martes, 24 de marzo de 2020

Maestros de la República: Pablo Vila, la capacidad extraordinaria para despertar entusiasmos y vocaciones.


Pedagogo que desarrolló sus investigaciones en el campo de la geografía en España y diversos países de latinoamérica. Comenzó en 1902 como maestro en el Ateneo de Barcelona, tres años más tarde, consigue entrar como docente en la Escuela Moderna de Ferrer Guardia, más adelante creó la Fundación Horaciana de Enseñanza.
En su primer libro destaca la influencia de Rousseau, Pestalozzi y Claparede. De personalidad autodidacta y emprendedora, el decenio de 1910-1920 fue decisivo en su orientación. A los dos años de comenzar la década, deja la escuela al recibir una beca para completar sus estudios en Suiza, en el Instituto Rousseau.
En 1915, se desplaza a Bogotá como director del Gimnasio Moderno donde dedicó tres años de su vida. Al regreso a Barcelona, dirigió varios centros de enseñanza. Nuevamente se trasladó a Colombia en 1939 con el motivo de exilio. Fue profesor en la Escuela Normal Superior de Bogotá. Sin embargo, en 1946 recibe una propuesta por parte del Ministerio de Educación de Venezuela para fundar y dirigir el departamento de Ciencias Sociales del Instituto Pedagógico Nacional. Su labor llegó a su punto álgido en Venezuela publicando numerosas obras pedagógicas e investigaciones geográficas.
Sus cualidades más destacadas fueron la autodisciplina, su espíritu crítico, el afán de búsqueda de la verdad, su gran capacidad de trabajo, el amor por los países donde vivió y su trato amable y sencillo.
Es importante destacar que no le bastaba el descubrimiento de nuevos métodos para la enseñanza sino que se veía inmediatamente empujado a divulgarlos y a ponerlos en práctica, haciendo partícipes a los que estaban cerca de él, de ese amor por el estudio de la Geografía y de la Historia y contagiando a todos su pasión por el trabajo disciplinado y su vocación por la docencia, logró grandes avances allí donde estuvo.
Consideraba que en la formación de un educador, el contenido de la enseñanza debía primar sobre la metodología. Uno de sus lemas favoritos era: no se puede enseñar lo que no se sabe.
Su pensamiento, defensor de la libertad, se manifestaba a través de una pedagogía activa y relevante en cuanto a sus contenidos. Fundó y dirigió numerosas escuelas y actuó como maestro y profesor en todos los niveles educativos. Sin embargo, la gran importancia de su labor geográfica, especialmente a partir de 1924, opacó, en cierta forma, su relevancia como pedagogo. En Venezuela, fue el geógrafo más destacado del país durante muchos años y el fundador de los estudios universitarios en esta disciplina científica, en su país de adopción. De él se ha destacado cómo sin contar con una cátedra demostró una capacidad extraordinaria para despertar entusiasmos y vocaciones, haciendo honor a su condición de verdadero maestro. De su docencia surgieron grandes discípulos en el campo de la geografía, que dejaron huella en el avance de ésta.

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