jueves, 21 de julio de 2022

La ciencia como mecanismo supremo de control

     Tal y como el propio Huxley advierte en el prólogo de 1946 de Un mundo feliz, el tema central de la misma gira en torno al modo en que un uso erróneo de los avances científicos puede influir o afectar a la humanidad. Un abuso de la fisiología y la psicología para lograr la comunidad, la identidad y la estabilidad puede poner en serio peligro la libertad del ser humano. En este sentido, Huxley retrata a un ser humano condicionado para adecuarse a las necesidades de la sociedad, del Estado, del sistema, pero no al revés. Huxley, en una carta que escribe a su hermano expresa su convencimiento de que los temores y amenazas del mal uso de la ciencia, que plantea en la novela, están a punto de cumplirse:

Los métodos de Hitler, los lavados de cerebro ruso y chino siguiendo pautas pavlovianas, las estrategias publicitarias americanas perfeccionadas por psicoanalistas de la motivación, el aumento de la sugestionabilidad mediante las drogas y la producción, como en Un mundo feliz, de la satisfacción de un estado de servidumbre mediante la euforia inducida químicamente (...) en unos pocos años será posible abolir el libre arbitrio por completo.

    El condicionamiento científico al que es expuesto y sometido el ser humano en la novela es tanto fisiológico como psicológico. En el apartado biológico, vemos cómo los embriones humanos ya no se desarrollan en el útero materno, sino en frascos o botellas. El ser humano no nace, se decanta en los frascos, donde los futuros hombres y mujeres son condicionados fisiológicamente con una precisión matemática, en función de la casta social a la que pertenecerán. En esta primera fase de condicionamiento orgánico y biológico todos son condicionados desde el tubo de ensayo y predestinados para un determinado lote o tipo de ganado en la vida futura, puesto que el ser humano es una fuerza proletaria y consumista que ha de estar, como esclava, incondicionalmente al servicio del Estado que, a su vez, se encarga de mantener el sistema científico de dividir a la población en castas sociales. Desde el primer capítulo de la novela se aprecia la rígida estructuración de este mundo ideal en castas. Esta distinción o división se basa en el tipo de función y trabajo que cada casta ha de desempeñar para la sociedad, en definitiva, para el Estado. De esta manera, para completar la separación entre las distintas castas, a cada una se le asigna una letra griega. Los Alfas y Betas son los intelectuales y, por ello, los encargados de desempeñar funciones de alto nivel para el sostenimiento del Estado. Estas dos castas de seres privilegiados reciben mejores cuidados y atención. En cambio, los Gamba, Deltas y Epsilones son prácticamente infrahumanos, subespecies clonados en masa. Mediante la aplicación científica de la eugenesia en el tubo de ensayo se ha logrado modificar genéticamente la raza humana, creando una especie superior y otra de seres inferiores. Los Alfas y Betas son individuos; los demás no.

    El siguiente paso o fase de condicionamiento es el psicológico, a este pertenece la ciencia de la hipnopedia o adoctrinamiento durante el sueño. A este condicionamiento se debe el hecho de que todos los miembros de una casta acepten de buen grado su patrón, condición y función dentro de la sociedad. El orden intelectual es de capital importancia en este sistema de castas. Las personas son condicionadas, por tanto, para aceptar las reglas y ser conformistas en todo momento. Para asegurar la identidad de cada casta y así admitir los estereotípicos niveles sociales, cada una lleva un color distinto de ropa.

    El condicionado psicológico dura toda la vida. Se inicia en la cuna, sometiendo a los niños durante el sueño a la escucha de constantes repeticiones de máximas y estribillos y continua en la adolescencia y madurez con los rituales colectivos de sexo en grupo (oligorgia) o con los cantos comunitarios en masa, entre otros muchos actos comunitarios y colectivos que llenan el tiempo y la vida de estos ciudadanos del futuro. La hipnopedia no es un instrumento de educación intelectual sino de condicionamiento psicológico.

    Aunque el condicionamiento psicológico de los ciudadanos de esta civilización se logra mediante la hipnopedia, a la fijación del mismo contribuye en buena medida, la aplicación de la droga oficial, el soma, sustancia destinada a proveer al ser humano de una efímera y falsa libertad y de mantenerlo así en un eterno letargo mental que elimina, por tanto, su capacidad de pensamiento libre e individual y lo convierte en un elemento pasivo del sistema. Ya Aldous Huxley, en 1936, ante el ascenso de sistemas totalitarios como el fascismo y el nacismo en Europa, escribe el ensayo Escritores y lectores en el que expresa sus temores acerca de una futura guerra silenciosa provocada por los últimos descubrimientos farmacológicos, según él, capaces de realizar un efectivo y sutil lavado de cerebro a la población. 

