La
destreza de hacer preguntas se refiere a la habilidad del profesor
para emplear diferentes clases de preguntas con diversas finalidades
educativas. Muchos profesores emplean las preguntas como parte de sus
métodos de enseñanza; otros incluso varían las clases y funciones
de sus preguntas para adecuarse a sus objetivos personales.
Cuando
un profesor es consciente de los objetivos que persigue, de la clase
de preguntas que puede hacer para trabajarlo y de las funciones que
las preguntas pueden desempeñar en el desarrollo del mismo, puede
tomar mejores decisiones sobre cómo conducir el trabajo de un
contenido determinado, y será entonces cuando decida utilizar el
método interrogativo, como estrategia didáctica concreta.
A
la hora de utilizar la pregunta como una herramienta de trabajo
debemos tener algunas consideraciones importantes, la primera y
principal es que es un recurso que busca algo en concreto y que por
lo tanto ha de ser pensada, reflexionada y planificada para que
realmente cumpla con su función, es decir, que cumpla con el
objetivo para el que nace.
Cualquiera
que sea su edad y habilidad, todos los estudiantes deberían tener
cierta experiencia con preguntas que estimulen el pensamiento, la
creatividad y sobre todo que promuevan la reflexión. Los estudiantes
deben tener la oportunidad e practicar las destrezas de pensamiento
crítico, auto-conocimiento y solución de problemas para poder
dominarlas. Los alumnos necesitan tiempo para pensar en su respuesta,
cuando se les plantea cualquier tipo de pregunta pero la experiencia
muestra que los maestros esperamos periodos muy cortos de tiempo para
que los chicos respondan.
Existen
infinidad de clasificaciones de preguntas, más allá del tipo de
pregunta que vamos a realizar, lo importante es saber que queremos
obtener o conseguir realmente con ellas.
Si
hablamos del tipo de preguntas según el nivel cognitivo de las
mismas, estas se puede clasificar en:
Convergentes:
son aquellas que tienen una sola respuesta correcta, dan soluciones
inmediatas o resultados precisos, pero que no invitan a la reflexión,
la crítica o el análisis.
Divergentes:
son aquellas que admiten muchas respuestas. Son preguntas por lo
general abiertas y que invitan al intercambio de opiniones. Las
preguntas que tienen que ver con opiniones o hipótesis son
divergentes.
Otra
clasificación general muy conocida es la siguiente:
Abiertas:
son las que animan a la gente a pensar, permitiendo responder sin
limitaciones. Constituye una herramienta fundamental para conseguir
información. A veces las respuestas son demasiado largas, por lo que
conviene controlarlas con respuestas cerradas o profundas.
Cerradas:
son aquellas que obtienen una respuesta concreta, generalmente un sí
o un no. Sirven bien para terminar con la divagación de un
interlocutor que ha perdido el hilo del discurso, o bien para que
concrete y adquiera un compromiso. Ejemplo: ¿entonces, estás de
acuerdo con esto?
Profundas:
son preguntas abiertas o cerradas que hacen que el interlocutor
considere los temas con más detenimiento. Junto con las preguntas
reflejo, son las que más favorecen la reflexión.
Reflejo:
sirven para reflejar el punto de vista del interlocutor.
Directivas o condicionadas:
son las que manipulan las respuestas. Quién las plantea, indica por
adelantado, de alguna manera, cuál es la respuesta que prefiere.