jueves, 5 de noviembre de 2020

¿Hacer deberes mejora el aprendizaje? Una mirada renovada a las pruebas disponibles.

Ha habido y hay numerosos estudios sobre las tareas escolares, pero muy pocos investigadores detectan una serie de peculiaridades entre estas investigaciones y deciden formar una contracultura sobre este tema.

En contra de los investigadores que concluyen y defienden que los deberes tienen poderosos efectos en el aprendizaje, hay investigadores que han analizado esos mismos estudios y conclusiones y han descubierto que un cuarto del total de casos comparaba verdaderamente el hecho de tener deberes con el de no tenerlos; y que sus resultados en realidad no proporcionaban muchas razones para pensar que ayudaban.

Harris Cooper, psicólogo de la educación, intentó aclarar las cosas llevando a cabo la revisión más exhaustiva de investigaciones llevada a cabo hasta la fecha. Realizó un metaanálisis, que es una técnica estadística que combina numerosos estudios en el equivalente de un estudio gigante. Cooper incluyó 17 informes de investigaciones que contenían un total de 48 comparaciones entre alumnos a los que se les había mandado deberes y a los que no. Cerca de un 70% de las comparaciones encontraron que los deberes estaban asociados a un mayor rendimiento. También revisó las investigaciones que intentaban correlacionar las puntuaciones obtenidas por los alumnos en los exámenes, con la cantidad de deberes que hacían. De 50 correlaciones, 43 eran positivas; aunque el efecto global no era especialmente significativo. Los deberes aportaban menos del 4% a las diferencias en las puntuaciones de los alumnos. Lo peor, según dos expertos, es que la mayoría de los estudios incluidos en la revisión tenían carencias metodológicas tan graves como para plantear dudas sobre la validez de cualquier conclusión basada en ellos.

En la última revisión de Cooper no se incluyeron varios estudios recientes, y estos, no apoyan la idea de que los alumnos que pasan más tiempo haciendo deberes tengan mejores resultados que sus compañeros. Todavía otro estudio confirmó que el tiempo dedicado no estaba asociado con puntuaciones ni más altas ni más bajas en ninguna prueba. Por el contrario, la cantidad de tiempo que los niños dedicaban a leer por placer correlacionaba fuertemente con puntuaciones más altas.

  1. En el mejor de los casos, la mayoría de los estudios sobre los deberes muestra solo una asociación, no una relación causal: la mayoría de la investigación que pretende demostrar un efecto positivo de los deberes parece basarse en la suposición de que cuando a los estudiantes se les mandan más deberes también puntúan mejor en pruebas estandarizadas, deduciendo de ello que las puntuaciones más altas se deben al hecho de haber tenido más deberes. Timoteo Keith analizó los resultados de una encuesta realizada a decenas de miles de estudiantes de bachillerato y llegó a la conclusión de que los deberes tenían una relación positiva con el rendimiento, por lo menos en esa edad. Pero 10 años después sucedió algo curioso cuando él y otro compañero volvieron a analizar el papel de los deberes junto con otras posibles variables que influyen en el aprendizaje, como la calidad de la enseñanza, la motivación y la metodología que experimentaban los estudiantes. Cuando todas estas variables se incluían de forma simultánea en la ecuación, el resultado era desconcertante y sorprendente: el efecto de los deberes sobre el rendimiento desaparecía completamente. En resumen, la mayor parte de la investigación que se cita para demostrar que los deberes tienen beneficios académicos, realmente no lo demuestra.

  2. ¿Sabemos realmente cuántos deberes hacen los niños? La investigación sobre los deberes continúa mostrando las mismas debilidades fundamentales que la han caracterizado a lo largo del siglo: una dependencia excesiva de los autoinformes como método predominante de recolección de datos, y la utilización de la correlación como método principal de análisis de los datos.

