La realización de preguntas por parte del profesor es un recurso valioso, aunque su formulación a veces, no sea sencilla. Algunas pautas a tener en cuenta a la hora de plantearlas pueden ser las siguientes:
Deben ser abiertas, si buscamos la reflexión en la otra persona, breves, concretas y con un grado de dificultad que permita a la mayoría de los alumnos elaborar una respuesta correcta y el resto sean capaces de ofrecer algún tipo de respuesta, aunque sea incorrecta.
Las preguntas no deben sugerir una determinada respuesta. Se debe evitar que una pregunta empiece por un no.
Los tiempos de espera deben ser adecuados al tipo de pregunta que se formula y al nivel cognitivo de los alumnos: cuando los alumnos tienen tiempo de pensar las respuestas son más largas y elaboradas.
La pregunta debe formularse antes de pedir la respuesta a un alumnos determinado, para evitar que los compañeros prescindan de pensar en la respuesta. En ocasiones, después de que un alumno haya contestado, se puede pedir al resto del grupo que examinen y valoren la respuesta.
Las respuestas de los alumnos deben ir seguidas de una retroalimentación del profesor. Si la respuesta es correcta, se puede pedir al alumno que dé alguna explicación; si la respuesta no es correcta se le pueden dar algunos indicios que le ayuden a mejorarla.
Aunque los alumnos han de desarrollar experiencia con preguntas que estimulen su pensamiento crítico, hay que tener en cuenta que formular preguntas demasiado complejas puede crear dificultades al alumno para responderla y originar frustración y rechazo en próximas ocasiones (cuando el porcentaje de aciertos es alto, el interés del alumno por responder es mayor).
Para saber preguntar implica que al formular una pregunta concreta, se han tenido en cuenta las siguientes consideraciones:
Las preguntas dirigidas personalmente al sujeto, empleando el vocablo tú o llamándolo por su nombre, tienden a generar respuestas más fiables.
Un efecto semejante, tienen las formulaciones en afirmativo respecto a los enunciados negativos.
El enunciado de una pregunta debe evitar sugerir la respuesta.
El enunciado de una pregunta no debe contener alternativas cerradas de tipo disyuntivo (o...o…) ni categorías que conlleven una implicación.
Las preguntas deben enunciarse de tal manera que su respuesta no haya de ser obligatoriamente detallada. En caso de buscar una información extensa o compleja, es conveniente que formule varias preguntas escalonadamente.
El enunciado de una pregunta no debe ser ni tan específico que pueda dar lugar a una respuesta irrelevante, ni tan general que promueva una respuesta estereotipada.
Conviene prestar especial atención al marco de referencia implicado por el enunciado de una pregunta, de forma que este quede explicitado e integrado en su formulación y no haya de ser inferido por el estudiante.
La estructura sintáctica y la selección léxica del enunciado de una pregunta deben realizarse buscando preferentemente la sencillez y la claridad, eligiendo, por ejemplo, voces activas en lugar de pasivas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario