Durante mi etapa como maestro, en una de las zonas rurales de la India, he podido apreciar y descubrir ciertos aspectos educativos interesantes que me dispondré a relatar.
Los jóvenes de la India rural, superan con creces los niveles de educación de sus padres. Esta evolución se puede apreciar retrotrayéndonos a la generación de sus abuelos, donde el analfabetismo imperaba y posteriormente a la generación de sus padres, donde aún en alguna tutoría encuentro personas de una media de 40 años con niveles muy bajos de educación.
A principios del siglo solo el 25% de los jóvenes de aldeas asistían a clases. Dos décadas después entre un 80 y 90% va a la escuela o universidad. No somos conscientes de en qué datos nos movemos, estamos hablando de cifras astronómicas 150 millones de jóvenes o más y alrededor de dos tercios viven en aldeas. Aproximadamente 100 millones de jóvenes pertenecen a la India rural un tamaño de población que si lo comparamos con Europa equivaldría o superaría a Alemania o Reino Unido. Se está invirtiendo en la juventud porque son el futuro y la esperanza de la India.
Otro factor a destacar es que ya no hay tanta disparidad en el acceso a la educación entre niños y niñas. Sin embargo la calidad de las escuelas rurales es muy baja, tan pésima que el aprendizaje acumula altos niveles de déficit, carencias y lagunas.
La situación entre las familias y la escuela es tensa, esta generación de jóvenes descubrirá que hay muy pocos trabajos buenos y cualificados y tras su formación lo único que les quedará, será un sustento precario en la granja.
Ante esta situación una reacción contra la educación está a la vuelta de la esquina. Elevar la calidad de las escuelas rurales es esencial, las escuelas privadas, en términos de educación y aprendizaje, no sacan tanta ventaja a las escuelas públicas.
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