martes, 16 de febrero de 2021

Pedagogía del cariño

Desde hace siglos ha habido una gran discusión sobre lo que mueve al ser humano a actuar correctamente en cuanto al bien y el mal. Unos dicen que es la razón la que mueve a la persona a escoger el bien. Por eso han centrado sus esfuerzos en una pedagogía que enseñe a pensar correctamente. Kohlberg ha llevado este planteamiento a la pedagogía moral, afirmando que lo importante es estimular el desarrollo del pensamiento moral a través de la discusión de dilemas. Sin embargo, él mismo se dio cuenta de que la discusión de dilemas no era suficiente para lograr una formación adecuada. Por ello planteó la Escuela Justa, en la que los miembros de la comunidad educativa discutían democrática y abiertamente las normas y sanciones de la escuela llegando a acuerdos sobre ellas. Así se lograba vincular la atmósfera de la escuela a los objetivos de formación moral y conectar las discusiones a la realidad de la vida escolar.

No obstante, muchas personas han puesto en tela de juicio que sea posible fundar la ética sobre la razón ya que esta es incapaz de proveer la motivación moral para la acción. Por lo tanto, se trata de educar en el cariño y el cuidado como bases fundamentales para obtener la motivación y la perspectiva desde la cual comprometerse por una vida humana plena. El cuidado es una cualidad de la relación entre dos personas en donde una es la que cuida y la otra es la que responde a ese cuidado. En los niños pequeños esta relación es básicamente unilateral, es decir, el adulto-educador cuida y el niño acepta y responde a ese cuidado. A medida que la persona va creciendo va lográndose una relación más recíproca hasta llegar a la relación de adultos, donde los roles del que cuida y el que es cuidado se alternan de acuerdo con las circunstancias y necesidades. Pero no será posible llegar a este nivel de adultez si no se ha tenido la experiencia de haber sido cuidado. De ahí la importancia de establecer esta relación desde la más tierna infancia.

En cuanto a la ética del cuidado como enfoque de pedagogía moral, la meta más importante de la escuela es lograr que los alumnos se sientan queridos y por tanto crezcan llegando a ser personas cariñosas, que aman y son amadas. Esta es la clave de cualquier educación exitosa. Tenemos cuatro estrategias principales:

Ser ejemplo: el educador se convierte en un testimonio de relaciones de cuidado con sus estudiantes. Este ejemplo es clave ya que ésta es una pedagogía en donde se aprende viviendo.

Diálogo: el diálogo abierto y honesto es vital para desarrollar relaciones de cuidado. Esto implica que el educador sea capaz de escuchar y responder a las necesidades y sentimientos de los estudiantes.

Confirmación: significa aceptar que los educandos están en una búsqueda sincera de sí mismos. Esto requiere que los educadores atribuyan e mejor motivo posible a las acciones de los estudiantes de acuerdo con las circunstancias. Se trata de llegar al fondo de las motivaciones. Esta estrategia implica cambiar la actual mentalidad docente que parte de una desconfianza natural hacia el estudiante y sus motivaciones.

Práctica: aprender haciendo. El cuidado se aprende cuidando. Por lo tanto hay que posibilitarles a los estudiantes oportunidades para que, en la medida de su crecimiento, puedan también aprender a cuidar de otros.

Erasmo nos decía, "me parece que se acierta mejor con la dulzura que con la violencia". O Pestalozzi cuando apuntaba: "era preciso que mis niños reconociesen, de la mañana a la tarde, y en cada instante del día, en mi frente y en mis labios, que mi corazón era para ellos". O el cartel que adornaba la entrada de su escuela "esto no es una escuela, esto es una familia". O como decía Nebrija "considerar que el niño no es una fiera a la que hay que domar, sino una obra de arte que hay que llevar a su perfección". O Jalil Gibran aportaba "no hay niños problema, hay padres-problema, sociedad-problema". No olvidemos que los niños se educan, cuando son niños, entre otras formas por modelaje, los modelos que les ofrezcamos serán los que recojamos.

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