viernes, 10 de junio de 2022

Mi inserción laboral tras mi paso por la universidad

       Cuando Eloísa me propuso la temática, me pareció una idea preciosa desde la que aportar mi punto de vista, mi experiencia y mi situación. No puedo negar, que me invadan recuerdos de esos 4 años que pasé en Escuni.

    Queridos amigos, no os voy a engañar. Mi inserción laboral pasa por cualquier inserción laboral más, como bien dice mi abuela “como a cualquier hijo de vecino.” Es más, aún sigo luchando por asentar y afianzar mi inserción.

    Retrocedamos a hace 5 años, cuando terminé los estudios universitarios. Me gradué en magisterio de educación primaria con pedagogía terapéutica. No me sentía muy identificado con el sistema educativo y en parte me sentía decepcionado con que mi destino fuese seguir el guion establecido. Finalicé la carrera y me fui a vivir a Malta. Estuve un año trabajando en una academia como monitor de ocio y tiempo libre por 5€ la hora, la mitad de lo que cobraba en España por las clases extraescolares de apoyo. Por suerte ascendí a coordinador de ocio y tiempo libre, lo que repercutió en el salario, y más adelante me convertí en el secretario de la directora del departamento de ocio y tiempo libre para niños y adolescentes.

    En la etapa de Malta sobre todo aprendí a no mal venderme por un salario ínfimo y a hacer respetar mis derechos laborales. No por ser joven todo vale. Mi equipo y yo llegamos a estar explotados trabajando 20h diarias como falsos autónomos; también aprendí que fuera de España no hace falta tanta titulación. Con la carrera de magisterio no hacía falta tener el curso de monitor de ocio y tiempo libre. Además, teniendo cierta soltura con el inglés y siendo nativo español en el extranjero te rifan y estás muy valorado y cotizado. Empecé a desarrollar y gestar mi propio proyecto “Profesor Trotamundos” con la idea de visitar diferentes escuelas y luego montar mi propio centro de formación. Durante mi estancia en Malta visité varias escuelas, entrevisté a varios catedráticos de la universidad y a varios funcionarios del Ministerio de Educación maltés. Sinceramente, acabé un poco apenado porque todo lo que visité era lo mismo que había en España. Por un momento lo achaqué a la zona de influencia europea. Malta sirvió de trampolín para hacer contactos, empezar a conocer mundo, otras realidades y lanzarme a la piscina.

    Tras mi paso por la academia, muy quemado por la falta de cuidado del trabajador, puse rumbo a la India. En mi despedida en la empresa, me dejaron las puertas abiertas ofreciéndome el puesto de director de departamento de ocio y tiempo libre con un buen contrato y muy buenas condiciones económicas. Tras terminar mis seis meses de contrato en la India podría haber vuelto perfectamente con ellos. Pero, no era mi destino.

    Puse rumbo a la India, donde realmente comenzó el proyecto de profesor trotamundos como profesor pionero en pedagogía terapéutica (PT). Impartí formación al resto del claustro, fui a universidades promocionando la pedagogía terapéutica. Creé un aula de apoyo e implanté un modelo similar al que yo conocía y había estudiado, es decir, el español. La realidad de la India respecto a este tema era inexistente. Tuve muchas disonancias cognitivas. El periodo en la India, comparándolo con Europa fue todo un contraste. Veía niños harapientos, chabolas donde vivían familias enteras, personas abandonas en los suelos comidos por las moscas, en España los problemas eran del primer mundo. Tuve mucho cuestionamiento interior y eso me hizo cambiar mi visión del mundo y virar hacia la fusión de realidades sociales y educativas. Comencé a profundizar en ideas pedagógicas de la contracultura educativa e institución educativa. Me documenté sobre la desescolarización de Iván Illich, la teoría de poderes (en relación con la educación) de Michel Foucault y más tarde llegaría la triformación social de Steiner. En este periodo de transfusión mi proyecto viró hacia temas socio-educativos en zonas en vías de desarrollo y empecé a enfocarme y reciclarme hacia la educación social. Hoy en día, estoy en vías de formarme como pedagogo de emergencia.1

    Me acuerdo con especial cariño de Jassim, el alumno que más apoyo y ayuda necesitaba. Con un desfase curricular de más de dos años, me dediqué en cuerpo y alma a la enseñanza de este niño durante mi estancia. Tuvimos grandes avances en el reconocimiento de números y letras y en la lectura y escritura de estos. Sus padres me lo agradecieron enormemente. Fui la primera persona en empezar a darles una explicación sobre el desarrollo de su primogénito. Su hospitalidad fue desbordante, me colmaban de invitaciones a su casa y regalos. Fue dura la despedida, pero lo más bonito tanto de Malta2 como de la India es que aún mantengo contacto con las personas que llegué a convertir en amigos y amigas. Intenté dar apoyo online desde Madrid a Kerala, India a Jassim pero la diferencia horaria lo imposibilitó.

