miércoles, 17 de junio de 2020

Escuela Normal de Madrid

En 1909, para cubrir el vacío creado por la supresión en 1901 del «grado normal»,​ se creó en España la Escuela de Estudios Superiores de Magisterio como plataforma para la formación tanto del profesorado normalista como de los inspectores de Primera Enseñanza, como quedaría estipulado por los reales decretos de 3 de junio de 1909, firmado por el ministro Faustino Rodríguez San Pedro y de 20 de octubre de 1911, firmado por Amalio Gimeno. Nombrada Escuela Normal Central y Escuela normal superior, fue una institución estatal española creada en 1839 en Madrid, a partir del precedente de la «Escuela mutua Lancasteriana» de 1818, y siguiendo el modelo ilustrado de las «école normale», como institución educativa encargada de la formación de los maestros de escuela. 

Siguiendo la pauta pedagógica de los “ilustrados”, en 1839, los liberales crearon en Madrid una Escuela Normal Central. La denominación usaba el título «école normale», acuñado por los revolucionarios franceses en 1794 con la creación en París de la Escuela Normal, para formar profesores reclutados en todo el territorio de la República y que llevarían el concepto a sus departamentos de origen.​ Se da como fecha de inauguración el 8 de marzo de 1839, y la institución se instaló en el número 80 de la calle Ancha de San Bernardo, con el nombre de Escuela Normal-Seminario Central de Maestros,​ La nueva experiencia pedagógica había sido posible gracias a los esfuerzos de Antonio Gil y Zárate como gestor burocrático, y del pedagogo Pablo Montesino que sería su primer director y profesor de Principios generales de educación moral, intelectual y física y Método de enseñanza.​ En las primeras promociones de alumnos estuvieron Joaquín Avendaño, Mariano Carderera y Laureano Figuerola.

La Escuela Normal Central quedó definida en los artículos 11 y 12 del “Plan de Instrucción Primaria”, como plan provisional y dentro de la Ley de 21 de julio de 1838, y que se regía por el “Reglamento interino de la Escuela Normal de Instrucción Pública” de 1837, normativa que ordenó el funcionamiento de las Escuelas Normales hasta la aprobación de un nuevo Reglamento en 1942.​ La primera Escuela Central Normal de Maestras fue creada en 1858,​ promovida por Gil de Zárate y la política del Sexenio Democrático.

En 1937, tras el colapso docente producido por el golpe de estado en España de julio de 1936, la Normal y su valiosa biblioteca se trasladaron a Valencia, siguiendo al gobierno republicano, reanudando las clases el 24 de febrero de dicho 1937 en el local de la Escuela de Artesanos, en la valenciana calle Pintor Sorolla, número 12. Tras la victoria franquista, la Normal Central regresó a Madrid instalándose provisionalmente en unos pisos de la calle de los Madrazo; allí se procedió al expurgo censor, encomendado al profesor numerario Salustiano Duñaiturria.

En 1950, la escuela normal de Maestros de Madrid se trasladó al número 3 de la Ronda de Toledo (y el claustro de profesores consigue que la Escuela lleve el nombre de su fundador y primer director Pablo Montesino); allí estuvo diez años hasta su fusión con la Escuela Normal de Maestras, quedando ambas en la calle de la Santísima Trinidad nº 37, domicilio que tuvo hasta 1995, cuando fue absorbida por la Facultad de Educación.

El gran legado de la Escuela Normal ha sido su Biblioteca especializada. Hay que especificar que a lo largo de su historia, la biblioteca pedagógica nunca estuvo en manos de profesionales, hasta diciembre de 1979, quedando entonces a cargo de Juan Antonio Méndez Aparicio. En 1987, la biblioteca sobreviviente fue trasladada a la planta baja del Pabellón C del recinto universitario Complutense en Madrid, hasta su incorporación en la Biblioteca de la Facultad de Educación. En su origen, provista de sesenta puestos de lectura (luego ampliados a 84), su fondo constaba de unos 10.000 volúmenes para préstamo y otros 2.000 en la sección de referencia, todos en libre acceso 24 puestos. En 1993 se inició el proceso de automatización de fondos que no se llevó a cabo debido a su inmediato traslado a la nueva Facultad de Educación.

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