  3. Las investigaciones sobre los deberes confunden el aprendizaje con las notas y con las puntuaciones de los exámenes: Es como si te dijeran que te pasaras la tarde memorizando los nombres de los reyes godos y luego te hicieran un examen solo sobre estos nombres. Si después de empollar estos nombres recuerdas un gran número de ellos, el investigador concluirá que estudiar por la tarde es eficaz. Las notas, perjudiciales con carácter general, son particularmente inapropiadas para juzgar la eficacia de los deberes por una sencilla razón: el mismo profesor que ha mandado los deberes cambia luego de papel y evalúa a los alumnos que los han completado. La calificación que un profesor da a un alumno al final de curso con frecuencia se basará, al menos en parte, en si el alumno ha hecho los deberes y en qué medida. Por lo tanto, afirmar que hacer más deberes está asociado con un mejor rendimiento escolar (medido por notas) significa no proporcionar información útil sobre si los deberes son valiosos por sí mismos. Sin embargo, las notas son la base para un buen número de estudios que se citan en defensa de esta conclusión. No resulta sorprendente que los estudios que utilizan las notas de clase como medida del rendimiento tiendan a mostrar un efecto de los deberes mucho más fuerte que los estudios que utilizan puntuaciones de pruebas estandarizadas. Cada hora que los profesores invierten en preparar a los niños para que tengan éxito en las pruebas estandarizadas, incluso si los resultados mejoran, es una hora que no se dedica a ayudar a los niños a convertirse en pensadores críticos, curiosos y creativos. Funcionar mejor solo significa conseguir puntuaciones más altas en exámenes que miden capacidades de bajo nivel. En general, la investigación sobre los deberes define su beneficio en función del rendimiento y, a su vez, define el rendimiento como mejores notas o puntuaciones en pruebas estandarizadas. Lo que nos impide concluir nada acerca de si los deberes mejoran el aprendizaje de los niños.

  4. Cuanto más tiempo miras, menos importan los deberes: Cooper especulaba con que en los estudios de mayor duración se podían haber mandado menos deberes durante alguna semana; pero no ofrecía ninguna evidencia de que esto realmente hubiera sucedido. Así que aquí tienes otra teoría: los estudios que encontraban un mayor efecto eran los que, como consecuencia de su brevedad, detectaban menos de lo que sucede en el mundo real.

  5. Incluso cuando existen, los efectos positivos suelen ser muy pequeños: los deberes solo pueden explicar una diminuta proporción de las diferencias en las puntuaciones obtenidas.

  6. En la etapa de educación primaria no existen pruebas de beneficio académico alguno de los deberes: La ausencia de pruebas que sustenten el valor de los deberes antes del bachillerato es algo generalmente reconocido por los expertos en la materia. Sin embargo, este notable hecho rara vez se comunica a la opinión pública. De hecho, es en el caso de los niños más pequeños donde los beneficios son más cuestionables, cuando no inexistentes y es donde se ha producido el mayor aumento en la cantidad de deberes.

  7. Los resultados de las pruebas nacionales e internacionales plantean más dudas sobre el papel de los deberes: por lo general, se concluía que hacer algo de tarea tenía una relación más fuerte con el rendimiento que no hacer anda, pero hacer unos pocos deberes también era mejor que hacer un montón. Esto evidencia que entre la cantidad de tarea que se hace y el rendimiento académico existe una relación curvilínea, cuya representación gráfica es una U invertida. Más deberes, realmente, pueden minar el resultado de un país.

  8. La investigación incidental arroja todavía más dudas sobre los deberes: Ruth Tschudin, una educadora de EEUU, identificó alrededor de 300 profesores excelentes a partir de referencias, premios o de su aparición en los medios de comunicación. Luego, se dedicó a comparar las prácticas de aula de estos profesores con las de un grupo de profesores de referencia. Entre los descubrimientos estaban: estos profesores no solo tendían a dar menos deberes, sino también a dar a sus alumnos más control sobre sus deberes.

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