerpo alargado y cara angular. Arrastra los pies, camina cabizbajo con los hombros echados para adelante, se cansa rápidamente. Suele sentirse por las mañanas cansado, irritado, de mal humor y le cuesta levantarse y cae dormido bastante tarde. Le encanta el calor ante todo el calor, suele evitar el frío y el agua de la ducha nunca debe ser fría. No suele tener mucho apetito pero si mucha atracción por los dulces y golosinas. Puede sufrir estreñimiento a veces crónico y hay que evitar los alimentos pesados. Frutas dulces, ensaladas, verduras frescas y ligeras son buenas para él, también un poco de carne blanca. Necesita una dieta equilibrada. Debemos favorecer su digestión.

Suele sentirse feliz cuando es cuidado y mimado estando enfermo. Suele ser delicado, tanto en cuerpo como de alma y requiere mucho cariño y atención.

Para abordar este temperamento en la infancia, es muy necesario los cuidados y la comprensión cariñosa pero sin que sea muy evidente. Debe recibir un cálido cariño suficiente para no endurecerse en sus rígidas inhibiciones. Suele ser un poco egoísta y le gusta sentirse el centro de atención. Algunas palabras amables y comprensivas conquistarán su corazón y confianza. Estará dispuesto a seguir a aquella persona que le cuente cuentos de hadas, historias que le permitan olvidarse de su propia tristeza y pena. A estos niños, les beneficia bastante que los adultos les cuenten lo que han soportado. Tendrá un efecto curativo inmediato y disminuirá y equilibrará su melancolía.17

Tenemos que conducir su fuerza interior al exterior. Hay que poner especial ahínco en no intentar aliviarlo de sus penas y dolores. Será esencial otorgar valor al hecho de mostrar al niño que hay sufrimiento en el mundo. El niño melancólico está dispuesto al dolor está facultado para sentir dolor, desgano; hay que mostrarle ante todo cómo el ser humano tiene que sufrir. Conocer un verdadero dolor en la vida externa le ayudará a abrirse al mundo y trabajar con él. Debe saber que en la vida hay situaciones que producen dolor. Obviamente, no hay que ser exagerados pero hay que suscitar la pesadumbre por las cosas del mundo exterior. Esto lo distraerá de su propio dolor.18

El niño tiene que sentir que el educador ha sufrido realmente, que las experiencias del maestro muestren un vaivén en su vida. Este tipo de personas que hablan desde experiencias propias y sus vidas están llenas de adversidades provocan admiración en el melancólico.

Con mucho gusto suele realizar pequeños servicios o trabajos para los demás porque sienten que sirven y eso reduce su pena. Una buena dinámica para empatizar puede ser un rol-playing de cuidador o enfermero. Al principio estará perplejo debido a que siempre se observa a sí mismo pero tras superar esta etapa cuidará con ternura y goce íntimo.

Debemos estimular ejercicios corporales saludables que estén vinculados al ritmo y la música más que con el deporte, la euritmia es una buena dinámica que le producirá una maravillosa curación y alivio.

A la hora de acostarse debe ser arropado con pensamientos y sentimientos amables y armoniosos y despertarle con gran ternura.


El niño colérico

Exige mucho ejercicio de paciencia y comprensión profunda y práctica del alma infantil. Es el temperamento que más autocontrol exige por nuestra parte. Un verdadero reto. No obstante, debemos diferenciar las rabietas o falta de control de nervios infantil y el temperamento colérico. En un principio este temperamento nos lo encontraremos indisciplinado y deberemos darle forma con absoluta paciencia y autocontrol. Podemos encontrar la forma de que este tipo de niños despliegue toda su energía de un modo que no cause daño, puede ser desde un ejercicio físico de resistencia como correr o cargar con peso como ejercicios de fuerza de motricidad gruesa. En esta época, la niñez, los trabajos se deben realizar desde el placer que producen, por gusto y sin coaccionarle. Necesita un espacio donde pueda moverse libremente con tareas que estén un pelín por encima de sus capacidades para darse cuenta de su ego y que no es el superhéroe que puede con todo como tanto le gusta imaginarse. Otro ejemplo para poner los pies en la tierra es la narrativa épica, contar historias de hazañas o hechos heroicos y que el propio niño saque sus conclusiones respecto a la historia como por ejemplo no me hubiera atrevido a hacer eso o no hubiera tenido éxito en lo otro… Es importante que las conclusiones las saque por sí mismo para que surjan efecto. El niño colérico siempre quiere llegar por sí mismo a sus juicios de valor obteniéndolos de su propio interior.

