martes, 3 de marzo de 2020

Pedagogos a lo largo de la historia: Georg Kerschensteiner


Pedagogo y educador alemán del siglo XIX. En todas sus facetas como educador tenía un interés de llevar a la práctica todas sus teorías.

En su trayectoria como docente pasó por todos los niveles de educativos. Comenzó como maestro de escuela elemental mientras se formaba en matemáticas y física lo que le permitió ser profesor de gymnasium.

Entre 1895 y 1919 ocupo el cargo de director de las escuelas públicas de Munich. En este periodo, transformó la escuela de perfeccionamiento convirtiéndola en lo que hoy se consideraría como un centro de formación profesional, destacando el trabajo práctico dentro de esta, mezclándolo con ideas de su escuela de trabajo. En 1919 se alza como profesor universitario en la Universidad de Munich.

Renovó el sistema educativo alemán fundando las escuelas de trabajo y la reorganización de la escuela de primaria y primeros cursos de Enseñanza Secundaria.

Dos ingredientes de sus principios metodológicos son: el civismo y los trabajos manuales, que complementan la enseñanza global. Georg reconoce la importancia de la concepción humanista sobre educación: la necesidad de relacionar la actividad didáctica con la situación del individuo.

Tras los éxitos y avances de la psicología en materia de educación, Kerschensteiner trata de definir con más precisión diversos conceptos sobre individualidad y espontaneidad concluyendo que los niños por instinto son de inclinación motriz y su tendencia primaria es hacia lo concreto el contacto manipulativo con cosas específicas del entorno.
Con las investigaciones sobre educación en la psicología infantil, Kerschensteiner se mantiene firme en su idea de convertir a la escuela en el taller central de la mente, toda actividad educativa debe tener en cuenta la conformación de la mente del niño y el modo en el que pasa de los intereses prácticos a los teóricos.

Se interesó también en la formación de sus propios docentes y la necesidad de impartir cursos. Su visión de la figura del maestro es un rol social que dedica más tiempo a un servicio a los alumnos que a las calificaciones. En el libro el alma del educador y el problema de la formación del personal docente refleja las características que debe tener un buen maestro: capacidad de emocionarse, sensibilidad y tacto, actitudes en definitiva humanas en vez de conocimiento enciclopédico. Consideraba este pedagogo que los honores académicos a expensas de la ética pedagógica suponen un empobrecimiento de la vida escolar, buscaba un equilibrio entre maestro y alumno.

Su propuesta de Escuela de trabajo, defendía el desarrollo de destrezas lógicas que ayudaban a otros tipos de actividades. Postuló que existía una inteligencia manual que debe formarse en la escuela y es intrínseca a cada infante. Defendía que era una cualidad severamente importante en el ser humano que no debíamos permitir que desaparezca.

La característica esencial a nivel pedagógico de esta propuesta, se halla en su planificación y ejecución con la posibilidad de autoevaluarse. En consecuencia más importante que la materia de estudio, sea práctica o teórica, es el modo en que la ética del trabajo determina la actitud del alumno. Es el interés en hacer bien la tarea asignada. El fundamento último de esta actitud crítica hacia el trabajo es la organización del trabajo individual independiente dentro de una comunidad trabajadora, en la que el maestro ayuda a los alumnos con sus consejos y su asistencia práctica.

Todos los elementos de la concepción de Kerschensteiner están relacionados entre sí, en el centro se halla la educación, considerada como un proceso y como un fin en sí misma. La educación es a la vez una reactivación del potencial cultural inmanente en la materia de estudio y una función del cultivo paulatino de la personalidad del individuo. Este proceso nunca termina y adopta una estructura propia. El marco social adecuado para poner en práctica estas ideas es el grupo de trabajo aquí se dan las condiciones y el equilibrio perfecto para una ética de trabajo y una responsabilidad cívica.

Por último la formación de la personalidad estaba en el punto de mira de Kerschensteiner, considerando el conocimiento como un fin en sí mismo aislado que no dejará de ser un elemento externo, hasta que su relación con el individuo enriquezca su experiencia y forme parte del motor central de la personalidad. 

El desarrollo de la personalidad es la tarea central del proceso educativo. En su opinión la personalidad viene dada por tres características: la singularidad especial del yo, la respuesta constante e independiente a su entorno y el deseo de mejorarse constantemente. El objetivo último es la mejora moral de la comunidad.

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