miércoles, 24 de diciembre de 2025

Cambiar la enseñanza. Cambiar la sociedad.

El sistema escolar es un mundo bastante cerrado y replegado sobre sí mismo. En muchos aspectos está cortado del mundo exterior. Tiene sus propias normas, ritos, ritmos, etc. Hay otras instituciones de ese estilo: prisiones, cuarteles, psiquiátricos, hospitales...

Sin embargo, el sistema escolar no es como es por obra y gracia del Espíritu Santo. Su estructura y funcionamiento vienen establecidos desde afuera y se corresponden con el tipo de sociedad que les rodea.

Los valores del sistema escolar son los valores de esta sociedad: la disciplinal del miedo, la ley del más fuerte, la insolidaridad, el aborregamiento.

El sistema educativo tiene dos fines:

  1. Amaestrar a los jóvenes para que aprendan a pensar, juzgar, sentir según una determinada escala de valores.
  2. Prepararlos para que de mayores puedan ser obreros, técnicos, profesionales, etc.
El sistema escolar está íntimamente ligado a los intereses económicos y políticos de los que gobiernan la sociedad.

Por eso, los cambios en el terreno político e ideológico, el crecimiento o estancamiento de determinados sectores de la producción, repercuten en el sistema educativo. Es decir, el sistema educativo sirve a los fines que le marcan los grandes capitalistas porque estos son los que tienen en sus manos el poder económico y, por tanto, el poder político.

Pedir un sistema escolar formativo, útil, supone en el fondo pedir un cambio radical en la sociedad. Una sociedad que no quiere hombres y mujeres que piensen, sean críticos, no tengan miedo y quieran ser libres, una sociedad que no quiera eso, no puede tener un sistema educativo que forme a los jóvenes con esos valores. Una sociedad represiva y policíaca no puede tener una escuela libre y crítica. Por eso se dice que no se puede cambiar la escuela sin cambiar la sociedad.

Los capitalistas que tienen el poder lo emplean para controlarnos y no van a permitir una enseñanza que no esté a su servicio y no cumpla el papel que a ellos les interesa. Desgraciadamente el sistema escolar no es una balsa de aceite precisamente. Constantemente les crea problemas. Los tiene obsesionados. Desde hace una década en todos los países hablan de crisis escolar. Intentan ponerle parches, hacen reformas, comprar a unos, reprimir a otros. Pero en el fondo no solucionan nada porque el problema de fondo es que hay que cambiarlo por otro. El problema es que los jóvenes no aceptan lo que la enseñanza quiere hacer con ellos, ni las maneras que emplea.

Por eso el sistema educativo es un punto débil del sistema capitalista. Es un terreno en el que constantemente entran en conflicto los planes de los de arriba con los deseos y la rebeldía de los de abajo.

Por todo ello, cuando se lucha por cambiar algún aspecto del sistema educativo se lucha directamente contra este tipo de sociedad. Cuando en un colegio, un instituto, una escuela se consigue modificar las normas, el funcionamiento, los contenidos, etc. Se está provocando un cambio general de la sociedad. Los profesores y los alumnos deberían trabajar juntos para promover esos cambios. La lucha de los profesores y los alumnos no tiene que ser contradictoria, sino suplementaria y en muchos casos común.

Para cambiar y transformar el mundo hay que actuar. Cada cual actúa donde está y con los medios que tiene. Pero todos los que queremos cambiar esta sociedad estamos luchando por lo mismo.

Extraído de: Colección mano y cerebro (1979). El libro rojo del cole. Editorial Nuestra cultura: Madrid.

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