viernes, 22 de julio de 2022

El entretenimiento como arma estabilizadora

     Aldous Huxley, en su ensayo "Revoutions", de 1929, manifiesta su temor a que la sociedad, saturada de actividades de ocio, acabe interpretando la diversión como una ocupación a tiempo completo:

Los buenos momentos se han hecho habituales, una necesidad diaria, no un alivio ocasional. Nos estamos tomando nuestras diversiones demasiado en serio. Hemos hecho del entretenimiento una ocupación a tiempo completo, importante y regulada. Nuestros antepasados tenían más sabiduría (...) Los buenos momentos tienden, por tanto, a perder sustancia. "el filo del placer es mellado por el abuso". Casi todo el mundo sucumbe. Todos van por los buenos momentos, lo mismo que a por el tipo de ropa que los demás se ponen. Ya está. No hay más que decir.

     El Estado Mundial, del mismo modo que dirige y controla los objetivos, los sueños y la muerte de la población en Un mundo feliz, también controla y condiciona el tipo de distracciones que ha de suministrar regulada y científicamente a la sociedad. Los entretenimientos básicos y esenciales de los que se vale para controlar también el tiempo de ocio de la población son numerosos: el sexo, el sensocine, el deporte colectivo, la música sintética y el órgano de perfumes son los pilares de la diversión y del ocio de esta civilización. Con semejante saturación de los sentidos, el Estado Mundial se asegura de que la población no tenga tiempo para pensar. El entretenimiento científicamente regulado y controlado contribuye, por su parte, a que el ciudadano de cada casta tenga una sensación de felicidad constante.

    En esta sociedad en la que el trabajador es un producto de consumo del Estado, el deporte ha de ser consumido por la sociedad. El consumo absurdo y mecánico del ciudadano contribuye al mantenimiento del engranaje económico del sistema. Los deportes de civilizaciones anteriores han desaparecido por completo. Así, los deportes sofisticados son una muestra de la obsesión del Estado por imponer deportes sumamente complejos a una sociedad a la que no se le deja un solo momento de respiro para pensar. Ninguna de estas actividades puede practicarse en solitario, dado que podría ser una fuente de inestabilidad. Vemos que estos complejos, y a la vez entretenidos, deportes tienen la función de mantener a la sociedad colectivamente ocupada durante su tiempo libre. De este modo, el hombre de esta civilización no tendrá la necesidad de recurrir a otros pasatiempos individuales como la lectura, peligrosos para el sistema. El mensaje que ofrece Huxley es bien sencillo y claro: la sociedad de este mundo feliz está enferma, y el deporte, por tanto, es una enfermedad ideada por los gobernantes para controlar contagiosamente a toda la población.

    En todo momento se advierte el deporte como una poderosa arma de control por parte del Estado; sin embargo, no es el único entretenimiento eficaz con el que cuenta el sistema. En este sentido, el entretenimiento más valioso para el Estado es el sensocine, que además de controlar a la población también la condiciona.  Ofrecen la posibilidad de oler, percibir con el tacto... Lo que importa no es el contenido, sino las sensaciones y emociones que provocan en un espectador para el que resulta casi imposible discriminar entre la realidad y la ficción, algo parecido en nuestro tiempo con el cine y los videojuegos en los que el jugador y el espectador también interactúan con personajes y escenarios virtuales. Esto nos hace pensar que posiblemente no estemos tan lejos de este tipo de películas, especialmente por el acercamiento que se viene dando entre el cine, con todo tipo de sofisticados efectos, y los videojuegos más realistas en 3D.

    Los sensofilmes provocan sensaciones muy realistas en los sentidos del espectador; pero a la vez, también lo acribillan con las más sutiles armas de condicionamiento psicológico, algo parecido a los sofisticados y científicos métodos empleados en campañas publicitarias y políticas de nuestra sociedad actual para convencer a la población. En esta civilización todo está estudiado y calculado científicamente. La televisión y el cine se han convertido también en infalibles y eficaces armas de control y condicionamiento de esta sociedad.


Gómez López, J.I. (2014). Introducción. Un mundo feliz. Cátedra: Madrid.

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