martes, 15 de diciembre de 2020

Platón y su influencia en la educación (coaching educativo)

Platón es el principal discípulo de Sócrates, tenía 29 años cuando este murió. La condena a muerte de Sócrates en Atenas, influyó tremendamente en la dirección que tomaría toda su actividad filosófica.

Una de las partes más conocidas de la filosofía de Platón, es el mito de la caverna, que se ha convertido en una de las grandes alegorías de la filosofía idealista, que han influido en la manera de pensar de las culturas de Occidente. Entenderla significa conocer los estilos de pensamiento que durante siglos han predominado en Europa y América. Este mito es una alegoría de la teoría de las ideas propuesta por Platón, y aparece en los escritos que forman parte del libro La República.

Se trata, básicamente, de la descripción de una situación ficticia que ayudaba a entender el modo en el que Platón concebía la relación entre lo físico y el mundo de las ideas, y cómo nos movemos a través de ellos.

Platón empieza hablando sobre unos hombres que permanecen encadenados a las profundidades de una caverna desde su nacimiento, sin haber podido salir de ella nunca y, de hecho, sin la capacidad de poder mirar hacia atrás para entender cuál es el origen de esas cadenas. Así pues, permanecen siempre mirando a una de las paredes de la caverna, con las cadenas aferrándolos desde atrás. Detrás de ellos, a una cierta distancia y colocada algo por encima de sus cabezas, hay una hoguera que ilumina un poco la zona, y entre ella y los encadenados hay un muro. Entre el muro y la hoguera hay otros hombres que llevan con ellos objetos que sobresalen por encima del muro, de manera que su sombra es proyectada sobre la pared que están contemplando los hombres encadenados. De este modo, ven la silueta de árboles, animales, montañas a lo lejos, personas que vienen y van, etc.

Platón sostiene que, esos hombres encadenados que describe se parecen a nosotros, los seres humanos, ya que ni ellos ni nosotros vemos más que esas sombras falaces, que simulan una realidad engañosa y superficial. Esta ficción proyectada por la luz de la hoguera los distrae de la realidad: la caverna en la que permanecen encadenados. Sin embargo, si uno de los hombres se liberase de las cadenas y pudiese mirar hacia atrás, la realidad le confudiría y le molestaría: la luz del fuego haría que apartase la mirada, y las figuras borrosas que pudiese ver le parecerían menos reales que las sombras que ha visto toda la vida. Del mismo modo, si alguien obligase a esta persona a caminar en dirección a la hoguera y más allá de ella hasta salir de la caverna, la luz del sol aún le molestaría más, y querría volver a la zona oscura.

Para poder captar la realidad en todos sus detalles tendría que acostumbrarse a ello, dedicar tiempo y esfuerzo a ver las cosas tal y como son sin ceder a la confusión y la molestia. Sin embargo, si en algún momento regresase a la caverna y se reuniese de nuevo con los hombres encadenados, permanecería ciego por la falta de luz solar. Del mismo modo, todo lo que pudiese decir sobre el mundo real sería recibido con incredulidad. Si intentamos extrapolar la alegoría del mito de la caverna al pensamiento actual, podemos vislumbrar algunas ideas con las que también trabaja el coaching.

El coaching, trabaja desde las creeencias y las percepciones subjetivas de la realidad que nos rodea, también la programación neurolingüística (PNL) lo hace, habla de que con estas creencias y percepciones, construimos nuestros mapas mentales que son las realidades subjetivas en base a las cuales analizamos y valoramos el mundo que nos rodea.

La idea de la existencia de una verdad que existe independientemente de las opiniones de los seres humanos, la presencia de los engaños constantes que nos hacen permanecer lejos de esa verdad, y el cambio cualitativo que supone acceder a esa verdad: una vez se la conoce, son premisas que el coaching contempla como verdaderas.

Los engaños: encarnaría el fenómeno de las sombras que desfilan por la pared de la caverna. En la perspectiva de Platón, este engaño no es exactamente el fruto de la intención de alguien, sino la consecuencia de que la realidad material sea tan solo un reflejo de la verdadera realidad: la del mundo de las ideas. Si no tenemos motivos para cuestionar algo, no lo hacemos, y su falsedad prevalece. Así se construyen nuestras creencias, a lo largo de nuestra vida, nuestra educación, nuestra experiencia con el mundo que nos rodea, la sociedad y la cultura en la que crecemos, hace que elaboremos una serie de ideas, a través de las cuales valoramos el mundo, nuestra realidad y a nosotros mismos. Las consideramos verdades absolutas, van y están con nosotros y rara vez las ponemos en duda, el 90% de las mismas, son positivas y nos ayudan a filtrar las situaciones y las personas que nos rodean, pero hay algunas entorno a un 10% que lo que hacen generalmente es limitar nuestro crecimiento y nuestros cambios y avances. Estas ideas preconcebidas o creencias entorno a lo que es el mundo, también se utilizan para construir la idea que tenemos de nosotros mismos, es decir para generar nuestro autoconcepto. Podemos decir que el autoconcepto es la idea que tenemos de nosotros mismos, de lo que somos. El autoconcepto se empieza a construir a edades muy tempranas, y se nutre de lo que nosotros percibimos, pensamos y descubrimos, acerca de nosotros mismos y de lo que los demás nos informan que somos o que ven en nosotros, incluyendo etiquetas y estereotipos. La aceptación y valoración positiva del autoconcepto es la base de nuestra autoestima, de ahí la importancia de trabajarlo y de que se construya con calidad.

