jueves, 26 de noviembre de 2020

CATAM, Cuanto antes te acostumbres mejor

La afirmación de que los deberes preparan a los niños para hacer más deberes se suele aceptar como un buen argumento para mandarlos. El acrónimo CATAM: Cuanto Antes Te Acostumbres, Mejor, es la respuesta que resume todo. Esta forma de pensar impregna la educación y la crianza de los niños. Es un arma de doble filo que se puede utilizar tanto para atacar prácticas a las que uno se opone, como para promover prácticas a las que a uno le parece bien.

Una infinidad de profesores de secundaria, pasan sus días lanzando datos y exigiendo habilidades, no porque sea la mejor manera de promover el aprendizaje y mucho menos el entusiasmo por el aprendizaje, sino solo porque se ha establecido que esos alumnos deberían saber estas cosas al pasar a bachillerato. Muchas veces, incluso, buenos profesores acaban participando en esta mala enseñanza temiendo que sus chicos no estén preparados cuando una enseñanza peor se cruce en su camino.

La actual locura de unos estándares más exigentes no solo presiona a los profesores para que enseñen demasiadas cosas demasiado pronto, sino también para que utilicen una lógica vertical debido, en parte, a su subordinación a las pruebas externas. Aquí también nos encontramos con que prepararlos se acepta como una razón suficiente para hacer lo que, de otro modo, se vería como algo poco razonable. Los expertos en desarrollo evolutivo denuncian, de forma prácticamente unánime, la utilización de pruebas estandarizadas con niños de primaria. Del mismo modo, hacer participar a los niños en certámenes competitivos, en los que no pueden conseguir el éxito a menos que los demás fracasen, tiene demostrados efectos negativos, en la salud psicológica, en las relaciones sociales, en la motivación intrínseca y en el logro.

Por otra parte, es un grave error ver a los niños pequeños principalmente como futuros niños mayores; no se debería ver a ningún niño solo como un adulto en ciernes. Como John Dewey expresó en una famosa frase, la educación es un proceso de vida y no una preparación para la vida futura.

En resumen, no estamos haciendo los colegios de infantil y primaria semejantes al mundo real, solo estamos haciéndolos más parecidos a los institutos. Es, en parte, por lo que los niños no van a querer hacer los deberes en el futuro porque comenzamos a mandárselos ahora. Cuando el interés intrínseco es bajo, es cuando los estudiantes necesitan ser capaces de recurrir a un repertorio de convicciones y estrategias que les serán útiles cuando tengan que pasar por dificultades y reveses.

La elección fundamental a la que nos enfrentamos como padres y profesores es si nuestra principal obligación consiste en ayudar a los niños a amar el aprendizaje, o acostumbrarlos a situaciones desagradables innecesarias para que puedan aprender a hacerlas frente.

CATAM, no solo presupone que la vida es bastante desagradable, sino que ni siquiera deberíamos molestarnos en tratar de cambiar las condiciones que la hacen así. Por otra parte, los adultos pierden el interés por trabajar para mejorar nuestras escuelas u otras instituciones; y, en su lugar, se autoimponen el deber de preparar a los niños para lo que pueda venir. El resultado es que su sensibilidad crítica nace muerta y que nunca se discuten decisiones políticas tremendamente discutibles.

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