jueves, 11 de febrero de 2021

La proxémica, el espacio de interacción en comunicación en el aula.

El tipo de orientación espacial denota el grado de intimidad y formalidad de la relación. Cuanto más cara a cara es la orientación, más íntima es la relación y viceversa. El grado de proximidad expresa claramente la naturaleza de cualquier interacción y varía con el contexto social. Dentro del contacto corporal, existen diferentes grados de presión y distintos puntos de contacto que pueden señalar estados emocionales como miedo, actitudes interpersonales o un deseo de intimidad.

La proxémica, es el estudio de la forma en que las personas utilizan el espacio (personal y/o social) para comunicarse. Se basa en la teoría de los campos vitales, que establece que cada uno de nosotros somos el centro de una serie de círculos concéntricos, dentro de cada uno de los cuales mantenemos un tipo de relación, dependiendo generalmente del nivel de confianza que tengamos con las personas que interaccionamos, de tal modo que no interactuamos a la misma distancia en una reunión familiar que en una reunión de trabajo o un espacio comercial.

El antropólogo Edwar T. Hall fue uno de los pioneros en el estudio de las necesidades espaciales del hombre. Como se sabe, Hall, apoyándose en el hecho de que todos los animales tienen un territorio o espacio apropiado a su estructura específica y a su modo de vida, observa que los hombres tienen igualmente un espacio apropiado, que en este caso se diversifica a causa de las variaciones de la organización cultural de cada sociedad. Por eso distinguimos en toda persona tres tipos:

Un espacio de organización fija determinado por el modo social de satisfacer necesidades materiales como comer, beber y dormir.

Un espacio de organización semifija determinado por el agrupamiento de individuos como ocurre en las salas de espera, en las terrazas de los cafés, etc.

Un espacio “informal” que comprende las distancias que vivimos inconscientemente con los demás.

Distancia íntima: es un espacio menor que un metro (desde 15 cm a 50 cm), se define por la percepción del calor, del olor y de la respiración del cuerpo de otra persona, es la distancia del acto sexual y de la lucha. Es la más importante y es la que una persona cuida como de su propiedad. Solo se permite la entrada a los que están emocionalmente muy cerca de la persona en cuestión: la pareja, los padres, los hijos, los amigos íntimos y los parientes. Hay una subzona que llega hasta unos 15 cm del cuerpo y a la que otra persona puede llegar solo mediante el contacto físico: es la zona íntima privada.

Distancia personal: es un espacio de 50 cm a 75 cm, que designa la distancia fija que separa a los individuos que no tienen contacto entre sí, es una especie de caparazón que un cuerpo crea inconscientemente para aislarse de los demás. Es la distancia que separa a las personas en una reunión social, o en la oficina y en las fiestas.

Distancia social: es un espacio de 1 a 2 metros y medio, que marca el límite del poder que ejercemos sobre los demás, es decir, el límite a partir del cual la otra persona no se siente afectada por nuestra presencia. Esta es la distancia que nos separa de los extraños: el carpintero que hace reparaciones en casa, el cartero, etc.

Distancia pública: es un espacio que va más allá de los 2 metros y medio, y que se considera impersonal. Es la que está fuera del círculo en el que el individuo se encuentra directamente afectado. Es por ejemplo la distancia que utilizamos para dirigirnos a un auditorio cuando pronunciamos un discurso.

Estos tipos de distancias constituyen el nivel cultural de la dimensión proxémica, “la dimensión oculta” de cada sociedad, varía pues, según las modalidades culturales de cada sociedad: el contacto sexual, la esfera personal o privada, la distancia de los intercambios verbales y del respeto jerárquico son diferentes en cada país. Hall cree además, que para el ser humano el espacio personal es muy importante, los investigadores se atreven a decir que las aglomeraciones influyen en nuestro comportamiento e incluso hay muchos estudios realizados en torno al comportamiento de las personas dentro de la masa.

La proximidad espacial en el aula entre el docente y los alumnos influye en la calidad y tipo de interacción que se establece entre ellos. No debemos mantenernos muy distantes del alumnado; pero tampoco invadir su espacio. En el caso del aula, además debemos tener en cuenta que no solamente afectan las distancias zonales, sino también la distribución de la misma. Habitualmente en aulas de distribución abierta, es decir, que permiten el cara a cara constante entre alumnos y educador permiten mejor comunicación, interacción y utilización del espacio.

Bien es cierto, que en ocasiones, para el docente es más insegura su comunicación en este entorno, sobre todo al principio por que las barreras físicas no existen, pero si las psicológicas, pero en el momento que estas “barreras” se superan, nos encontraremos mucho más cómodos, tanto en nuestros movimientos, como en la propia comunicación entre personas.

En cuanto a la cercanía física con el alumnado, debemos gestionarla poco a poco, cuidando no llegar a invadir sus propios espacios personales.

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