Maestros de la República Albino Núñez Domínguez, Severiano Núñez y Antonio Oliver.
Albino Núñez Domínguez escritor, pedagogo y poeta. Estudió Magisterio en la Escuela Normal de Ourense y ejerció de maestro en aldeas gallegas empobrecidas. Siendo director de la Asociación de trabajadores de la Enseñanza, editó una revista conocida como Escuela del trabajo, la revista introdujo los métodos de la escuela nueva y fue el primer medio de difusión que hizo llegar a las escuelas de la provincia las nuevas técnicas pedagógicas de Montessori, Kerschensteiner, Decroly, Dewey, Cousinet...
Se traslada a La Coruña con el puesto de director de centro. En esta etapa, siguió desarrollando nuevas técnicas escolares, estableciendo nuevos fines a la educación, orientando hacia esos fines la obra social de la escuela e introduciendo nociones y componentes psicobiológicos de la adaptación del comportamiento. Sin embargo, la guerra truncó sus planes, dedicándose durante ella a la enseñanza privada creando el Centro de Estudios Galicia dedicado a la formación de maestros que más tarde llevarían las nuevas técnicas al aula. En 1959 fue rehabilitado primero como maestro y posteriormente como director.
Severiano Núñez maestro español en Jaraíz de la Vera, fue un reconocido maestro de la zona extremeña, detenido, juzgado en consejo de guerra y condenado a muerte. Fue ejecutado en las tapias del cementerio de Plasencia.
Antonio Oliver poeta, crítico literario e historiador del arte. Fundó junto a Carmen Conde la primera Universidad Popular de Cartagena, alumno de Jorge Guillén en la Universidad de Murcia su presencia se deja notar con asiduas colaboraciones en revistas.
El objetivo de la Universidad de Cartagena es instruir a los adultos de la clase trabajadora, ampliando su nivel cultural. Comenzaron con cursillos y conferencias a cargo de figuras emblemáticas de la intelectualidad española como María de Maeztu, Elena Fortún o Margarita Nelken. Además, se dieron lecciones sobre Azorín, Ramón y Cajal y Concha Espina entre otros. La Universidad junto con la Escuela Normal de Murcia solicita las Misiones Pedagógicas, con el objetivo de fomentar la cultura general a través de la creación de bibliotecas y museos fijos y circulantes, proyecciones cinematográficas, orientación pedagógica para los maestros de las escuelas rurales y la educación ciudadana. Con la llegada de la Guerra Civil utiliza varios seudónimos para seguir con su trabajo y reside clandestinamente en Murcia. En 1946 se le exculpa y se le concede el indulto y la libertad definitiva. En su avanzada edad logra una licenciatura en Filosofía y Letras y un doctorado con premio extraordinario por la Universidad de Madrid durante estos años enseña lengua y literatura en el Instituto Cervantes de Madrid. Compagina su labor poética con labores de docencia e investigación sobre autores hispanoamericanos.
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