Aquel niño o niña que, entre los 7 y los 14 años de edad, no aprenda a confiar en los seres humanos de tal forma que se adapte a ellos, carecerá en la vida adulta de una fuerza interior y de una energía de voluntad que necesita para ser lo bastante fuerte para la vida... Aquel niño o niña que entre los 7 y los 14 años de edad no desarrolle la posibilidad de admirar y respetar a otro ser humano como una autoridad no será capaz, en el siguiente periodo de su vida que comienza en la pubertad, de desarrollar lo más importante que existe en la vida humana: el sentimiento del amor social. Pues en la pubertad no solo surge el amor sexual en el ser humano, sino que también surge lo que es la libre devoción social a un alma u otra. Esta libre devoción de un alma hacia otra debe desarrollarse a partir de algo; a partir de la devoción debe desarrollar su camino a través del sentimiento de autoridad. Los seres humanos sin amor y los seres humanos antisociales surgen cuando, entre las edades de 7 y 14 o 15 años, se carece del sentimiento de autoridad en la enseñanza y aprendizaje.
Para nuestro tiempo estas son cosas de la máxima y más eminente importancia. El amor sexual es, por así decirlo, un determinado aspecto, una parte del amor humano general. Se muestra como aquello que está relacionado más con los cuerpos físico y etéreo, mientras que el amor humano general está relacionado más con el cuerpo astral y el ego. Pero también despierta la capacidad para el amor social, sin la cual no habría instituciones sociales en el mundo.
Extraido de: Steiner, R. El tercer septenio, observaciones sobre la adolescencia. GA 192, 15/06/1919, Stuttgart.
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