Cuando explota y está dominado por la ira no puede atender a razones, no capta ningún razonamiento ni argumentación. Pero una vez que transita la calma y habiendo estado solo por un tiempo agradecerá toda la ayuda moral comprensiva si es dada honestamente sin un ápice de ironía, ni humillación, pero siendo sinceros y no dejando pasar la importancia de su falta de control. La burla, la humillación, la ironía hieren profundamente al infante colérico entra en un estado de constante oposición.

En cambio, un suave humor indulgente le beneficia, porque acepta gustoso cualquier sugerencia amable que la transformará en autoconocimiento hasta convertirlo en parte de su propio sentido moral que brotará en decidida acción ennoblecedora de sí mismo y en beneficio de los demás.19

Por eso en esta edad es tan importante para un niño colérico la figura de autoridad porque en ella busca conseguir una dirección fuerte pero comprensiva que le enseñe a tomar las riendas de su control, para poder florecer las cualidades más bellas de su temperamento. Se produce un crecimiento intenso cuando puede fijarse y reverenciar apasionadamente a un adulto. Gracias a la devoción a amor por la figura del adulto logrará dominar sus pasiones e impulsos.


El niño flemático

Está inundado por los jugos y fluidos que nutren y mantienen su organismo. El proceso de digestión le produce una sensación de bienestar semiconsciente. Tiene muy buena memoria, muy buena habilidad para la música y la pintura y para todo aquello que pueda aprenderse a través de la práctica.20

La glotonería, la indiferencia y la somnolencia definen al niño flemático. Un buen equilibrio de este temperamento puede constituir los cimientos de las más bellas cualidades humanas: son fieles, se puede depositar la confianza en ellos, perseverantes, veraces, ordenados y escrupulosos.

Lo más importante es su educación corporal no es bueno que satisfagan incontroladamente su proclividad a dormir y dormir demasiado. Debe comer lo menos posible antes de ir a la escuela y que sean alimentos ligeros: frutas, ensaladas y vegetales constituyen su buena alimentación. Su comida debe tener bastante sal y se debe evitar a través de una dieta equilibrada que adquiera peso, engorde. Intentar conservarle moderadamente delgado, esto ayudará mucho a sus fuerzas anímicas y espirituales.

No es conveniente que juegue solo, aunque es una experiencia común que nos mire sin ver, nos escuche sin oír, asienta sin comprender, preguntarle y estar en blanco… En cierta medida hay que apresurar el tempo y ritmo de sus juegos y estimular el alma con impresiones del mundo exterior.

Respecto a la figura del maestro, no debe mostrarle de forma directa el amor y la simpatía pues lo tomaría como algo corriente. Tiene que producirse de interior a interior con indiferencia en el exterior. Es de vital importancia que el niño aprenda a estimar. El amor es el medio más seguro para extraerlo de su organismo corporal y empujarlo hacia su vida anímica. Un fuerte e intenso afecto puede despertar el espíritu del niño. Aquel niño flemático que haya sido arropado con el calor anímico amará de una manera hermosa con una fidelidad y adhesión constante y duradera y se abrirá a los intereses de las personas. Tiene que aprender a abrirse a las impresiones exteriores y gracias al amor profesado puede surgir esto.

Es adecuado darle pequeñas tareas para mantenerlos alerta y estén forzados a reflexionar y crear de una forma más consciente. El principio y fin de su educación y autoeducación es despertar y estimular el interés, expandiéndose sobre los más diversos dominios de la vida.