La liberación: el acto de liberarse de las cadenas serían los actos de rebeldía que solemos llamar revoluciones, o cambios de paradigma. Por supuesto, no es fácil rebelarse, ya que el resto de la dinámica social va en sentido contrario. La liberación supone ver cómo muchas de las creencias más interiorizadas se tambalean, lo cual produce incertidumbre y ansiedad. Para hacer que este estado desaparezca, es necesario seguir avanzando en el sentido de ir descubriendo nuevos conocimientos. A veces liberarse no resulta fácil, vivimos en una realidad que conocemos, y aunque no sea cómoda, es previsible, además de construida por nosotros mismos, es nuestra zona cómoda, la zona de confort y a veces nos da miedo, casi pánico salir de ella porque no sabemos lo que vamos a encontrarnos. Es aquí en estos momentos donde afloran la mayor parte de nuestras resistencias.

Si hablamos de las actitudes que es más habitual encontrar en los niños cuando aprenden, seguramente estaremos de acuerdo en decir, que son la curiosidad y la creatividad, pero a medida que crecemos estas actitudes van siendo sustituidas o limitadas por nuestras resistencias, hasta tal punto, que si hablamos del aprendizaje en adultos una de las actitudes con las que tenemos que lidiar es la resistencia al cambio. Liberarse, para Platón, supone romper estas resistencias. Para el coaching esto es también una premisa fundamental, si queremos avanzar, desarrollarnos o transformarnos es indispensable que cambiemos, que dejemos de resistirnos y empecemos a poner en duda todas o algunas de las creencias que poseemos y que en ciertos momentos o circunstancias, nos limitan.

La ascensión: a la verdad sería un proceso costoso e incómodo que implica desprenderse de creencias muy arraigadas en nosotros. Por ello, es un gran cambio psicológico. Platón tenía en cuenta que el pasado de las personas condiciona el modo en el que experimentan el presente, y por eso asumía que un cambio radical en la manera de entender las cosas tenía que acarrear necesariamente malestar e incomodidad.

El coaching, entiende que cambiar exige esfuerzo, que alcanzar objetivos, exige a veces auto-motivarnos y que incluso en ciertos momentos tendremos que enfrentarnos a resistencias de los otros, a la frustración que a veces nos supone que los otros se resistan a que nosotros cambiemos, o no aprecien o sean conscientes de que lo estamos haciendo.

El retorno: sería la última fase del mito, que consistiría en la difusión de las nuevas ideas, que por chocantes pueden generar confusión, menosprecio o rechazo, por poner en cuestión dogmas básicos que vertebran la sociedad, pero también principios que vertebran nuestra vida. Sin embargo, para Platón la idea de la verdad estaba asociada al concepto de lo bueno y el bien, la persona que haya tenido acceso a la realidad auténtica tiene la obligación moral de hacer que el resto de personas se desprendan de la ignorancia, y por lo tanto ha de difundir su conocimiento. Esta última idea hace que el mito de la caverna de Platón no sea exactamente una historia de liberación individual. Es una concepción del acceso al conocimiento que parte de una perspectiva individualista, es el individuo el que, por sus propios medios, accede a lo verdadero mediante una lucha personal contra las ilusiones y los engaños, algo frecuente en los enfoques idealistas. Sin embargo, una vez el individuo ha alcanzado esa fase, debe llevar el conocimiento al resto. Eso sí, la idea de compartir la verdad con los demás no era exactamente un acto de democratización, tal y como lo podríamos entender hoy día; era, simplemente, un mandato moral que emanaba de la teoría de las ideas de Platón, y que no tenía por qué traducirse en una mejora de las condiciones materiales de vida de la sociedad.

Esta última parte, no se propone exactamente igual desde el coaching, ya que dentro de esta corriente se trabaja y nos proponemos como objetivo el alcance de objetivos individuales de crecimiento y desarrollo personal, si lo enfocamos como coaching individual, y el movimiento y desarrollo de la dinámica grupal para alcanzar los objetivos que como propia entidad tiene el grupo. La finalidad de cualquier proceso de coaching, es llevar a nuestro día a día cualquier cambio producido en nosotros o en las organizaciones a las que pertenecemos que pueda mejorar nuestro bienestar personal o grupal.

Esta es una idea importante para nosotros como maestros, aunque trabajamos en el desarrollo de personas a nivel individual, en nuestras aulas, la mayor parte del tiempo gestionamos y dinamizamos el grupo aula en su totalidad y por lo tanto hemos de entenderlo o tratarlo como una entidad con vida propia.

A modo de resumen, podemos decir que las dos conclusiones más evidentes que se desprenden de Platón son, por una parte la importancia de utilizar las preguntas como herramientas que potencian el diálogo con uno mismo, las conversaciones con otras personas y que nos ayudan a la adquisición del conocimiento y a provocar el cambio y el crecimiento personal. Por este motivo algunas de las habilidades que más se trabajan son la escucha activa y el saber hacer preguntas poderosas.

Y por otro lado, de la filosofía de Platón se desprende la importancia al autoconocimiento y la labor de cada uno de nosotros para ayudar a sacar del resto lo mejor de ellos mismos.

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