martes, 12 de enero de 2021

Efecto Pigmalión y Efecto Golem en la educación

El efecto Pigmalión tiene su origen en un mito griego, en el que un escultor llamado Pigmalión, se enamoró de una de sus creaciones: Galatea. A tal punto llegó su pasión por la escultura que la trataba como si fuera una mujer real, como si estuviera viva. El mito continúa cuando la escultura cobra vida después de un sueño de Pigmalión, por obra de Afrodita, al ver el amor que este sentía por la estatua, que representaba a la mujer de sus sueños. Este suceso fue nombrado como el efecto Pigmalión ya que superó lo que esperaba de sí mismo y al creer que la estatua estaba viva esta llegó efectivamente a estarlo.

Rosenthal y Jacobson estudian y desarrollan el efecto Pigmalión desde la perspectiva de la teoría autorrealizada. Esta teoría la entendemos como uno de los factores que influyen en la motivación de los alumnos en el aula. Aparentemente parece que es un efecto mágico, pero no lo es, lo que ocurre es que los profesores formulan expectativas acerca del comportamiento en clase de diferentes alumnos y los van a tratar de forma distinta de acuerdo con dichas expectativas. Es posible que a los alumnos que ellos consideran más capacitados les den más y mayores estímulos, más tiempo para sus respuestas, etc. Estos alumnos, al ser tratados de un modo distinto, responden de manera diferente, confirmando así las expectativas de los profesores y proporcionando las respuestas acertadas con más frecuencia. Si esto se hace de una forma continuada a lo largo de varios meses, conseguirán mejores resultados escolares y mejores calificaciones en los exámenes.

El efecto Pigmalión positivo produce un efecto positivo en el sujeto, de forma que afianza el aspecto sobre el cual se produce el efecto, provocando un aumento de la autoestima del sujeto y del aspecto en concreto. Se denomina Pigmalión, entonces, al que sabe favorecer plenamente el potencial de otra persona. De aquella que, sintiéndose animada, ayudada, apreciada, puede desarrollar su pleno potencial. Los resortes que favorecen este desarrollo, son principalmente no verbales.

El efecto Pigmalión negativo o Golem produce que la autoestima del sujeto disminuya y que el aspecto sobre el que se actúa disminuya o incluso desaparezca. (El Golem es un ser de la mitología judía, fabricado a partir de barro, que se suelen representar como gigantes en altura, pero retrasados o torpes. De la imagen de los Golem parecen derivarse otros mitos como el de Frankenstein). Podríamos definir el efecto Golem, como el contrario al efecto Pigmalión. Aquellos niños sobre los que tenemos expectativas negativas o bajas, acaban actuando en base a esas expectativas. Si tenemos la idea de que un niño es torpe o es malo, muy probablemente el niño acabe desarrollando un comportamiento torpe o negativo.

Tanto el efecto Pigmalión como el efecto Golem, se producen, se desarrollan y tienen consecuencias en la conducta y el rendimiento de los pequeños, incluso cuando no se verbalizan. El hecho de tener una opinión negativa o positiva de los niños se refleja en la conducta no verbal de los adultos, en nuestro tono de voz, en nuestra comunicación no verbal, en el número de oportunidades que les damos. Aunque todos tenemos expectativas sobre nuestros alumnos debemos centrarnos en lo positivo, creer en él o en ella y en sus posibilidades. Esto se reflejará de forma inconsciente en nuestra conducta y mejorará su rendimiento y sus posibilidades de futuro.

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