La visión del color que informa a toda la educación Waldorf, entiende que el color tiene cualidades y dinámicas que afectan profundamente a la vida interior del ser humano y que son intrínsecamente objetivas. El color se vincula a los comportamientos de la psicología humana, actuando como puente entre nuestra vida anímica y el mundo físico exterior.
El enfoque para la aplicación del color se basa en los estudios del propio Steiner, quien basó su trabajo en las investigaciones teóricas y experimentales que Goethe había llevado a cabo anteriormente. Goethe era conocido como una figura cumbre de la literatura y la poesía mundial, pero es interesante saber que él mismo consideraba que su obra más importante y significativa era su investigación en las ciencias naturales, en particular los estudios experimentales y el planteamiento de nuevas teorías sobre la metamorfosis de las plantas y la naturaleza del color.
En su teoría de los colores, Goethe describe los colores individuales y los sentimientos que estos contienen. Recomendó rodearse con el color, a fin de experimentar sus cualidades internas. Siguiendo el círculo cromático que trazó Goethe, se puede experimentar la dinámica interna de los diversos colores y las relaciones entre los colores individuales y entre los grupos de colores. Además, se pueden vivir los colores del círculo como asociados con diferentes actividades internas o ver las relaciones entre el círculo del color y el ciclo del año con las cuatro estaciones. La contribución de Goethe a nuestro conocimiento del color consiste en la objetivación de la dinámica interna y las leyes del color. La capacidad de vivir en las cualidades de un color determinado y hacer conscientes nuestras respuestas internas en la acción de pintar también es importante para Steiner.
Los colores planos son monótonos y cansan los ojos, mientras que el color con variaciones de tonalidad y de matiz estimula y equilibra la actividad ocular. El método Lazure (técnica de pintura por capas preparadas casi tan finas y translúcidas como la acuarela que se crea a partir de una base de agua, pigmentos de alta calidad y un aglutinante, normalmente látex), ofrece un uso creativo y consciente del color y persigue proporcionar alimento para los ojos y el alma. Se ha demostrado que puede lograr resultados estéticamente bellos y actuar como una poderosa influencia sanadora en medio de la tensión y el estrés de la vida moderna.
Aunque no todas las escuelas Waldorf hacen exactamente lo mismo en cuanto a su elección de las tonalidades de color, se puede observar una coherencia general, basada en una respuesta a las etapas de desarrollo del niño.
La actividad artística está estrechamente relacionada con la vida sensible, por lo que las artes tienen un papel central en las escuelas Waldorf. Según Steiner, las cualidades particulares de cada color también deben ser utilizadas en el diseño de las pinturas murales o en la decoración de las paredes dentro de la escuela. Una vez más, los colores deben estar relacionados con las funciones de los detalles arquitectónicos.
Los colores del interior de una escuela Waldorf están destinados a apoyar la fase general de desarrollo del niño, al tiempo que mejoran la experiencia educativa para cada nivel en particular. Cada aula es un espacio único para las actividades de un grupo de edad específico. Por lo tanto, cada clase tiene un color apropiado a la edad de los alumnos que utilizan el espacio. Los colores en el aula evolucionan a partir de tonos cálidos y rojizos en los primeros grados, hacia tonalidades naranja-amarillenta alrededor del tercer grado, y hacia los verdes al cuarto y quinto grado. Es aquí, en la mitad del camino de la infancia que se consigue un tipo de equilibrio justo antes del inicio de la pubertad. El verde es el color del equilibrio entre la luz y la oscuridad, y se encuentra de una manera armoniosa con este grupo de edad. A partir del sexto grado, en la clase dominan varios tonos de azul y tonos lila y violeta están indicados para el trabajo más interior y reflexivo de las etapas adolescentes.
Las cualidades que viven en el color azul son también las cualidades que necesitamos para pensar. Es un color ideal para la etapa de desarrollo de un niño alrededor de los doce años, cuando el pensamiento comienza a florecer.
La polaridad rojo-azul, caliente-frío, activo-contemplativo corresponde a la polaridad de la actividad de la voluntad en los primeros grados y de la actividad del pensamiento en los grados posteriores.
El plan de estudios de secundaria procura equilibrar la actividad intelectual con la actividad artística y la actividad práctica. El arte ayuda a fomentar una vida saludable y refinada de los sentimientos, mientras que la actividad práctica permite que las ideas y los ideales de los jóvenes se expresen en la acción. Es interesante ver que los colores en el aula del adolescente no se acaban en la relativa frescura y oscuridad del azul. Se mueven en tonos de violeta que indican que se ha añadido un poco de rojo al azul para dar un toque de calidez. Esto refleja el objetivo educativo de un pensamiento calentado por el corazón e impulsado por la voluntad. También las salas especiales suelen estar pintados de forma artística y artesanal, con colores cálidos.
Recogido de: Figols, Cuevas. M. (2017). La arquitectura al servicio de la pedagogía. Barcelona: Editorial Pau de Damasc.
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