La Segunda República Española supuso una "Edad de Plata" para la educación y la cultura, un periodo donde la figura de la maestra se convirtió en el motor de una transformación social sin precedentes. Entre los nombres que brillaron con luz propia destacan María Elena Gómez Moreno y Angels Garriga, dos mujeres que, desde la historia del arte y la pedagogía activa, dedicaron sus vidas a elevar el nivel intelectual del país y a defender la enseñanza como una herramienta de libertad.
María Elena Gómez Moreno: la erudición al servicio de la docencia
María Elena Gómez Moreno personifica la excelencia académica y la pasión por el patrimonio. Su formación fue fulgurante: tras estudiar el Bachillerato en el Instituto Cardenal Cisneros, ingresó con apenas 16 años en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Central. Licenciada en Ciencias Históricas, no tardó en demostrar su valía al ganar, en 1930, una oposición de cátedra de Instituto, cargo que desempeñaría con rigor hasta su jubilación en 1977.
Sin embargo, su labor trascendió las aulas convencionales, convirtiéndose en una embajadora cultural de primer orden:
Misiones del Arte y el Mediterráneo: Formó parte del equipo de las Misiones del Arte, un proyecto de la Junta para la Ampliación de Estudios que buscaba conectar a los estudiantes con las raíces de la civilización clásica. Recorrió puntos clave del Mediterráneo como Túnez, Malta, Egipto, Creta, Chipre, Palestina, Turquía, Grecia e Italia. Estos viajes no fueron meras visitas turísticas, sino misiones de estudio donde María Elena documentaba el patrimonio para luego transmitir esa visión cosmopolita a sus alumnos.
Vínculo con la JAE y el Colegio Estudio: Fue docente en los prestigiosos cursos de verano para extranjeros de la Junta para la Ampliación de Estudios (JAE) y en la Universidad de Santander. En el Colegio Estudio, heredero del espíritu de la Institución Libre de Enseñanza, dejó una huella imborrable como maestra de Historia y Arte, aplicando una metodología donde la observación directa de la obra era fundamental.
Proyección Internacional: Su prestigio la llevó a ser profesora de arte español en Southampton (Inglaterra) y a colaborar con instituciones de élite como el Museo del Prado, el CSIC y el Instituto Diego Velázquez, donde sus investigaciones sobre escultura española se convirtieron en referencia.
Angels Garriga: pedagogía, resistencia y letras
Angels Garriga representa la renovación pedagógica catalana y la resiliencia docente. Formada en los Estudios Normales de la Mancomunidad de Cataluña, su carrera estuvo marcada por un firme compromiso con la escuela pública y la lengua catalana.
Su trayectoria se divide en etapas clave marcadas por el devenir histórico:
La Etapa del Patronato: Desde 1931, ejerció como maestra nacional del Patronato Escolar del Ayuntamiento de Barcelona, una institución pionera que buscaba una escuela laica, moderna y arraigada al territorio.
La Posguerra y la Reinvención: Tras la Guerra Civil, sufrió la disolución de su centro y fue trasladada a la Escuela Unitaria de Niñas. En 1945, una invalidez la alejó de las aulas, pero este retiro forzoso dio paso a una fecunda etapa creativa.
La obra de Garriga es fundamental por su capacidad para combinar la técnica pedagógica con la sensibilidad literaria, especialmente en un contexto donde el catalán estaba proscrito en la enseñanza oficial:
Innovación en la Lectoescritura: Su primer libro, "Bona nit, nens" (1947), fue un hito. Escrito originalmente como un manual para que los niños aprendieran a leer en catalán en el ámbito doméstico, utilizaba un lenguaje cercano y rítmico. Sus manuales desarrollaban un método fonético-visual que respetaba el ritmo de aprendizaje del niño.
"Bibi" y el mundo rural: Su obra más recordada, "Bibi", narra las aventuras de un niño en la Cataluña rural. A través de Bibi, Angels Garriga recuperaba para los niños de la posguerra un mundo de valores que la guerra había fracturado: el amor por la naturaleza, el respeto a los animales y la curiosidad por el entorno.
Otras publicaciones: Además de ficción, escribió numerosos libros sobre metodología educativa y narrativa juvenil, como "El gran llibre de les nenes", siempre bajo la premisa de que la lectura debía ser el vehículo para formar ciudadanos libres y críticos.
El impacto de Angels Garriga no terminó con su retiro. En la actualidad, la Fundación Angels Garriga de Mata (vinculada también al legado de su hijo, el pedagogo Marta Mata) mantiene viva su llama. La fundación organiza escuelas de verano para maestros, seminarios y publicaciones que continúan la tradición de la escuela activa.
El tesoro más impresionante de esta institución es su biblioteca especializada, que cuenta con más de 23.000 ejemplares. Este fondo es un archivo fundamental para comprender la historia de la pedagogía catalana y el material didáctico de principios del siglo XX, conservando el espíritu de aquellas maestras que, como María Elena y Angels, creían que un libro era el arma más poderosa para transformar la sociedad.
María Elena Gómez Moreno y Angels Garriga no solo fueron profesoras; fueron intelectuales que entendieron la educación como un viaje y la cultura como un derecho inalienable. Mientras Gómez Moreno tendía puentes entre el arte español y las civilizaciones del mundo, Garriga construía desde la literatura los cimientos de una pedagogía humanista y resistente. Sus historias nos recuerdan que la labor docente, cuando se ejerce con pasión, tiene el poder de iluminar el futuro incluso en los tiempos más oscuros.
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