martes, 23 de febrero de 2021

¿Qué es la neurociencia y cómo puede contribuir a la educación?

La neurociencia enfoca el estudio del sistema nervioso a sus funciones y a sus implementaciones prácticas dentro de la vida. La neurociencia aplicada a la educación ha recibido diversos nombres, entre los que destacan neuroeducación o neuropsicoeducación. El objetivo es el mismo: aplicar a la educación los descubrimientos sobre el funcionamiento del sistema nervioso y, en especial, del cerebro humano, con el objetivo de mejorar la calidad de la educación y los objetivos, tanto para educadores como para alumnos.

Ahora bien, la edad también condiciona el funcionamiento del cerebro.

Infancia (6-12 años) el cerebro de los niños es mucho mas maleable y plástico que el de los adultos. En estas edades es cuando se pueden establecer redes neuronales determinantes para próximas etapas. Debemos presentarles la información de forma amena, entretenida y motivadora.

Adolescencia (13-19 años) los adolescentes necesitan sentirse apoyados y motivados en todo momento, ya que en este periodo crítico las emociones dolosas pueden obligarles a tomar decisiones tan importantes como abandonar los estudios.

Juventud (20-30 años) se terminan de forjar las capacidades de gestión emocional, de influencia del entorno, de capacidad de planificación académica y profesional, de construcción de valores morales que van a regir el resto de la vida y muchos otros procesos mentales importantes. Es una etapa en la que los alumnos pueden utilizar con mayor éxito su creatividad y su automotivación.

Uno de los primeros conceptos con los que debemos familiarizarnos como educadores es el concepto de plasticidad neuronal o neuroplasticidad. La poda neuronal contribuye a que podamos desarrollar más nuestras habilidades, ya que elimina neuronas que no se están utilizando y que interfieren de alguna manera en el funcionamiento de las que sí se utilizan. Cualquier conocimiento que guardemos en los bancos de memoria se encuentra almacenado en una red neuronal, que no es más que un grupo de neuronas unidas mediante sinapsis.

Esta capacidad de las neuronas de formar redes neuronales y de deshacerlas para formar otras nuevas es lo que se conoce como plasticidad neuronal. Conocer este funcionamiento en la educación tiene una utilidad crucial, ya que nos permite comprender:

  • Cómo se activa el cerebro de nuestros alumnos en el momento del aprendizaje, ya que este funcionamiento es común a todos los seres humanos.

  • Por qué nuestros alumnos olvidan información y nos permite saber cómo podemos ayudarles a que la recuerden.

  • Que en el aprendizaje es tan importante la adquisición de nueva información como el olvido de otra que el cerebro no utiliza.

  • Que aplicando técnicas correctas podemos potenciar el recuerdo y minimizar el olvido de aquella información que deseemos.

Por otro lado, otra vertiente de la plasticidad neuronal es aquella por la que el cerebro humano se adapta al entorno. Si el entorno exige el desarrollo de cierta habilidad o de cierta parte del cerebro, la neuroplasticidad se encargará de dicho desarrollo. El hipocampo es una de las estructuras donde se pueden generar nuevas neuronas, lo que se conoce como neurogénesis. Esto no ocurre en todas las partes del cerebro. Además, debemos destacar que las neuronas encargadas de la habilidad desentrenada pasarán a encargarse de la habilidad entrenada, siempre y cuando ambas regiones cerebrales se encuentren próximas entre sí.

En términos educativos, todo esto implica que aquello que exijamos a los alumnos provocará una mayor densidad sináptica en determinados lugares de su cerebro:

Si ejercitamos su resolución creativa de problemas, su cerebro irá añadiendo redes neuronales que se encarguen de la resolución creativa de problemas, lo que provocará que cada vez sean mejores en la resolución creativa de problemas.

En el lado contrario, si les obligamos a realizar un estudio rígido y poco flexible, su cerebro se volverá cada vez más rígido y menos flexible, y le resultará cada vez más difícil utilizar el pensamiento creativo.

Por este motivo, los educadores no solo tienen un deber profesional con los alumnos, sino también una responsabilidad moral, dado que influye directamente en cómo serán los cerebros de sus alumnos en el futuro. Si las redes neuronales que crean durante su aprendizaje con nosotros son fuertes, serán más difíciles de olvidar para ellos, tanto para lo bueno como para lo malo.

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