    Durante mi etapa en la India gané el sueldo normal mensual 10.000 rupias entre los 100-120€. Mi contrato me cubría todo, alojamiento y manutención. Iba a gastos pagados como se suele decir. Los 700€ que ahorré los dediqué a una semana de vacaciones viendo el Taj-Mahal y el norte de la India.

    Acercándose el final de la India, empecé a mirar con ojos golosos un proyecto en Nepal. Tenía todo preparado para irme a Nala, un pueblo cerca de las montañas del Himalaya y con carretera directa al Tibet. La idea era trabajar en una escuela-orfanato budista donde la ONG española Ama Vida llevaba un proyecto de reconstrucción del lugar tras el seísmo de 2015. Sin embargo, llegó la pandemia y el mismo 14 de marzo que decretaban en España el cierre de fronteras y Comunidades Autónomas aterrizaba en Barajas como último vuelvo desde la India. Nepal, se quedó como una espinita clavada y ahora, tras dos años de pandemia, vuelta la normalidad, retomo la idea de relanzar el proyecto organizando el viaje a Nepal.

    Lo curioso de estos viajes, es que allí donde he estado. Me he dejado las puertas abiertas y siempre me han reconocido la labor profesional y quieren contar conmigo nuevamente. Esto es gratificante. Además, ayuda saber que siempre puedes contar con un plan B conocido.

    Durante estos dos años de pandemia, tampoco estuve parado. Los primeros meses los dediqué a formarme en diversas áreas. Una fue con el Instituto Cervantes habilitándome como maestro ELE (español como lengua extranjera) con la intención de impartir clases online a estudiantes de todo el mundo. Esta idea se materializó con un proyecto que se inició en Barcelona con una comunidad de extranjeros senegaleses que con el confinamiento veían limitado su interacción con el castellano y comencé a darles clases gratuitas de español, para poner en práctica los fundamentos y la teoría que había estudiado con el Instituto Cervantes. Más adelante, fiché por EDIW una Asociación apoyada por la Comisión Europea dedicada a la fuerza y el impulso que traemos los jóvenes. Me enrolé en un proyecto educativo de enseñanza de castellano a los campamentos de refugiados saharauis, conté con el apoyo y el asesoramiento de Carlos Huerga. Desde aquí le mando un afectuoso saludo.

    Otra de las áreas en que me empecé a formar, fue en pedagogía Waldorf. Quedé prendido de ella, venía desilusionado por encontrarme un modelo educativo idéntico en todos los países tanto las escuelas que visité en Malta como la escuela de la India en nada se diferenciaban de una escuela convencional en España. Lo atribuí a la “escuela globalizada” o la “educación globalizada”. Realicé un curso online en la Universidad Nebrija de Inteligencias múltiples y pedagogía Waldorf, me sorprendió que llevasen 100 años implantando ideas que, yo, tenía como novedosas para mi propio centro de formación. Fue así como me metí en profundidad en pedagogía Waldorf.3

    Volví el 14 marzo de 2020. Nunca se me olvidará. Esperé a septiembre para volver a empezar como maestro. Durante todo el verano estuve mandando CVs a colegios de toda España, incluso contraté una empresa especializada en diseño de CVs y su difusión en colegios. Todas las respuestas que recibí fueron palmadita en la espalda y te tendremos en cuenta. Visto el poco éxito, empecé a valorar las oposiciones, tenía claro por mis ideas y planes que no quería opositar para la escuela pública. Conocí la opción de educador en prisiones para los penados y por promoción interna ascender a pedagogo. Así que me embarqué en esa misión dedicando al estudio 12h diarias de lunes a domingo durante todo un año, mientras lo compaginaba con dos horas semanales de apoyo online en una academia donde mantenía al menos el precio mínimo de mis clases 10€ aunque todo era en negro y 2 horas semanales en un proyecto de voluntariado en apoyo escolar de Cáritas.

    La realidad social de este proyecto de Cáritas, estaba enfocado a niños en riesgo de exclusión social, que debido a la pandemia, a la Filomena (aquella gran nevada), y a su falta de recursos digitales y económicos, no asistieron a la escuela durante más de un trimestre. Provocando el retraso en muchas de las áreas.

    Volviendo al tema de las oposiciones, realicé el proceso selectivo y me quedé a 0,3 en la prueba final (supuestos prácticos). Me quise dar un año más pero no tenía la misma motivación. Conocí la figura de Agente Tutor de la policía municipal de Madrid, que se dedica al cuidado y seguimiento de menores en diversas situaciones y pensé en opositar para esta profesión y convertirme en agente tutor. Sin embargo, esta idea la guardo en la recámara. Al final, terminé opositando para Correos simplemente por coste de oportunidad y coste-respuesta. Es una oposición, para nada exigente, que los requisitos son mínimos y en marzo (2023) será el examen. Aquí, básicamente pensé en una vía rápida y sencilla para asentar la vida económica, ganar en estabilidad económica y seguridad laboral que me permita emprender de nuevo en proyectos e ideas pedagógicas.