Los propagandistas del futuro probablemente sean químicos y fisiólogos, además de escritores. Una galleta que contenga 3/4 de un gramo de coral y 3/4 de miligramo de escopalamina producirá en la persona que se la tome un estado de total maleabilidad psicológica, semejante a la del estado de una persona profundamente hipnotizada. Cualquier sugestión que se le haga al paciente durante este inducido trance artificial penetra en las entrañas de la mente subconsciente, y puede provocar una modificación permanente de sus habituales formas de pensar y de percibir.

     Pero no solo los hechos son de crucial importancia para la aplicación de todas estas técnicas y avances científicos y psicológicos del Estado Mundial, también los resultados dependen mucho de las cifras, de los números. En este sentido, al modelo político-científico también le preocupa mantener la cifra perfecta de la población por castas, bajo una matemática muy racional y selectiva. En esta futura civilización del S.XXVI no solo se aplican los racionales porcentajes matemáticos para la división social por castas (8/9 partes bajo el agua y 1/9 parte por encima), también se ha de controlar el sexo de la población. De este modo, la mayoría de las mujeres de esta sociedad son estériles. El resto de mujeres utiliza cinturones cargados de píldoras anticonceptivas para evitar el embarazo. El Estado Mundial no deja un solo cabo suelto en la aplicación de la ciencia como poderoso instrumento de control. La tecnificación científica de la sociedad alcanza tal grado de sofisticación que nada de lo que parece es real o auténtico.

    Aldous Huxley expresa su temor a que el sistema científico de castas pueda encontrarse a menos de 4 o 5 generaciones de distancia han pasado ya 3 generaciones que han asistido a muchos de los avances científicos descritos en la novela: el 25 de julio de 1978, 15 años después de la muerte de Huxley, nace Louise Brown, la primera bebé probeta del mundo, curiosamente también en Inglaterra, también en el Reino Unido científicos del Instituto Roslin logran producir la primera oveja clónica Dolly, y en el año 2004 científicos de la Universidad de Seúl anuncian la clonación de 30 embriones humanos maduros.

    Aunque la mayor parte de la comunidad científica avala hoy día estos descubrimientos por su clara finalidad terapéutica, en cuanto solucionan graves patologías en seres humanos, todos estos hallazgos conducen a una siguiente fase aún más revolucionaria y efectiva, la de la investigación con células madre. En nuestra sociedad actual los donantes de esperma y las donantes de óvulos dan solución a parejas con problemas de esterilidad, y las células madre embrionarias pueden regenerar cualquier tejido corporal y ser utilizadas en trasplantes, pero también podrían utilizarse para clonar seres humanos, algo que en nuestro tiempo aún se descarta, por razones éticas, la comunidad científica internacional.

    Los primeros pasos vaticinados por Huxley ya se han dado con la fecundación in vitro y la producción de estas células madre en tubos de ensayo, que en definitiva son esos mismos frascos donde se producen y decantan los seres humanos del nuevo mundo ideal presentado en la novela. La temática que Huxley plantea en su fábula no es acerca del avance científico per se, sin cómo y en que sentido estos avances científicos pueden afectar, modificar e incluso deshumanizar al hombre y a la mujer del futuro. A día de hoy, la fase más reciente dentro de la clonación y que más desencuentros y polémica viene ocasionando, dentro de la comunidad científica y dentro de nuestra sociedad, se llama clonación terapéutica de embriones. Aunque la polémica aún está presente, nuestra sociedad parece haberse ido adaptando y condicionando hasta dar por hecho, y por consiguiente aceptar, el posible uso de estos embriones humanos para salvar otras vidas. En este sentido, ante este enfoque utilitarista de la ciencia, nuestra sociedad, a medio camino de la generación que según Huxley llegará a encontrarse ante el mundo sometido a la ciencia de su novela, ya asiste con absoluta normalidad a una procreación despersonalizada o, tal vez más bien, a una producción despersonalizada de embriones, clones y futuros seres humanos. Sin entrar en consideraciones y supuestos éticos al respecto, es cierto que esta reciente y revolucionaria alternativa de la ciencia coloca al ser humano no como sujeto de la ciencia sino como objeto de la misma. De esta manera, el ser humano que con sus avances y descubrimientos científicos manipula las leyes de la naturaleza, es, a su vez manipulado por esa misma tecnificación científica. Solo nos queda esperar un par de generaciones más para saber si la predicción de Huxley llega a cristalizar en nuestro mundo con esas mismas fatalistas consecuencias esgrimidas en la novela.


Gómez López, J.I. (2014). Introducción. Un mundo feliz. Cátedra: Madrid.

No hay comentarios:

Publicar un comentario