viernes, 17 de diciembre de 2021

Principios pedagógicos y arquitectónicos de Waldorf-Steiner

La pedagogía Waldorf pretende ser una metodología que emana de la libertad, de la iniciativa y de la creatividad del educador. En palabras de Christopher Clouder: "El maestro Waldorf necesita saber en primer lugar que la enseñanza es en realidad una profesión de aprendizaje. El maestro no está para suministrar contenidos a los niños, sino para crecer con ellos. Los niños tienen tantas cosas que enseñar al maestro como las que este cree que ha de enseñar al niño y esta capacidad de desarrollo mutuo es la que mantiene vivo al entusiasmo de enseñar. El maestro nunca se encuentra estacionario sino que siempre encuentra aspectos de sí mismo que nunca había sospechado que existieran."

En esta pedagogía, el ser humano es considerado como una individualidad constituida por tres niveles: cuerpo, alma y espíritu. Las capacidades del niño y del joven se desarrollan hasta la madurez en tres etapas evolutivas de 7 años que se relacionan con esos tres niveles y con las facultades de voluntad, sentimiento y pensamiento. Las aptitudes intelectuales, artísticas y manuales tienen todas la misma importancia y se estimulan en el momento adecuado, ya que, en último termino, lo que se quiere es posibilitar el desarrollo de la facultad de juicio de cada individualidad, pero acompañada de un sentimiento sano y una afirmación volitiva.

El plan de estudios y el método de enseñanza se adapta a estas etapas de maduración y a la naturaleza psíquica, caracterológica e individual de cada niño. El clima de la escuela no está influenciado por el miedo a las notas ya que estas no existen y la evaluación contempla criterios más amplios, que abarcan el ser humano completo. Se trata primordialmente de establecer un ambiente de trabajo colaborativo, que permita al niño aprender, crecer y madurar.

Respecto a la arquitectura, el diseño de las escuelas Waldorf sigue las directrices de una arquitectura que se define como orgánica y que se aproxima al estilo expresionista. Posee algunas particularidades que se derivan de las ideas arquitectónicas de Rudolf Steiner. Se podría resumir en 5 puntos:

  1. El diseño del edificio ha de ser funcional, debe adaptarse totalmente a las necesidades y las actividades de las personas que lo habitan.

  2. Visión humanista: no basta que la arquitectura se mueva dentro del mundo de las ideas tridimensionales, pues lo que pretende transmitir debe seguir las diferentes visiones que el individuo mismo tiene de ella. Las visiones se refieren a las diferentes “fotografías” que uno va haciendo durante el uso que hace del edificio. Por lo tanto, la arquitectura se expresa principalmente a través de las diferentes visiones que las personas tienen cuando habitan el edificio y de todas las evidencias que se van produciendo.

  3. La naturaleza de los materiales y las formas que adoptan deben expresar cómo las fuerzas trabajan y cómo son conducidas, etc.

  4. Los colores son un elemento muy importante dentro de una escuela Waldorf. Los diseñadores y los pedagogos hacen un uso consciente de ellos, adaptándolos a la edad de los niños.

  5. Los edificios se han de encarnar en el lugar o paisaje donde son construidos. Hay que tener en cuenta la metamorfosis de las formas, desde las más exteriores del edificio hasta las más interiores.

Recogido de: Figols, Cuevas. M. (2017). La arquitectura al servicio de la pedagogía. Barcelona: Editorial Pau de Damasc.


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