Paulatinamente la visión del niño se amplia, sus facultades anímicas conscientes pueden manifestarse y comenzar a actuar puede desarrollarse la fiel observación, la elaboración sosegada y detenida de impresiones. También en años tempranos pueden mostrar sus capacidades artísticas. A menudo estas se pierden en cuanto despierta su conciencia y las fuerzas formativas orgánicas se retiran.

Le hace falta compañeros con intereses múltiples. Necesita de la amistad y del contacto con la mayor cantidad de niños de su edad. Gracias a esto podrá despertar las fuerzas de su interior.


En resumidas cuentas: el sanguíneo debe aprender a desarrollar amor y fidelidad hacia una persona; el colérico debe aprender a desarrollar estima y respeto por las capacidades del educador; el melancólico debe aprender a desarrollar un corazón compasivo por el destino del otro y; el flemático se le debe hacer descubrir que los intereses ajenos son una ventaja para él.21




CONCLUSIÓN

En resumen el espacio que surge entre la naturaleza humana y aquello que percibimos en cada persona particular, existe también de forma general para grupos de personas. A esta semejanza pertenecen las cualidades de la entidad humana que llamamos temperamentos. Basta con mencionar la palabra para empezar a sentir la bastedad de un gran enigma. Dentro de los tipos básicos, encontramos los matices específicos que hacen a cada individuo único. Ese peculiar temple básico de cada entidad humana es el temperamento en el que se expresa el verdadero enigma de la existencia. Cada persona despliega su propio temperamento, no obstante podemos distinguir determinados grupos que englobamos en cuatro temperamentos: sanguíneo, colérico, melancólico y flemático. Los dividimos en estos bloques aunque con ello no se acierte a definir exactamente en el caso individual o particular. Los temperamentos se mezclan de manera muy variada en cada persona, pero siempre predomina uno y por ello se justifica la clasificación general en 4 tipos.

Es paradójico la unión y separación, semejanza y diferencia de los temperamentos ya que distingue a una persona de otra y a la vez une a las personas en grupos. El temperamento muestra el núcleo más íntimo del ser humano y al mismo tiempo la naturaleza humana en general.22

Para guiarnos tenemos que tener en cuenta el principio fundamental: se debe contar siempre con lo que hay, y nunca con lo que no hay. Nos basamos en lo que tiene y trabajamos sobre su naturaleza tanto en la escuela como la autoeducación.

BIBLIOGRAFÍA

Pereira, S. (2006). Emociones y temperamentos. Madrid: Editorial Rudolf Steiner.

Steiner, R. (2012). Fundamentos de la Educación Waldorf III: Coloquios pedagógicos. Madrid: Editorial Rudolf Steiner.

Steiner, R (2011). El misterio de los temperamentos: armonía y equilibrio. Buenos Aires: Editorial Antroposófica.

Von Heydebrand, C. (2015). Los cuatro temperamentos: cómo conocerlos y educarlos. Barcelona: Editorial Pau de Damasc.

1 DRAE: Diccionario de la Real Academia Española.

2 Pereira, S (2006).

3 Pereira, S (2006).

4 Ídem

5 Pereira, S (2006).

6 Ídem

7 Pereira, S (2006).

8 Pereira, S (2006).

9 La unilateralidad hace referencia a cuando actúa únicamente el temperamento predominante, sin que el resto de temperamentos puedan frenarle y mantener el equilibrio. De ahí, surge la desarmonía.

10 Pereira, S. (2006).

11 Pereira, S. (2006).

12 Steiner, R (2011).

14 Los temperamentos en la etapa adulta podemos encontrarlos referenciados en la obra completa de Rudolf Steiner. Concretamente (04-03-1909, GA 57).

15 Steiner, R. (2012).

16 Von Heydebrand, C. (2015).

17 Von Heydebrand, C. (2015).

18 Steiner, R (2011).

19 Von Heydebrand, C. (2015).

20 Ídem

21 Steiner, R (2011).

22 Steiner, R (2011).

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