    En la actualidad, junio del 2022, me encuentro finalizando mis estudios en pedagogía Waldorf, dirigiendo o coordinando un proyecto pedagógico en una finca en Aranjuez dándole una dirección hacia la agricultura y la educación medioambiental de tendencia antroposófica4 y cerrando el curso escolar como maestro de apoyo.5

    En resumen, estos dos años de pandemia, han afectado a la autorealización. Sin embargo ha ayudado para revitalizar ideas, cambiar paradigmas, reenfocar la mirada y conocer nuevos contactos. Las perspectivas a futuro pasan por relanzar “profesor trotamundos” en las navidades de 2023 tras el proceso selectivo. Compatibilizarlo con un trabajo estable en España que me permita aprovechar las excedencias, licencias y la Ley del Voluntariado 45/2015 para poder desempeñar mis proyectos pedagógicos de una forma altruista y desinteresada. Otro de los proyectos profesionales es montar una academia de oposiciones o ser preparador de opositores, también me ronda la idea de montar un centro de estudios para primaria y ESO. Como podéis apreciar, todas mis ideas educativas pasan o bien por emprender o el autoempleo o bien la dedicación altruista nacida del corazón.

    Respecto al ámbito de formación, la intención es hacer un máster de educación social que sirva como introducción a la tesis doctoral y doctorar en dicha rama. Tal vez en un futuro, aquellas aulas que me formaron, se conviertan en espacios donde yo forme.

    Para concluir, todos estos años desde que abandoné la universidad he reflexionado sobre la figura del maestro desde diferentes caras del prisma. El camino del maestro pasa por el autoconocimiento. Descubrirse es la senda del maestro, de la enseñanza. Picasso en un alarde de sinceridad decía “Yo no busco, encuentro”. La cuestión es que encontrarse y descubrirse requieren mucho ARTE, pero como decía Beuys “Cada ser humano es un artista”. Encontrarme es encontrar a los demás, descubrirme es descubrir a los demás. El camino para este viaje es la pregunta: ¿qué impedimentos y talentos elegimos para desarrollar nuestra vocación?, ¿qué nos educa en cada etapa de nuestra vida?, ¿cómo ser capaces de deseducarnos?, ¿qué nos impide mostrar un verdadero interés por los demás?, ¿cuál es mi verdadera conciencia sobre las consecuencias de los pasos de mi camino?, ¿qué es la comunidad y qué tipos de comunidad conozco y vivo?, ¿Qué es la soledad?, ¿qué soledad puedo experimentar como maestro?, ¿de dónde surge el verdadero interés por los demás?, ¿dónde vive la pregunta, cómo nace a la vida, cómo la mantengo?… Con todo esto y más os propongo una reflexión sobre vuestra biografía e hitos que os han llevado a vuestras situaciones actuales y os animo a explorar nuevos paradigmas de cambio.

    Me quisiera despedir, con una frase de Steiner: “Aprende no para acumular conocimientos como un tesoro personal, sino para emplear lo aprendido al servicio del mundo.

    Con todo mi cariño, se despide un amigo.

1La pedagogía de emergencia fue desarrollada hace poco por el pedagogo alemán Bernd Ruf. Se engloba dentro de la pedagogía Waldorf.

2Muchos de mis amigos de Malta abandonaron la isla y pusieron rumbo a las islas británicas. A menudo me cuentan sus experiencias en el sistema educativo británico y las diferencias con el español. Invito a todos los lectores a que prueben suerte allí. Eso sí, a nivel burocrático y de papeles es de los lugares más exigentes en referencias para poder trabajar.

3Justo tras dos años de formación híbrida (online y presencial) me gradúo el 6/7/22 como pedagogo y maestro Waldorf. Aunque continuo un año más haciendo formación en pedagogía de apoyo Waldorf y pedagogía social, para enfocarme hacia la pedagogía de emergencia.

4La antroposofía son las bases filosóficas de la pedagogía Waldorf, desarrolladas por Rudolf Steiner.

5La academia con la que empecé online, durante el confinamiento me ofreció un contrato y dar clases presenciales. Pero, sinceramente, rechacé la oferta porque el sueldo no compensaba por las horas a trabajar. 6,25€/h 200€ al mes cuando por mi cuenta podía sacar bastante más. Así que volví a las clases particulares y con este curso escolar actual ya supero el lustro en experiencia en este tipo de negocios o trabajos.

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