martes, 18 de mayo de 2021

El perfil del maestro-coach y sus competencias

El profesor es la figura educativa responsable de la educación en el aula. Las competencias que podemos reconocer en el maestro-coach son:

El profesor-coach se gana la autoridad y el respeto a través del conocimiento, pero sobre todo de la actitud mostrada frente a los alumnos; La mayor parte del tiempo intenta coordinar la clase, imparte y tutoriza. Él posee el conocimiento pero el resto también. Es emisor, pero la mayor parte del tiempo escucha, es receptor; Plantea el aprendizaje, además de desde la trasmisión desde la reflexión y la autonomía del alumnado; Trabaja el presente para visionar el futuro. El protagonista principal del proceso es el alumno, ya que es la parte activa, quién necesita cambiar, es un recurso más para facilitar el aprendizaje; Desde el punto de vista de la evaluación continua o formativa. La evaluación como medio para aprender. No solo se centra en el saber y saber hacer, sino también en el saber ser, estar o querer hacer. (Actitudes).

Algunas de las características que debemos poseer como docente-coach, además de tener claras nuestras competencias, son la paciencia, imparcialidad, objetividad, percibirnos a nosotros mismos como un apoyo, interés en el mundo del otro, escucha activa, atención plena y consciencia de uno mismo, de las actitudes mostradas, de los pensamientos generados, de nuestras limitaciones y fortalezas.

El enfoque del docente en la educación aplicando competencias como coach, pretende lograr que los alumnos sean responsables del aprendizaje, establezcan sus propias metas y las capacidades para lograrlas, fomentando siempre la responsabilidad, autonomía, autogestión, poder, escucha activa y desarrollo de creatividad.

El pensamiento, el lenguaje y la acción son fundamentales en el proceso de coaching y determinan el ser y hacer. Los tres pilares del coaching son los objetivos, las creencias y los valores.

Las creencias son generalizaciones que hacemos acerca de nosotros mismos y en la realidad que nos circunda, que aceptamos como verdaderas y acaban gobernando nuestra forma de actuar y de entender el mundo.

Los valores son los principios fundamentales de la vida de las personas y están presentes en lo que la persona quiere.

El coaching educativo, entonces, tiene como objetivo mejorar y optimizar el desarrollo personal y profesional de los individuos involucrados en el proceso de aprendizaje. El docente puede ser más un facilitador que un experto, como en el modelo tradicional. La tutoría tradicional, puede aplicarse bajo el enfoque de coaching tomando el tutor el papel de coach.

Algunas de las funciones que desempeñamos como maestros-tutores en la eduación son: desarrollar las actividades previstas en el plan de orientación y de acción tutorial; coordinar el proceso de evaluación del alumnado; orientar y asesorar al alumnado sobre sus posibilidades académicas y profesionales; facilitar la integración de los alumnos y alumnas en el grupo y fomentar su participación en las actividades; ayudar a resolver las demandas e inquietudes del alumnado y mediar, ante el resto del profesorado y el equipo educativo, y; coordinar las actividades complementarias de los alumnos y alumnas del grupo en el marco de lo establecido por el departamento de actividades extraescolares y complementarias.

Todas estas funciones, pueden desempeñarse desde un punto de vista más directivo o desde un punto de vista más de acompañante, en este último estilo de desempeño, es donde más espacio tiene las herramientas de coaching. Los alumnos son los responsables del proceso de aprendizaje. El alumno es el protagonista principal de la historia, es el responsable de sus decisiones y el docente anima, escucha y lo motiva a la acción para alcanzar sus objetivos.

El maestro, debe intentar vincular aprendizaje con acción, se habla de acciones efectivas, para llevar a la práctica lo aprendido y no quede en mero conocimiento. El alumno debe experimentar lo aprendido. El docente debe ayudar al alumno a definir sus objetivos académicos, sus recursos, a diseñar su futuro, a cambiar las creencias que no le permiten el logro de sus objetivos.

Debe acompañarlo en el recorrido del camino desde donde está hasta donde quiere estar, proporcionando herramientas para transitar ese camino y optimizar sus rendimientos en todas las áreas. Ambos, deben trabajar en un clima de motivación para que el grupo se sienta seguro en el proceso, deben animarse en el proceso de cambio. Los objetivos deben ser fácilmente alcanzables y medibles. Al hacer el seguimiento del proceso debe haber un espacio de reflexión para que cada uno valore sus propios recursos y las áreas de mejora.

La formación de un buen profesional no solamente consiste en los conocimientos adquiridos durante el pase por la institución educativa sino también en la contribución en su formación como ser humano.

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