jueves, 4 de marzo de 2021

Estilos y etapas de aprendizaje

Los métodos o estilos de enseñanza que vimos previamente hacen referencia al educador, en el sentido de que depende de él cuál elegir. Sin embargo, los estilos de aprendizaje dependen directamente del alumno y el educador no puede elegirlos a voluntad. Se distinguen tres grandes formas de interpretar la información, lo que da lugar a tres tipos de alumnos:

  1. Visuales. Interpretan la información principalmente a través de imágenes y estímulos visuales como los gestos. Una forma eficaz de detectar a este tipo de personas es a través de su lenguaje: utilizarán con mayor frecuencia palabras como ver, mirar, fijarse… Por ejemplo: “¿Has visto?”, “Mira, Pedro…”, “Fíjate”.

  2. Auditivos. Interpretan la información principalmente a través de sonidos y estímulos auditivos como el volumen o el tono de la voz. Una forma eficaz de detectar a este tipo de personas es a través de su lenguaje: utilizarán con mayor frecuencia palabras como “escuchar”, “oír”, “decir”… Ejemplos: “Escucha, Pedro…”, “Oye…”, “Lo que quería decir era…”.

  3. Kinestésicos. Interpretan la información principalmente a través de sensaciones y estímulos táctiles como el contacto. Una forma eficaz de detectar a este tipo de personas es a través de su lenguaje: utilizarán con mayor frecuencia palabras como “sentir” y expresiones relacionadas con las sensaciones. Ejemplos: “¿No sientes como si…?”, “Tengo la sensación de que…”, “Eres muy frío”…

Si hablamos a una persona visual, adaptaremos nuestro lenguaje al estilo de comunicación visual y acompañaremos nuestro discurso con imágenes y dibujos sobre la marcha; si hablamos con una persona auditiva, adaptaremos nuestro lenguaje al estilo de comunicación auditiva y variaremos el tono y el volumen de voz durante nuestro discurso, además de utilizar determinados estímulos visuales para captar o recuperar la atención (por ejemplo, una palmada) y; si hablamos con una persona kinestésica, adaptaremos nuestro lenguaje al estilo de comunicación kinestésico y pondremos las sensaciones por delante de los datos objetivos, además de usar el contacto físico como herramienta de empatía (por ejemplo, chocando las manos).

Sin embargo, lo habitual para un educador es encontrarse ante grupos heterogéneos de alumnos, en los que puede haber personas visuales, auditivas y kinestésicas. Por este motivo es adecuado combinar las técnicas de los tres sistemas de representación. Por ejemplo, al mismo tiempo que ilustramos nuestras palabras con imágenes, variamos el tono y el volumen de la voz y chocamos las manos con quien responda correctamente a nuestras preguntas.

Ahora veremos las etapas a través de las que se construye el aprendizaje. Irremediablemente, todo proceso de aprendizaje pasa por estas cuatro fases o etapas:

  1. Incompetencia inconsciente (“no sé que no sé hacer esto”). El alumno todavía no es consciente de que no es capaz de hacer algo, sencillamente porque no conoce la existencia de ese algo.

  2. Incompetencia consciente (“sé que no sé hacer esto”). Una vez que el alumno se vuelve consciente de la existencia de ese “algo”, se vuelve también consciente de que no sabe utilizarlo. El alumno ha dado un salto de conocimiento de existencia, el primero para alcanzar el aprendizaje.

  3. Competencia consciente (“sé que sé hacer esto”). Conforme va aprendiendo mediante las lecciones del educador, el alumno conoce cada vez más el funcionamiento y se vuelve consciente de que sabe utilizarlo. Es en esta etapa cuando se van construyendo las redes neuronales que irán almacenando los conocimientos y las destrezas. Sin embargo, aunque hay conocimiento, todavía no hay dominio real.

  4. Competencia inconsciente (“no sé que sé hacer esto”). Cuanto más practique un alumno, más se aproximará a esta última etapa del aprendizaje, que ocurre cuando hacemos algo sin darnos cuenta de que lo estamos haciendo, tal y como ocurre cuando pedaleamos en una bicicleta. En este punto, el procesamiento de la información ocurre a un nivel subconsciente y a una velocidad mucho mayor que durante la competencia consciente. Es por este motivo que alcanzar la competencia inconsciente debe ser el objetivo para cualquier persona que quiera dominar realmente un campo. Sin embargo, pasar del nivel de competencia consciente al nivel de incompetencia inconsciente supone mucho más tiempo y esfuerzo que recorrer los tres primeros niveles juntos. En el nivel de competencia consciente se crean las redes neuronales que sostendrán todo el conocimiento y las destrezas adquiridas, pero para que esas redes neuronales se puedan activar de forma inconsciente será necesaria mucha práctica. Y dicha práctica se podrá lograr mucho más rápidamente con un método de enseñanza por elaboración que con un método de enseñanza afirmativo.

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